sábado, 27 de octubre de 2018

TO 30 B. ¿Quieres dejar de ser estúpido?

Domingo XXX del tiempo ordinario – Ciclo B (Marcos 10,46-52) – 28 de octubre de 2018

¿Qué quieres que haga por ti?
Homilía y Reflexión


















Homilía y Reflexión
Hoy, alguien, diría: “que no sea un estúpido infeliz”

El ciego Bartimeo lo tiene claro. La oportunidad es que lleguemos a la talla espiritual del ciego.

La pregunta es más personal ¿Qué necesitas (tú) para que tu vida sea como Dios manda?

Algunos aspectos que considero fundamentales:
- Ser agradecidos, respetuosos y honestos.
- Seguir a Dios implica humildad y perdón.

En el plano social: aparecen las situaciones más estúpidas. La gente “sana” regañando a un “ciego”. Recuerdo a un cura que paralizó la consagración para regañar a un anciano porque no se arrodillaba, pero éste tenía la pierna enyesada. Un “serenazgo” quitándole la carretilla a un niño. Un congresista ‘mochando’ el sueldo a sus trabajadores. El legislativo desesperadamente protector de los delincuentes. Unos “aplausos protocolares” de guerra. Un poder judicial de la injusticia. Los victimarios haciéndose las víctimas. Mucha plata poca libertad. Poder, pero no decisión. Elegir sin albedrío (monumento a la estupidez). 

Es decir, la guerra, la migración, el narcotráfico, el contrabando,… tiene una raíz en algún corazón egoísta, en algún (a) estúpido(a) infeliz que perdió el sentido del otro como hermano y lo puso al margen del camino para hacer su propio camino.

Un ciego, Bartimeo, con nombre propio, pasó a la historia porque necesitaba darle sentido a su vida con los ojos de la fe. Es decir, más que recuperar la vista quería seguir a Jesús.

El camino que recorre es interesante, vive entre sus conciudadanos fichado como ciego y al margen del camino, se siente castigado por Dios, apenas escucha del Nazareno grita a todo pulmón: “Jesús, Hijo de David”. Imagínate a un ciego corriendo sin manto ni bastón, guiado sólo por la voz de Jesús y de la gente que le dice: “…Te llama”.

Jesús hace en púbico este milagro porque públicamente será reconocido digno del camino de Dios, efectivamente, Bartímeo le seguirá a Jesús por donde caminaba.

“Jesús le dijo: –¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:  –Maestro, que pueda ver”. 

- Ver: mis grandes cegueras, mis indiferencias, mis omisiones, mis errores, mis egocentrismos,...

- Ver: mis talentos, milagros, alegrías, prójimos, las cosas buenas de la vida,… el camino de la felicidad.

Homilía y Reflexión


Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,46-52


En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado al borde del camino pidiendo limosa. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: 
–Hijo de David, ten compasión de mí. 
Muchos le regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: 
–Hijo de David, ten compasión de mí. 
Jesús se detuvo y dijo: 
–Llamadlo. 
Llamaron al ciego diciéndole: 
–Ánimo, levántate, que te llama. 
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. 
Jesús le dijo: 
–¿Qué quieres que haga por ti? 
El ciego le contestó: 
–Maestro, que pueda ver. 
Jesús le dijo: 
–Anda, tu fe te ha curado. 
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Homilía y Reflexión

domingo, 21 de octubre de 2018

TO 29 B. Ni saben lo que piden. Entre ladrones.

La cruz de Cristo 
o morir entre ladrones

Domingo XXIX del tiempo ordinario – Ciclo B (Marcos 10, 35-45) – 21 de octubre de 2018


Homilía y Reflexión

“Un congresista se encontraba muy grave en el hospital, y decía que va morir como Cristo. Doblaron la vigilancia para que nadie lo crucifique. Luego le pidieron una explicación y él dijo: “voy a morir entre ladrones”. Ese es el chiste.

El congresista fue elegido para servir a su pueblo, pero terminó robándole. Si ahora que es penado el tráfico de influencias, éstas existen y existirán.  Antes, tener la tarjeta del partido de gobierno significaba tener licencia para abusar. Las licitaciones caracterizadas por su alto grado de corrupción y hoy los manotazos que dan los congresistas a la “no reelección”, nos muestran que el corazón está en el poder o privilegio más que en el servicio incondicional.

La realidad escandalosa es que todavía muchos congresistas no hacen su labor legislativa, sino que ayudan a los alcaldes a presionar a los otros corruptos que esperan “una aceitada” para acelerar los expedientes. Tienen todavía el complejo de secretario judicial que negocia el orden de los casos.

En el lado más personal, es difícil autoproclamarse. Correspondería a un delirio de poder o alguna enfermedad que uno se considere alguien que no es, por ejemplo, el Presidente de la República es uno solo; el Gerente de la Empresa es unos solo. De la misma manera, en la iglesia, se vería fuera de lugar a un sacerdote actuando como obispo, a un seminarista celebrando como presbítero, a una novicia con complejo de superiora dictadora. Como dicen: “de todo hay en a viña del Señor, pocas uvas”.

Santiago y Juan, discípulos de Jesús, quieren negociar un puesto en el Reino. Directo al grano, “hermanito”. No buscaron ninguna “vara”, aunque el evangelio según San Mateo dice que fue la madre. Que suele ser clamor aceptable, como el protagonismo de la madre de Paolo Guerrero. Para un madre no hay hijo malo.

Los discípulos, ‘hijitos de mamá’, están fuera de lugar. Aunque los otros ‘hipócritas’ están en la misma danza, fingen “escándalo”. Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, están dispuestos a beber el cáliz y a bautizarse como Cristo en su gloria. Jesús les orienta el radar: “no saben lo que piden” y, por tanto, ni lo que viven.

En síntesis: Sirvan y donen su vida por los demás. Es decir, si piensan, que el cáliz y el bautismo es una fiesta para buscar poder, abusar del pueblo, … merecen la cruz de los ladrones, no la de Cristo. Así, no podrás, o como lo Acuñó mi paisa: “serás feliz cuando logres la felicidad”.

Homilía y Reflexión

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 35-45

En aquel tiempo [se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
–Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.
Les preguntó:
–¿Qué queréis que haga por vosotros?
Contestaron:
–Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Jesús replicó:
–No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?
Contestaron:
–Lo somos.
Jesús les dijo:
–El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.]
Jesús, reuniéndolos, les dijo: (en la fórmula abreviada: reuniendo a los Doce, les dijo:)
–Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.



Homilía y Reflexión

domingo, 14 de octubre de 2018

TO 28 B. ¿Todo se puede comprar...?

Domingo XXVIII del tiempo ordinario – Ciclo B (Marcos 10, 17-30) – 14 de octubre de 2018


¿Qué debo hacer 
para alcanzar la vida eterna?

Homilía y Reflexión

Somos casi por naturaleza lujuriosos y nuestra naturaleza es creada con el aliento eterno. Parece, que el amor a las riquezas y el amor a la vida eterna son antagónicos en nuestra vida y lo comunicamos con nuestro estilo de vida.

Si revisamos la historia de cada uno de los corruptos encarcelados y los que andan “libres” en América Latina, fueron especialmente políticos con vocación de servicio; pero pierden su libertad por lujuriosos. ¿Qué los llevó a robar a su propio pueblo? ¿En qué momento se sienten con mas derecho que su pueblo, no piensan en el futuro de los niños?

Pero la corrupción no es solo un pecado de políticos, también suele ser de religiosos. Las iglesias suelen ser imagen del amor a la riqueza o del amor a Dios. Entra en un templo, de cualquier credo, todos dicen ser hijos de Dios que cumplen los mandamientos, pero patearan alto si te metes con “su dinero”. ¿En qué momento aburguesaste tu vocación pastoral?

Recuerdo muy bien a un administrador del dinero común que siempre andaba comentando su proveniencia de familia adinerada, también sobre los pocos ingresos, calificaba a los otros como ladrones. Todos quedábamos callados y como diciendo: “este hombre es el único que puede encargarse de administrar el dinero, sólo él puede salvar esos grandes problemas”

La historia mostró que se guardaba el dinero, subía el sueldo a sus amigos, se compraba la mejor medicina, invitaba a los suyos a comer en restaurantes, daba regalos y le encantaba recibir regalos en secreto, se agarraba las donaciones, etc. Pero él siempre se presentaba como el joven rico, tan pretencioso, “cumplía los mandamientos desde niño”, hacía caridad. Es decir, el joven rico, quería comprar hasta la vida eterna, y seguir siendo esclavo de sus riquezas.

Hasta Jesús se quedó triste. Este joven rico cree que puede salvarse y no que Dios le salve. Es tan pretencioso que casi no necesita de Jesucristo. En su lógica se puede comprar todo, incluso el cielo. Es tan virtuoso que la virtud de la humildad le sobra. Es esclavo de sus riquezas y lo seguirá siendo, aunque trabaje para el Reino de los cielos. Nunca puede ser último porque se siente con derecho a ser el primero. Es decir, se acerca como santo y Jesús vino por los pecadores. Lo seguimos los pecadores, los santos ya están en el cielo.Por eso Jesús le dice “no hay nadie bueno más que Dios”

Homilía y Reflexión

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 17-30


En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:
–Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le contestó:
–¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.
Él replicó:
–Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:
–Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo–, y luego sígueme.
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
–¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:
–Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
Ellos se espantaron y comentaban:
–Entonces, ¿quién puede salvarse?
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
–Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.
[Pedro se puso a decirle:
–Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo:
–Os aseguro, que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones–, y en la edad futura vida eterna.]

Homilía y Reflexión