“Pues ve y haz tú lo mismo”
En la cultura judía, los mandamientos tenían implicancias civiles, no tienen el sentido de prohibiciones, pero lo entendemos mejor si recordamos que estos mandamientos los da Dios a Moisés en el Monte Sinaí, pero después de que el pueblo ha tenido la experiencia de la esclavitud del Faraón de Egipto.
Los mandamientos, son palabras para acercarse a Dios y a los demás, para hacerse cada vez más libres, o como se dice “caminar con la cabeza en alto”. Por ejemplo: ¿Quien impone su voluntad caprichosa, explota laboralmente a la comunidad sin darle el descanso al que tiene derecho, abusa de las mujeres, se apropiaba de sus bienes,... se sentirá libre?
Es claro, entonces, que amar a Dios y al prójimo con toda el alma, el corazón y la mente nos hace libres. Sin embargo, como siempre queremos “escurrirnos” astutamente, podemos caer en la crítica agresiva a los demás, culparles. Es común que muchos hablen mal de los demás para indirectamente presentarse como los buenos. No des vueltas sazonando la negatividad contra las personas. Actúa sin límites a favor de los demás como te gustaría que lo hagan contigo. “'ama a tu prójimo como a ti mismo”
Jesús, se encuentra con un experto Maestro de la Ley que dice no saber quién es su prójimo. Le cuenta la parábola del Buen Samaritano que sorprende con un giro en donde el herido es el que va sanar al samaritano. Muchos podemos estar heridos en el camino, el problema no son las heridas, sino evitar que nos curen. ¿Cuánto cambiaría nuestra vida si nuestro prójimo sería Jesús? Prójimo, cercano, más próximo a nosotros.
Siguiendo el ejemplo de la “caja boba”(TV), sigo creyendo que cada vez necesitamos de mensajes que se sintetizan en: Ama a tu prójimo como a ti mismo… Pues ve y haz tú lo mismo.
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