III Domingo de Cuaresma (C): La parábola de la higuera estéril


“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”»



La higuera estéril, realizado por el poeta e ilustrador Jan Luyken.


 

III Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

Buscando culpables

La culpa es un recurso cobarde pero frecuente que solemos emplear cuando buscamos las causas: ¿Quién es el culpable? 

 

Culpo a otros o de manera indirecta también a Dios, “él me creó así”, “todo lo hago por él”, etc. Puedes tomar todo el tiempo que quieras para buscar explicaciones, después de todo, Dios te lo concede. Culpar crea la ilusión de la auto-justificación, de sentirse bien. Y así se culpan los esposos, las vecinas, los amigos, los hermanos, …

 

A propósito ¿quién tiene la culpa de la guerra? O de las guerras, no de la más publicitada del momento. En este tiempo de guerra la primera víctima es la verdad. ¿Quién es el culpable de la pandemia? Cuando la ‘infodemia’ beneficia a las farmacéuticas más ricas del mundo.

 

Quién es el culpable de los acontecimientos desafortunados como los terremotos, diluvios, huracanes, etc. El prejuicio religioso o el mecanismo culpa-castigo no nos puede llevar a afirmar que los desaparecidos fueron pecadores. Es mejor pensar en que los expertos deben mejorar sus técnicas y usar la inteligencia prodigiosa que les regaló Dios para prevenir y no lamentar.

 

Regresar a Dios - Conversión

Jesús rompe todo vínculo simplista de prosperidad o fatalidad. A él mismo, sin duda al mejor hombre de la tierra, lo van a juzgar, condenar, asesinar de manera vergonzosa. Sus palabras nos llevan a la misma condición de pecadores; estamos en el mismo valle de propuestas, de pensamientos tendenciosos al mal. 

 

En esta línea, tenemos una cuaresma en la vida, un tiempo para la vigilancia, para el cultivo de valores como la paz, la justicia, la fraternidad. Es no dejar de apostar por la fertilidad en el amor fraterno y divino. 

 

La parábola de la higuera estéril

La higuera estéril suele ser dañina para la tierra que la cobija, por ser frondosa es engañosa y echa a perder otras plantas con su sombra. Para un agricultor es conveniente desaparecerla.  

 

Pese a su evidente esterilidad, a su vida sin frutos agradables, a la decepción de sí misma y de quienes la rodean, recibe un tiempo para convertir su frondosidad en bellas flores y sabrosos frutos. Esa higuera soy yo, también tú.

 

La oportunidad para vivir el tiempo de la flor y los frutos dulces está regalada por el mismo Dios. Eres esa planta que merece la muerte, pero hasta Dios te espera, así se entiende la misericordia.

 

Dios te espera, es misericordioso, pero la guerra sigue estallando, las masacres se siguen dando. Construir una cultura de paz y fraternidad es urgente. Si se pueden evitar los muertos de la guerra, del narcotráfico, de la delincuencia organizada, etc. No le culpemos a Dios. No está castigando nuestras faltas. Él también se aflige con nosotros y nos acompaña como a su pueblo en el desierto.  

 

Palabra del Papa Francisco

LLAMAMIENTO Y ORACIÓN POR UCRANIA

Queridos hermanos y hermanas, en el dolor de esta guerra hacemos una oración todos juntos, pidiendo al Señor el perdón y pidiendo la paz. Rezaremos una oración escrita por un obispo italiano.

Perdónanos la guerra, Señor.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros pecadores.
Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, muerto en brazos de la madre en un bunker de Járkov, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, enviado veinteañero al frente, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que ves todavía las manos armadas en la sombra de tu cruz, ¡ten piedad de nosotros!

Perdónanos Señor,
perdónanos, si no contentos con los clavos con los que atravesamos tu mano, seguimos bebiendo la sangre de los muertos desgarrados por las armas.
Perdónanos, si estas manos que habías creado para custodiar, se han transformado en instrumentos de muerte.
Perdónanos, Señor, si seguimos matando a nuestros hermanos, perdónanos si seguimos como Caín quitando las piedras de nuestro campo para matar a Abel.
Perdónanos, si seguimos justificando con nuestro cansancio la crueldad, si con nuestro dolor legitimamos la brutalidad de nuestras acciones.
Perdónanos la guerra, Señor. Perdónanos la guerra, Señor.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ¡te imploramos! ¡Detén la mano de Caín!
Ilumina nuestra conciencia,
no se haga nuestra voluntad,
¡no nos abandones a nuestras acciones!
¡Detennos, Señor, detennos!
Y cuando hayas parado la mano de Caín, cuida también de él. Es nuestro hermano.
Oh Señor, ¡pon un freno a la violencia!
¡Detennos, Señor!

Amén.

 

 PAPA FRANCISCOAUDIENCIA GENERALAula Pablo VIMiércoles, 16 de marzo de 2022

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9

En aquel tiempo se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”.
Pero el viñador respondió:
“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».


Pintura

Grabado que representa la parábola de la higuera estéril, realizado por el poeta e ilustrador Jan Luyken. Biblia Bowyer, Bolton.

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