domingo, 27 de septiembre de 2015

Sumar y restar



“El que no está contra nosotros, está a nuestro favor”




Domingo XXVI del tiempo ordinario – Ciclo B (Mc. 9, 38-43.45.47-48) – 27 de septiembre de 2015


Seguir a Jesús no tiene la química de ser parte de un grupo mercenario. No se trata de que se pertenece a una marca registrada, tampoco de hacer apologías ignorantes, no se pertenece a un grupo con cupos de ingreso limitados, su cobertura es ilimitada, su teoría no es tener más gente en el menor tiempo con el mínimo esfuerzo, no hay lugares privilegiados…
En esta operación sólo se suma lo que une y se resta lo que divide. Por eso, hay que tener mucho cuidado con los diálogos mezquinos. Muchas discusiones en las calles por saber cuál es la mejor iglesia, la verdadera, la auténtica, la que tiene la única salvación. Son sólo robots programados para la defensa y la división. ¿Cómo se podrá defender la autenticidad si sólo se muestra ignorancia y engaño? Las mentiras son armas dañinas pero que rebotan.

Una muestra de que se puede sumar fuerzas para defender o promover la justicia, la vida, la paz se ha podido ver con la presencia del papa Francisco en la "Zona Cero" de Nueva York -donde se levantaban las Torres Gemelas- para un encuentro en el que rezó junto con representantes de otras religiones una "oración por la paz", en homenaje a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001. En el Perú también hay eventos como la “Marcha por la Vida” y el día de la biblia. Es decir, la gran Verdad nos une para defender la justicia y la paz.

Sin embargo, Jesús no sólo pide sumar y regala una cátedra de tolerancia a sus discípulos para restar lo que hace daño. También habla de la mano, el pie y el ojo como ocasión de maldad. Con la mano apartas, golpeas, señalas, empujas, piñizcas, se cierra, muestras el puño, arañas, alojas suciedad,  … con el pie pateas, caminas, te escapas, corres, giras, soporta tu peso abundante o liviano, hospeda hongos y olores desagradables, tropiezas,… Con el ojo miras, las ventanas de tu alma devoran, odian, se vengan, seducen; son las intenciones de urdir mentiras, calcular engaños, decir palabras convenientes, mirar a la persona como sujeto manipulable, utilizable,… Cortar todo eso es casi replantear la vida. Existen personas que viven felices pero llega el momento que la estropean porque son mitómanos.

Jesús no sólo hace ver a los discípulos que es importante sumar y por ello se debe ser tolerantes sino también que es escandaloso abusar de los humildes, de los débiles, de los fáciles de ser engañados, de los manipulables, utilizables, descartables, coleccionables. La soberbia no permite quebrarse, pero el corazón acelera la sangre cuando es invadida por la autosuficiencia y la impiedad. 


Señor Jesús purifica mis intenciones

Corta toda actitud de manipulación en mi interior

Corta la arrogancia de considerarme infalible

Corta mi soberbia para no seguir engañándome

Corta mi egoísmo que me lleva a cometer abusos

Corta la impiedad para no someter a sufrimientos

Corta la mitomanía de mis labios para ser libre

Corta el irrespeto para generar comunión

Dame un corazón disponible para:

Estar a  tu favor,

Ser tu servidor

Decir lo que nos une.


“La mitomanía, por su parte, es un transtorno psicológico que consiste en mentir de manera compulsiva y patológica. El mitómano falsea la realidad para hacerla más soportable e incluso puede tener una imagen distorsionada de sí mismo, generalmente con delirio de grandeza (lo que produce una gran distancia con la imagen real).”
 

martes, 22 de septiembre de 2015

Quieres el éxito? busca SER


“Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el último de todos (...)”

Domingo XXV del tiempo ordinario – Ciclo B (Marcos 9, 30-37) – 20 de septiembre de 2015


Las actitudes van dibujando lo que tienes en tu corazón. Si tienes maldad la reflejas en el maltrato contra los débiles, si tienes bondad la manifiestas en el respeto a los demás.


Es un gran privilegio escucharle al mismo Jesús, los discípulos tienen una predicación personalizada, especial, exclusiva. Pero dicho privilegio no se compara al privilegio que han aprendido en la sociedad.


El gran privilegio de ser discípulo, es decir, abierto al aprendizaje cognoscitivo, actitudinal, humano,… El ser discípulo implica ser como Jesús. Ser como el que es condenado injustamente y abandonado por sus amigos. Jesús está procurando explicarles a los discípulos este camino a la cruz, esas cruces que todos vamos cargando, cómo, sólo Dios sabe, pero aparece la testarudez y su gran preocupación es ¿Quién será el más importante en el grupo? ¿Quién ocupará el puesto más elevado? ¿Quién recibirá más honores?



Estas preocupaciones que desgasta la vida de las personas, a los jóvenes les hace exprimir el bolsillo de sus padres para tener más, a las mujeres llorar su baja autoestima disfrazada de “amor propio”, a los hombres alardear de lo que han logrado. Es una cadena maligna y llena de sufrimiento par quienes siempre andan descontentos, no tienen ni una pisca de agradecimiento porque creen que su inteligencia lo da todo. Es el clamor de un corazón que sufre profundamente la ausencia de Dios, del gran amor de los amores.


Jesús no se deja tratar como ingenuo ni pelele y les pone en evidencia que son infelices presumidos, pues no dirigen bien sus metas, los lugares de honor son, a veces, la silla de la corrupción, de la mentira, de la injusticia, del “más vivo”…


Las dos grandes propuestas para ser feliz las presenta con dibujitos: servicio y humildad, sirviente y niño, disponible y limpio de corazón, el último y pequeño, sin lugar privilegiado y expuesto a la voluntad.


Las actitudes de servicio y pequeñez han sido sacadas de nuestra mente como una apatía o como un signo de debilidad. Las personas prefieren comer tranquilas que servir a las mesas, hacer lo que quieren que la voluntad del Padre Dios, ser tratadas con verticalidad que como hermanos.


Oración:


Dios Padre lleno de amor, 

Quiero ser servidor, 

De esos que te caen en gracia, 

De esas manos fuertes, mente ágil, piernas veloces; 

Enfrentar la vida con humildad, 

Saber valorar el trabajo de los demás, 

Respetar y no maltratar a mis seres queridos. 

Bendice hoy a los niños, 

Lléname de esa inocencia y alegría, 

Dame esa pequeñez llena de esperanza, 

de crecimiento, de futuro y alegría 

Que mis anhelos de honores y privilegios 

No me haga minusvalorar ni insultar, 

No quiero ser injusto, 

No me sueltes a la soberbia, 

Que las ansias de poder, 

No me hagan llenar mi vida de infidelidades, 

Que mi lujuria no insulte a los pobres, 

Que mi pereza no me haga esclavizar, 

Que mi gula no me haga olvidarme de los niños, 

Que mi ira no maltrate a mis seres queridos, 

Que mi envidia no desprecie a los demás, 

Que m avaricia no me doblegue a la corrupción o dependencia, 

Que mi vanidad no me denigre.