Un Pentecostés


“Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad”

Celebramos Pentecostés (que en griego significa el día número cincuenta) proviene de una antigua fiesta anual que marcaba el fin de la cosecha del trigo y la cebada en la región de Canaán, en la que se establecieron los hebreos. Era la fiesta de las Siete Semanas, 50 días después de la ofrenda de los primeros frutos. Los israelitas le dieron un significado histórico al conmemorar en ella la promulgación de la Ley de Dios en el monte Sinaí, 50 días después de la Pascua que evocaba su liberación de la esclavitud en Egipto.

Para la Iglesia Católica, Pentecostés es la fiesta del Espíritu Santo. El libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta que, 50 días después de la Pascua,

Solemos mostrar ambiciones personales, pero en esta fiesta de Pentecostes, la gran noticia es la venida del Espíritu Santo que transforma a los corazones y hace que actuemos como generosos testigos.

Pentecostés es una fiesta litúrgica importante en la iglesia católica porque marca el inicio de la vida de la iglesia. los discípulos de Jesús reunidos en oración junto con María, su madre, recibieron el Espíritu Santo para realizar la misión de proclamar, ya no sólo para un pueblo sino para toda la humanidad, la Buena Noticia de una nueva Ley: la ley del amor universal enseñada por Jesucristo.
Los discípulos viven la experiencia de sentirse inmersos en el amor de Dios, amados y acogidos. Esta es una muestra de que el amor cambia a las personas, los intereses egoístas se anulan.

El Espíritu transforma, encamina, santifica y aclara lo que se enredó en la torre de Babel. Este relato nos enseña que el orgullo de los planes personales es causa de confusión, se pierde comunicación. El drama de la incomunicación entre seres humanos crea abismos entre los amigos, los enamorados, esposos, padres e hijos.

Entonces, si el proyecto de la torre de Babel es la incomunicación y los proyectos sumamente egoístas, Pentecostés es el culmen de la comunicación, el lenguaje es el amor y servicio con generosidad. Hoy, el fenómeno de la tecnología de la comunicación no cura la soledad, ni la duplicidad de personalidades, menos la falsedad, se agudiza el abismo entre el corazón y la inteligencia.

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