lunes, 26 de mayo de 2014

"Ama y haz lo que quieras..." (San Agustín)




 “Si me amán, guardarán mis mandamientos”
Sexto Domingo de Pascua – Ciclo A (Juan 14, 15-21) 25 de mayo de 2014


Es una realidad, quien no ama no le interesa la obediencia o la buena comunicación, no le interesa guardarse, lo acaba con su ego y su  lujuria. Esto es clave para la vida espiritual, solidez afectiva e inteligencia emocional. No es difícil experimentar en la vida cotidiana cómo la gente se maneja por sus propios intereses o por el amor; incluso los propios intereses son ráfagas de reclamos para disfrazar la navaja que va hiriendo, de muerte, lo que se ha ido construyendo basado en el amor. Por tanto, sólo el amor puede dar la capacidad del encuentro con Dios, con el ser amado y con los demás.
Así como en el amor hay algo inspirador, el amor de Dios tiene la acción del Espíritu Santo. Jesús lo llama “Espíritu de la verdad”, “otro defensor”; también San pedro: “Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios” que habita en nosotros y nos comunica su amor. De muchas maneras para decirnos que el amor de Dios se manifiesta siempre en nuestra intimidad espiritual y en toda la historia.
El gesto de amor de parte de Dios no es valorado en su real dimensión. Por ello, para algunos, el leer la Sagrada Escritura, participar de la eucaristía, vivir un retiro espiritual, se presentan como última opción, y en muchos casos es una obligación. Si la obligación está primera no nace el amor, pero si en el amor nace lo demás se asume libremente. Mejor dicho, nuestra vida espiritual cristiana no se la vive como una obligación sino como una experiencia que brota del amor de Dios.
La ternura de Jesús es como la de una madre: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.”(Jn 14, 15-21).
Sólo el amor de Dios nos puede dar la salud espiritual. Sin este amor, lo demás sólo son palabras bonitas, gestos diplomáticos, mera obligación, auto engrandecerse,… el amor de Dios perdura, lo demás es una pasión inútil. La pasión te puede hacer  expulsar a la gente, verlos como cosas inservibles que ya no sirve ni para reciclar. El amor, en cambio, es eterno, perdura, inspira, cuida, acoge, respeta,… dice la verdad porque tiene el Espíritu de Dios.

jueves, 22 de mayo de 2014

Absurdo 1



Rio cordial

Mucho frío... pocas praderas...
y el río suena al golpe de la lluvia...
cual cerebro de elefante el río recobra sus recorridos,
así es su naturaleza, lleva la fuerza turbia, arrastra con todo...
sí… mucho frío,
el poncho es cómplice y el sombrero pierde forma.
Pero, sale triunfante el astro y despereza los huesos;
las ranas, los pájaros, los gallos, las vacas y el cordero sacuden la monótona lluvia;
el río sigue sonando; la armonía va arrancando sonrisas;
miradas al cielo;
retoma la vida, secar lo mojado.
La Madre tierra ya tiene lista la menta, el hinojo, el cedrón, el anís, ... se va el frío.
Las flores silvestres se visten de gala;
Y el hombre,
entiende que hay caminos polvorientos, llenos de barro, praderas, nuevos paisajes,
y que el río sigue sonando, debajo el sauce, cual estaciones de Vivaldi con sus alegretos y bemoles... Un poquito de vida.

domingo, 11 de mayo de 2014

Una puerta que no se abre es una trampa




Cuarto Domingo de Pascua – Ciclo A (Juan 10, 1-10) 11 de mayo de 2014

 “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”
 
“Pastos abundantes” promete Jesús, es decir una vida plena. En un mundo de insatisfechos la vida plena es buscada con el aire en la garganta. Este anhelo es irrenunciable: se felices.
  
¿Soy feliz con: el esposo, un enamorado, los estudios, el trabajo, mi carácter,…? El pastor, las ovejas y los ladrones son los personajes que dibujan nuestra forma de ser y proceder en esta vida.

En la granja “La Collpa” de Cajamarca, los turistas quedan maravillados al ver cómo las vacas escuchan la voz del pastor que les llama por su nombre y caminan hacia su correspondiente lugar.  Es la voz que conduce a su rebaño hacia fuentes tranquilas y por verdes praderas. Los oídos atentos a la voz del amado, no contesta las llamadas de quien no es amado, salta de dicha al escuchar la voz, se le brillan los ojos, pasa la noche tranquila y segura bajo el amparo del buen pastor. Es una búsqueda vigilante de la voz en medio de varias voces.

El pastor es el que abre y cierra la puerta. La función natural de la puerta es: ‘abrir’ y ‘cerrar’, no tiene sentido que tengas la puerta sólo abierta o siempre cerrada. ¿Cómo está tu puerta? ¿Permites a otros entrar y salir por tu puerta? ¿Estás tan abierto que no tienes espacio para tu propia intimidad y para permitir la intimidad de los demás? ¿Vives bajo llave, encerrado frente a lo distinto, frente a los otros? ¿Entran dos a la vez? No hay violencia ni prejuicios, menos un corazón esquivo. Cada quien sabe a quién abrir su puerta, su intimidad y depende de cómo usan esta intimidad. Un tema lindo pero difícil en la sociedad de los insatisfechos. La gran puerta es justamente el Buen Pastor, Jesús.

En este texto podemos ser como ovejas (obedientes o descarriladas), como el pastor o como los ladrones. Los ladrones tienes estrategias impresionantes para robar. Roban a Dios del corazón de las personas, a la Virgen María de la dignidad de la mujer, a la iglesia de la comunidad creyente,… Se quieren robar todo, sin escrúpulos, sin misericordia. Nuestra sociedad de insatisfechos está saqueada. Lo que era amor exclusivo ahora es un supermercado; lo que era fidelidad ahora es un cóctel y fuga; familia ahora es cubículos aislados; lo que era Dios hoy es auto justificación; lo que se llamaba respeto ahora es ‘te uso’; cuidado de los hijos ahora es ‘que alguien se ocupe mientras yo me divierto’; lo que era sacrificio ahora es ‘yo quiero gozar’. Los ladrones no quieren a la oveja, quieren su lana y carne para adquirir ganancias y siguen en su turismo emocional para dañar a lso demás.

Realmente todavía andamos como ovejas sin pastor, estúpidamente seguros de nuestros logros, autosuficientes, hedonistas,… Necesitamos pastores que nos hablen de esas miserias, de las ‘periferias existenciales’.