sábado, 24 de marzo de 2012

Domingo V de Cuaresma – Ciclo B (Juan 12, 20-33) – 25 de marzo de 2012



“Si alguien quiere servirme, que me siga”



Una de las últimas frases de la Primera Dama del Perú fue: ¨tomar el toro por las astas¨ al referirse a la autoridad firme del gobierno contra los mineros ilegales. Son ilegales porque no les dejan ser legales. Parece ¨innovadora¨ la acción del gobierno, ojalá les ¨llegue la hora¨ a las mineras formales (tremendo globo de campaña y primera decepción del pueblo), a la corrupción en el poder judicial, a la inseguridad ciudadana (el miso gobierno prometió liderar en su discurso del 28 de julio), a solucionar los 152 conflictos sociales activos y 77 latentes,… ¡Tomen el toro por las astas!

Las comunidades campesinas, de la selva y otros de la costa también han tomado ¨al toro por las astas¨. No quieren que contaminen sus tierras, defienden el agua, el desierto, las plantas y los animales de la selva. Tanta injusticia, tanto egoísmo, parece que la ¨plata viene sola¨ y además forra no sólo los bolsillos, también las ¨caras duras¨.

Pero cómo tomar ¨al toro por las astas¨ si es bravo, usa su fuerza para perseguir líderes, cerrar cuentas,… Claro que lo pueden hacer con los mansos. Se han denunciado varias muertes. ¿Es necesario que existan muertes, injusticias? ¿Tiene que morir alguien para que el fruto sea el respeto a los Derechos Humanos?

¨Llegó la hora¨ se dice cuando ya estamos listos para enfrentar algo nuevo, quizá temeroso. Es una frase determinante como: ¨llegó la hora de la verdad¨. La suerte ya está echada, las autoridades ya han decidido su muerte. Pero, no le quitan la vida porque él mismo la da. No le roban la vida, él miso la quiere entregar.

Llegó la hora del tiempo crucial, la cruz, la gloria se manifiesta. Y es que la vida verdadera se consigue solamente muriendo, como el grano de trigo para dar fruto. Pero no significa que le guste la muerte, sino que el justo va a la muerte como consecuencia de la injusticia humana. Además, la obediencia radical de Jesús, la coherencia con la predicación de la verdad.

Entre la verdad de Dios y la de los hombres, la humana lo llevó al madero, la divina al cielo. Se acerca la celebración de la pascua, Jesús, un hombre cabal al servicio de su Padre y, por tanto, para sus hermanos. Jesús ganó la vida porque la vivió para los demás. ¿Estaremos ganándola también nosotros?

domingo, 18 de marzo de 2012

Domingo IV de Cuaresma – Ciclo B (Juan 3, 14-21) – 18 de marzo de 2012



“Dios amó tanto al mundo, que le dio a su Hijo único (...)”



El amor, cuándo no, casi siempre incomprendido. Una historia que nos muestra un amor insistente y un corazón resistente. Muere por amor y el hombre mata porque no sabe valorar el amor.

El S. VI a.C. para los judíos está marcado como el final del destierro a Babilonia y el inicio de una nueva etapa en la que es reconocida la providencia de Dios.

El destierro más que ser expulsados de su tierra y sus bienes, significa perder vidas, la libertad, la fe en Dios, el culto a Yahveh en el Templo de Jerusalén. Esta página de dolor expresada en las Lamentaciones llevo a descubrir que Dios es fiel y que no se olvida de ellos.

Como en nuestra historia y la de muchos pueblos, los dirigentes no tienen el corazón en su pueblo sino en sus propios intereses y negocios. A ellos les interesa las inversiones y las relaciones internacionales más que las soluciones a las necesidades de su pueblo. Campea la injusticia, no buscan la armonía, menos a Dios, los valores morales están tergiversados. Los peligros lo advirtieron los profetas Jeremías e Isaías a su debido tiempo sobre la infidelidad que desprecia al amor.

Este pueblo de Dios, desterrado por sus infidelidades, es liberado por Ciro, rey de Persia. El regreso es interpretado como una acción de Dios creador, el que lleva nuestra historia. Nace la esperanza, la alegría, un nuevo camino, una nueva forma de ver a Dios, de experimentar su presencia, de sentir que el mal no es más superior que el bien.

Que Jesús el Hijo de Dios llegue a la cruz por la incomprensión de los hombres, por que las autoridades se interesan más por sus intereses que por la fe auténtica, por la fe más que por el amor,… está de sobra resaltado el amor. Hoy sólo cuenta el amor. ¿Creemos que Jesús nos ama? Si no es así, naturalmente, buscaremos el conflicto, la injusticia, la infidelidad, el pecado, la cruz,…

domingo, 11 de marzo de 2012

Domingo III de Cuaresma – Ciclo B (Juan 2, 13-25) – 11 de marzo de 2012


“¡No hagan un mercado de la casa de mi Padre!”

“Hecha la ley, hecha la trampa” parece ser un lema de algunos legisladores o estudiosos de las leyes que buscan siempre una rendija legal para aprovecharla. Ya puedes tener la razón humanamente, pero legalmente no. La ley es clara, pero hay tantas (leyes, interpretaciones) que se necesita de especialistas.
Los edificios en torno al tema legal crecen cada día más como la problematización de nuestra vida. Con la constitución Política del Perú podríamos regirnos bien, pero… El fallo de un juez es tan importante que incluso teniendo muchas posibilidades de ganar puedes perder. La interpretación de la ley necesita iniciación y profundización.
Algo parecido sucedía con la Torá, la ley de Moisés con el maravilloso compendio del querer de Dios para el hombre. Jesús mismo recomendó al joven que cumpla los mandamientos. Sin embargo en el contexto judío se incrementó la cantidad de leyes, vaciándolas de su auténtico sentido.
La Ley debería proteger al hombre, su santidad, su dignidad. Ser un camino a la libertad. Con los mandamientos la humanidad se adelanta siglos en el respeto integral a la persona, no individualmente sino en relación con Dios y con el prójimo. Jesús lo sintetiza en algo sencillo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón... y a tu prójimo como a ti mismo" (Lc 10,27).
Jesús comienza a ver la Ley como un camino a la santidad, a la liberación. Cuando ingresa al templo, -espero no protesten los protectores de animales- y expulsa a los animales que estaban para el culto, no es que se puso a pegarle a la gente. No está loco tampoco, sino que los animales son el “sustituto” del sacrificio y con este acto profético quiere decirnos que la relación con Dios es nueva y personal, sin “sustitutos”.
Es un acto que molestó a muchos comerciantes, teniendo en cuenta que los judíos están a punto de celebrar la pascua, fiesta religiosa, congrega a muchos que van en peregrinación hasta la ciudad de Jerusalén. Por ello, es un acto profético, critica duramente a una religión “sin corazón” con la que se busca manipular a Dios.
No es que Jesús esté contra la ley o condene el culto, sino que se la ha vaciado de su sentido, de la vida, de su dignidad, de su amor y misericordia. Más que un culto legal es saber servir, saber dar la vida por los demás.
Jesús se juega la vida en “nombre de Dios” y le aplicarán también la ley en “nombre de Dios”. Jesús les critica duramente diciendo que levantará el templo en tres días, Dios no puede permitir que se asuma una muerte injusta y le Resucita. Él mismo es el templo, el sumo Sacerdote, la ofrenda, se sacrifica.
La locura de la cruz está allí precisamente, en que se sacrifica y obtiene vida. Estamos llamados no a ser esclavos de la ley sino a vivir el sentido en el camino a la libertad. No se trata de problematizar las leyes, sino de buscar la auténtica justicia. Ojalá que los legisladores y los profesionales en leyes se preocupen por la persona humillada y maltratada por una sociedad de consumo que no se detiene ante ningún valor para alcanzar el lucro y la ganancia.