sábado, 27 de abril de 2019

II Domingo de Pascua (C). Tomás, apóstol, de las heridas no duda

“Si no veo en sus manos las heridas (...) no lo podré creer”

Yo dudo, tú dudas, él duda,…  y así conjugamos la duda en nuestras palabras y acciones. Si alguna vez dijiste: “Ver para creer”, quizá todavía no salgas de esa ruleta. De eso no lo dudes, necesitas ver más allá de tus candados existenciales. No puedes dudar de tu existencia.




La incredulidad de Santo Tomás.  STOM, MATTHIAS.    Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado


II Domingo de Pascua. Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C) (Homilía, Reflexión)

De las heridas no dudes


Si tus niños son más preguntones que los griegos, no les respondas con un libro, no seas leguleyo; somos, lectores, intérpretes de los libros. Si el niño sigue preguntando es porque necesita comprender y tú puedes ser quien escucha bien las preguntas para responder pedagógicamente, paciencia, el baby no puede creer lo que no capta. 

Y “creer sin haber visto”, parece tan difícil. Creer te puede llevar a ser ingenuo. Nuestras entrañas espirituales buscan el sentido en: el amor, las ansias de libertad, de eternidad. Hay algunos que dudan demasiado y no dejan de amar tanto, “¿ah, tu caso?”.

En este juego agnóstico como principio de conocimiento, necesitamos de complementar la duda con el creer. Ya San Agustín lo va luchando en “las Confesiones” de lo más íntimo de su intimidad; igual lo hará Santo Tomás de Aquino con sus 520 dudas en su Suma Teológica.

Quizá no puedas explicarte por qué amas a tal persona, o por qué tu madre te ama a pesar de, Dios vino para liberarnos a pesar de… Cuántas veces habrás dicho: “huy, no te conozco, eres un misterio”. Tus dudas son resueltas con el abrazo de tu madre, igual podrías dejarte abrazar por el mismo Dios, aunque te suene a misterio o fantasías, pero si lo necesitas, eso es realidad.

Ahora, piensa en los discípulos que no tenían duda de que las autoridades judías querían acabar con los seguidores del gran Jesús, de quien por momentos dudan, todos, no sólo Tomás (cf. Jn 20,19 y 26). Pero también tienen la certeza de la vida: comieron y bebieron con Jesús, les trató como amigos no como sirvientes, les dio las claves para entender el Reino: Resucitó, se apareció, les regala el Espíritu Santo en Pentecostés. El miedo y la duda, la duda y la certeza, la palabra y la amenaza convivieron  desde el 30 d.C. hasta el Edicto de Milán que da libertad a los cristianos (313 d. C.). Hoy, los últimos ataques terroristas contra los cristianos no recrean de cómo el miedo quiere aplacar la fe, y de cómo la fe en Jesucristo es la gran fuerza para ofrecer incluso la vida.

Jesús, sigue con ellos. Para Tomás y nuestras dudas, la resurrección es tan asombrosa que es difícil creerla. Ha tenido su desenlace en un:  “¡Señor mío y Dios mío!” (Jn 20,24-29). Pero antes, Tomás, apela a lo único cierto: las heridas de los clavos y la lanza de la injusticia y la burla.

Tus niños te preguntan tanto, pero te aman más. Los que preguntan por soberbia o por una disciplina pintada de ideología, hay allí un cerebro cerrado, miedoso, sesgado, no quiere la verdad, sólo su luz absolutamente escéptica. Ojo, incluso en esos casos, Jesús no abandona, de pronto muestre más evidencias que a Tomás, ya pasaron mas de 2000 años.

Si te obsesiona la duda por descubrir cuantos niños mueren por la pobreza, la puedes resolver con la ciencia. Pero si te obsesiona la duda sobre la persona que amas, o cerraste tus puertas por miedo, mejor no te cases. Necesitas vivir para ver las heridas de los Cristos del alma. Son innegables las heridas de Cristo hechas por manos humanas. Eso sí no dudes en la necesidad de cúrate primero; ¿si dudas de los argumentos de los otros por qué no puedes dudar del tuyo?.

Finalmente, en la duda y la certeza, queda claro, debes eliminar los cerrojos de tu vida para despertar, calzarte, vestirte, y seguir recorriendo el horizonte de tu vida, como el “enviado del Padre”. 

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos.

Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
–Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
–Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
–Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
–Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
–Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
–Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
–Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomás:
–¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
–¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.

  

domingo, 21 de abril de 2019

Domingo de Resurrección: Está vivo!

“¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo?”

Far Angelico. Resurrection of Christ and Women at the Tomb (Cell 8)


Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C) domingo de Resurreccion Homilía/Reflexión


¡Felices pascuas de resurrección! Es el saludo y buena noticia que recorre al cristianismo en este domingo. Si yo hubiera resucitado me habría ido ante Pilatos, el sanedrín, Herodes, a decirles “acá estoy para arreglar cuentas”, pero la pedagogía de Cristo es puro amor.
Son días difíciles.  Desde la última cena, no has sonreído, estás asustado, descepcionado, escondido,… tu amigo Judas se suicidó, Pedro, lo ha negado tres veces y varios han huido. Posteriormente, ya Pedro reemplaza a Judas porque comprenden que la mediocridad no puede arruinar el plan de Dios. Estás noches pavorosas te han generado preguntas: ¿es auténtico su mensaje? ¿por qué no usó su poder? ....
¿Qué entiende cuando dices: “Felices Pascuas de Resurrección? Después de la muerte de tu gran amigo es lógico que estés triste, pero si alguien te dice que tu amigo está vivo de hecho te alegrarás mucho, pero necesitarás verlo. la noticia comienza a ser misteriosa, difícil de creer, el mismo apóstol Tomás es celebre por su “ver para creer”.
Ya sea por amistad o curiosidad te acercas al sepulcro, aunque los judíos no lo hacían porque las consideraban impuras. Aquel sepulcro vacío te genera innumerables preguntas y también lanzarías, cual Magdalena, alguna hipótesis : –«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» ¿Quiénes lo robarían? Algunos infieren una vieja costumbre: los guardias han sido sobornados.

Entonces, no podemos con carbono 14, ni con el teorema de Pitágoras mostrar la resurrección. Sólo nos quedafiarnos de los testimonios de las personas más cercanos, se apareció a las mujeres, a su madre María, a los apóstoles y como a 500 más. Después de ver como mataron a Cristo y a los cristianos, no sé si te quedaría ganas de testificar como lo hicieron miles de mártires de la fe.

Recuerda, sin la resurrección el cristianismo sería una falacia, una iglesia de cobardes y mediocres. Estos testimonios del resucitado están en las Sagradas Escrituras y nos queda fiarnos de ellos: los apóstoles, la virgen, los testigos; 

Jesús, siempre se refiere trabajar por un mundo de justicia y de paz, sin esta caridad, no hay cielo; ni resurrección. Si Jesús, sólo se quedaba en la muerte, sería un personaje filantrópico, incluso revolucionario, pero no sería necesaria la fe. Esta fe nace en el acontecimiento de la mañana, ante el sepulcro vacío; allí la luz vence a las tinieblas y el amor al odio.

En el relato del sepulcro vacío causa curiosidad que las primeras en descubrir, escuchar y anunciar que Cristo ha resucitado sean las mujeres. Y más curioso, ni los apóstoles las creen; menos las autoridades romanas o judías.

En el fondo, las autoridades son superadas por la resurrección, porque resucitar autentifica a Dios hecho hombre, y las multitudes dejarían de ser esclavas, de creer en la autoridad opresora. Jesús no usa su poder divino para apabullar a las autoridades, no cedió a esa tentación pese a que le pidieron y forzaron, hizo guardar la espada a Pedro; no importó ser avergonzado porque Dios llama, no violenta, a tu puerta (cfr. Apoc 3). Los tiranos sólo te pueden llevar a la muerte, allí es su límite, Dios resucita. 

¡Feliz Pascua de resurrección! Es el grito de un amigo, de un discípulo que se alegra de corazón y vida como para estar convencido de que Dios una vez resucitado entre los muertos ya no muere más, con la seguridad de los discípulos: “Nosotros hemos comido y bebido después de la resurrección”.




Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9

Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C)

 

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
–«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

sábado, 20 de abril de 2019

Mataron a su esposo este viernes

Mataron a su esposo y ella debe perdonar

En este viernes santo seguro estás impresionado por esa mujer que mataron a su esposo.
Esa mujer desgarrada porque han matado a su esposo. Su esposo es el sentido de su vida, sólo él puede liberarla, y lo han matado, él ha puesto el pecho, libremente, como víctima por los reales culpables.
Esa mujer, joven, anciana, con sus plegarias, sus cantos tristes, sus aclamaciones, sus esperanzas, sus lágrimas, sus lindos recuerdos, sus dudas, sus vestimentas … resiste las negaciones y ataques. Tiene que ser fuerte, aunque por momentos le falte el esposo, debe superar muchas dificultades.
Aunque esa mujer quizá se desespere, y asista a los funerales sin pena, logra asumir la esperanza, la fe. Asume una actitud ya no de víctima, sino de convicción, pues su esposo tenía la mejor lucha, y no la ha perdido, ella está para continuarla, sin perder tiempo, con la clave de la caridad, con la ilusión y el brillo de los ojos de los discípulos de Emaús.
Esa mujer, en viernes santo, al ver a su esposo traicionado por un amigo de su confianza, difamado, apuñalado, empapado de sangre, muerto por esa hemorragia, colgado como el más vil delincuente. Su madre, se acerca, cansada de clamar ¡piedad! Para abrazar y sentir el cuerpo del hijo de sus entrañas. Esa mujer, cual madre, abraza a ese cuerpo inerte, sufre esta tempestad.
La mujer, con la experiencia de la vida, va transformado el amor. Hoy, con el corazón añicos no tiene apetito, un pedazo de pan que sobró la cena anterior, sólo toma agua para recobrar el sudor y lágrimas. Se ha cubierto con su velo negro para no mostrar sus ojeras.
La mujer tiene en el corazón a su esposo, cierra los ojos y revive cada momento de amor que lo hace eterno, cada palabra original y transformadora, las enseñanzas, los caminos recorridos, etc.
Sus ojos vencidos por el cansancio y e sueño se van refrescando, brillando. Siente al esposo presente. Ahora ya tienen sentido cada acto y palabras. Su camino de soledad ha finalizado. Ya no puede dejar de hacer lo que él quiso. 
Si esta dama no llora, no revive cada detalle de seguro terminará en los brazos equivocados, o amargada, frustrada, soberbia, lujuriosa, excluyente, condenadora, etc. Si el amor la llevó al dolor, con dolor nació para el amor. 
Es decir, la esposa y el esposo se amarán por siempre.
Cristo, el esposo, con mucho sacrificio y con amor, ha escogido a la iglesia para ser Su esposa (Efesios 5:25-27). Tal como hubo un período de desposarse en tiempos bíblicos, durante el cual la novia y el novio estaban separados hasta la boda, así mismo la esposa de Cristo está separada de Su esposo durante la era de la iglesia. La responsabilidad de la novia durante el período de esponsales, es ser fiel a Él (2 Corintios 11:2; Efesios 5:24). En la segunda venida de Cristo, la iglesia estará unida con el esposo, y se llevarán a cabo las "bodas", y de esta manera se restaurará la eterna unión de Cristo y Su esposa (Apocalipsis 19:7-9; 21:1-2).

jueves, 18 de abril de 2019

Sacerdote des-ubicado



















Carta de un sacerdote des-ubicado a un amigo ubicado


Hola, hoy puedo contarte sobre cómo pasé el día del sacerdote. De verdad, también se celebra su día recordando el día que Jesús instituyo la Eucaristía y por consiguiente el servicio sacerdotal, además añadió el lavado de los pies para celebrar la caridad fraterna.

Sigo, cual cronista peligroso, eso, a veces puede confundir lo que piensa con la realidad. Esta mañana desperté y mi corazón funcionó, mis piernas se agilizaron por el “pasillo de los suspiros” (yo lo llamó así) hasta aquella histórica basílica para el oficio y los laudes.

Un aire fresco propio de esta colina, se ve iluminada la ciudad por el sol primaveral. Estaba concurrido el coro, obvio, es un día para agradecer de que Jesús nunca pidió currículos ni ningún tipo de antecedentes a sus discípulos; confió en el corazón y la libertad para amar.

En tanto avanzaban las oraciones en el “idioma de los ángeles” se cargaba el café y me agitaba la respiración. Los estudios, los desvelos, las lágrimas, la soledad y la libertad. La familia, los que te quieren y los que dicen quererte. En fin, la historia de toda persona al servicio siempre tiene sus momentos volcánicos y caminos insospechados.

Muy sorprendido. Todos sabemos que celebramos el mejor día del año, pero parece una razón teológica. Quería decirles ¡feliz día!, de hecho, felicité a algunos, pero la respuesta era sin sal.  Esta celebración solitaria en la custodia personal está llena de culpa y alegrías.

Procuré llegar rápido a revisar mis correos, nadie me escribió. Revisé las redes y muchos estaban colgados, enlazando los medios de las noticias internacionales. Y entonces dije, esperemos, será más tarde. Finalmente asumí que en realidad estamos para servir y no debemos aspirar a los primeros sitios, menos un saludo. ¿Me notas superficial ahora?

Parezco desubicado. Queremos ir al reino de los cielos y muchos están pensando en una isla paradisiaca, creemos en los procesos y ahora vale lo “inmediato”, buscamos la justicia y otros las circunstancias, queremos evitar el pecado y a pocos les vale nada la idea.

Te cuento ésto porque debes saber que necesitamos del amor de madre, de padre, de hermanos, de amigos. De nuestros hermanos de comunidad. Testimonios de felicidad o amargura, pero testimonios al fin. Necesitamos de la fe, del amor, de la misericordia, de tus cuestionamientos. Incluso, sus críticas agudas y gestos arriban a nuestra vida como una alerta de Dios. He tolerado críticas salpicadas de bilis y de ignorancia; con tristeza y compasión.

A la tarde, me alegró “por todos” el saludo de alguien que no esperaba. Su valoración la sentí sincera, no de cliché ni por salir del paso.

Llegó el momento esperado. Todo un fariseo, esta vez pasé primero por la ducha. Llegué con el corazón en la mano llena de peticiones. Como sabrás, cada sacerdote tiene peticiones al elevar el Pan y el Vino, siempre están presentes los más cercanos a tu corazón, padres, hermanos, amigos, personas que te lo piden,…

Sucedió algo extraordinario, seguí los cantos y las lecturas, la predicación, la meditación, sin palabras para Dios, porque su misericordia es grande. Llegó el momento del lavado de los pies. Y alguien me dijo: “tú también”, me resistí, pasmado, luego accedí a recibir el premio, había pasado por la ducha entonces no había qué temer.

Eso es, seguir a Jesús, siempre serás un desubicado. Y si cada vez Jesús está más ausente, entonces, serás más des-ubicado.

* Carta autorizada para su publicación, 18 de abril de 2019, mail: ....

sábado, 13 de abril de 2019

“El hombre crece cuando se arrodilla.” (Alessandro Manzoni)

El Burro Vanidoso

Archivo: clarin.com

Autor: Jesús Medina Mariño


 “Una vez un burro vanidoso llegó a su casa muy contento, muy feliz, y no dejaba de sentirse orgulloso... Su mamá le preguntó: ‘Hijo, ¿por qué tan contento y altivo?’. A lo que el burro vanidoso responde: ‘Ay mamá, sabes que cargué a un tal Jesucristo, y cuando entramos a Jerusalén todos me decían: Viva, viva, salve... viva, viva… y me lanzaban flores y ponían palmas de alfombra’. “Entonces la madre le dijo: ‘Vuelve otra vez a la ciudad, hijo, pero no cargues a nadie, promete que no cargarás a nadie más’. “Al otro día el burro vanidoso fue, y de regreso venía llorando y muy triste, demasiado triste, y le dijo a su mamá: ‘Ay mamá, no puede ser, no puede ser’. Ella le preguntó: ‘¿Qué te pasa, hijo?’. ‘Mamá, nadie se fijó en mí, me echaron del lugar, pasé desapercibido entre las personas y hasta me echaron de la ciudad’. “La mamá se le quedó mirando y le dijo: ‘Eso le pasó, hijo, porque usted sin Jesús... ¡es solo un burro!’. “ 

narración
Literatura/ Poesía

Domingo de Ramos. C.


"El pueblo aclamaba..."

File:Giotto di Bondone - No. 26 Scenes from the Life of Christ - 10. Entry into Jerusalem - WGA09206.jpg




Homilía
Reflexión

Domingo de Ramos: Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C)

Las manifestaciones populares son diversas, por ejemplo: los defensores de la ecología, de los animales, de los Derechos Humanos, etc. Son las que vemos por TV, nunca vemos protestar a los macro empresarios, a las clínicas diciendo “no al aborto”, a los congresistas proponiendo leyes que mejoren la calidad de vida, menos a los agnósticos o ateos reclamando trabajar en feriados de Semana Santa.

La concentración popular del domingo de Ramos no tiene la bilis de víctimas, sino el corazón de la esperanza. Jesús no tienen una ONG para financiar a los 12, no necesita de cobertura audiovisual para justificar sus gastos, no nos cobrará por representarnos. Es una proclamación espontánea, no una portátil con banderitas y mensajes preparados.

Jesús, no se alardea entrando en carruaje para humillar a sus opositores; entra en un burro, prestado de otro pobre. Lo impactante es el reconocimiento espontáneo que recibe de la gente: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto". La gente sólo tiene su ropa y algunos ramos o palmas para significar el paso de Dios por sus vidas. (No tuvieron plata para pagar alfombras de flores, ni globos, ni avellanas, menos “hora loca”).

Este acontecimiento se significa el Domingo de Ramos, ya desde el siclo IV en Jerusalén. Las personas llevan ramos de palma, olivos y otros árboles, entonan cantos y peregrinan hasta el templo.

Así, se celebra el Domingo de Ramos, se inicia con la procesión, bendición de ramos y se continúa con la eucaristía, donde se proclama la vida, Pasión y muerte de Jesucristo (Lucas 22, 14 - 23, 56). Se finaliza el tiempo de cuaresma y se da inicio a la Semana Santa. 
Como se proclama la pasión, el sacerdote usa la estola y la casulla de color rojo, del martirio y del amor.

Estoy seguro de que esperas esta fecha de Semana Santa, para estar junto a tu familia, para revisar al menos los perfiles de los históricos personajes de Semana Santa. De pronto, identificas en tu interior, a un fariseo, un escriba, a Herodes, a Pilatos, al Soldado, a Pedro, a Juan, a Judas, a la Magdalena, a la virgen María, a la Verónica, a José de Arimatea. 

Quizá ya pasaste por varios perfiles. Uno mas: el pueblo, un colectivo que el domingo de Ramos dice “Bendito el que viene en nombre del Señor” y luego gritará: “crucifícalo”. O de pronto estás pensando en la defensa de la ecología y no usar ramos pero propongas una vorágine de compras de ramos artificiales. 

Por último, quieras consumir el alimento de los pobres, el pescado, pero como el mercado no cree en nadie y en su descarado aprovechamiento mercantilista te haga propaganda para consumir el pescado costoso. No te dejes engañar, el viernes de pasión puedes hacer ayuno o dejar de comer carne, atún y pescado y no pasa nada, te hará bien a tu bolsillo, a tu estómago y a tu familia.

“Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y gastos innecesarios” (L. S.,203).

BERTIN, NICOLAS. París, 1667 - París, 1736. Cristo camino del Calvario, XVII - XVIII. Óleo sobre lámina de cobre, 55 x 77 cm.




Evangelio del día

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 22, 14 - 23, 56

[C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos, y les dijo:
+ He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el Reino de Dios.
C. Y tomando una copa, dio gracias y dijo:
+ –Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios.
C. Y tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
+ –Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.
C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa diciendo:
+ –Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.
Pero mirad: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del Hombre se va según lo establecido; pero ¡ay de ése que lo entrega!
C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso.
Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo:
+ Los reyes de los gentiles los dominan y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve.
Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿verdad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el Reino como me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi Reino, y os sentaréis en tronos para regir a las doce tribus de Israel.
C. Y añadió:
+ Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti para que tu fe no se apague.
Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos.
C. El le contestó:
S. Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.
C. Jesús le replicó:
+ Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.
C. Y dijo a todos:
+ Cuando os envié sin bolsa ni alforja, ni sandalias, ¿os faltó algo?
C. Contestaron:
S. Nada.
C. El añadió:
+ Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: «fue contado con los malhechores». Lo que se refiere a mí toca a su fin.
C. Ellos dijeron:
S. Señor, aquí hay dos espadas.
C. El les contestó:
+ Basta.
C. Y salió Jesús como de costumbre al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo:
+ Orad, para no caer en la tentación.
C. El se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y arrodillado, oraba diciendo:
+ Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.
C. Y se le apareció un ángel del cielo que lo animaba. En medio de su angustia oraba con más insistencia. Y le bajaba el sudor a goterones, como de sangre, hasta el suelo. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo:
+ ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación.
C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gente: y los guiaba el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús.
Jesús le dijo:
+ Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron:
S. Señor, ¿herimos con la espada?
C. Y uno de ellos hirió al criado del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha.
Jesús intervino diciendo:
+ Dejadlo, basta.
C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él:
+ ¿Habéis salido con espadas y palos como a caza de un bandido? A diario estaba en el templo con vosotros, y no me echásteis mano. Pero ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas.
C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y Pedro se sentó entre ellos.
Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y le dijo:
S. También éste estaba con él.
C. Pero él lo negó diciendo:
S. No lo conozco, mujer.
C. Poco después lo vio otro y le dijo:
S. Tú también eres uno de ellos.
C. Pedro replicó:
S. Hombre, no lo soy.
C. Pasada cosa de una hora, otro insistía:
S. Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.
C. Pedro contestó:
S. Hombre, no sé de qué hablas.
C. Y estaba todavía hablando cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces». Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él dándole golpes.
Y, tapándole la cara, le preguntaban:
S. Haz de profeta: ¿quién te ha pegado?
C. Y proferían contra él otros muchos insultos.
Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y letrados, y, haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le dijeron:
S. Si tú eres el Mesías, dínoslo.
C. El les contestó:
+ Si os lo digo, no lo vais a creer; y si os pregunto, no me vais a responder.
Desde ahora el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.
C. Dijeron todos:
S. Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?
C. El les contestó:
+ Vosotros lo decís, yo lo soy.
C. Ellos dijeron:
S. ¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.]
C. El senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y letrados, se levantaron y llevaron a Jesús a presencia de Pilato. Y se pusieron a acusarlo diciendo:
S. Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.
C. Pilato preguntó a Jesús:
S. ¿Eres tú el rey de los judíos?
C. El le contestó:
+ Tú lo dices.
C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la turba:
S. No encuentro ninguna culpa en este hombre.
C. Ellos insistían con más fuerza diciendo:
S. Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.
C. Pilato, al oirlo, preguntó si era galileo; y al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.
Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verlo hacer algún milagro.
Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los letrados acusándolo con ahínco.
Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.
Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:
S. Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya véis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.
C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa diciendo:
S. ¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.
C. (A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.)
Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:
S. –¡Crucifícalo, crucifícalo!
C. El les dijo por tercera vez:
S. –Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. As¡ es que le daré un escarmiento y lo soltaré.
C. Ellos se le echaban encima pidiendo a gritos que lo crucificara iba creciendo el griterío.
Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús.
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él.
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
+ –Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: «dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes: «desplomaos sobre nosotros» y a las colinas: «sepultadnos»; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?
C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.
Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:
+ –Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
C. Y se repartieron sus ropas echándolas a suerte.
El pueblo estaba mirando.
Las autoridades le hacían muecas diciendo:
S. –A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.
C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:
S. Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
S. –¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.
C. Pero el otro le increpaba:
S. –¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.
C. Y decía:
S. –Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.
C. Jesús le respondió:
+ –Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.
C. Era ya eso de mediodía y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
+ –Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
C. Y dicho esto, expiró.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios diciendo:
S. Realmente, este hombre era justo.
C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvían dándose golpes de pecho.
Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.
Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de ellos), que era natural de Arimatea y que aguardaba el Reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.
Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. A la vuelta prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.

miércoles, 10 de abril de 2019

Qué suerte he tenido de nacer



Qué Suerte He Tenido de Nacer
Alberto Cortez



Qué suerte he tenido de nacer
Para estrechar la mano de un amigo
Y poder asistir como testigo
Al milagro de cada amanecer

Qué suerte he tenido de nacer
Para tener la opción de la balanza
Sopesar la derrota y la esperanza
Con la gloria y el miedo de caer

Qué suerte he tenido de nacer
Para entender que el honesto y el perverso
Son dueños por igual del universo
Aunque tengan distinto parecer

Qué suerte he tenido de nacer
Para callar cuando habla el que más sabe
Aprender a escuchar, ésa es la clave
Si se tiene intenciones de saber

Qué suerte he tenido de nacer
Y lo digo sin falsos triunfalismos
La victoria total, la de uno mismo
Se concreta en el ser y en el no ser

Qué suerte he tenido de nacer
Para cantarle a la gente y a la rosa
Y al perro y al amor y a cualquier cosa
Que pueda el sentimiento recoger

Qué suerte he tenido de nacer
Para tener acceso a la fortuna
De ser río en lugar de ser laguna
De ser lluvia en lugar de ver llover

Qué suerte he tenido de nacer
Para comer a conciencia la manzana
Sin el miedo ancestral a la sotana
Ni a la venganza final de lucifer

Pero sé, bien que sé
Que algún día también me moriré
Si ahora vivo contento con mi suerte
Sabe dios qué pensaré cuando mi muerte
Cuál será en la agonía mi balance, no lo sé
Nunca estuve en ese trance

Pero sé, bien que sé
Que en mi viaje final escucharé
El ambiguo tañir delas campanas
Saludando mi adiós, y otra mañana
Y otra voz, como yo, con otro acento
Cantará a los cuatro vientos

Qué suerte he tenido de nacer

Que Suerte He tenido de nacer

https://www.letras.com/alberto-cortez/que-suerte-he-tenido-de-nacer/

domingo, 7 de abril de 2019

"Todos son santos cuando hablan de los pecados ajenos"

"La gente critica lo mismo que ellos hacen a escondidas"


¿Y ahora quién te lapida?

Tus prejuicios, injusticias, infidelidades, 
Malas intenciones, 
Te lapidan y también lapidas.

Si eres mujer, soltera, viuda, divorciada;
La familia te lanza las piedras más filudas,
La pareja te culpa, y te deja desprotegida,
Los vecinos ensayan soluciones sesudas;
Tus amigos, unos acompañan tus salidas,
Otros, complican con versos y bebidas.

¿Quién te lapida?
¡Yo tampoco, camina, aleja el mal de tu vida!

Si eres anciano, jubilado o pensionista,
El Congreso te lanza la ley de  soles miserables,
Los hijos te convierten en su financista,
Otros, se lanzan a engañarte, cuervos rapaces.

¿Quién te lapida?
¡Yo tampoco, camina, aleja el mal de tu vida!

Si naciste en esas cunas de pan y agua,
Te lanzan una educación que no edifica,
Legislan estudios para los que no calificas,
Nunca creas, hasta instrucciones masticas,
Serás lanzado a todo motor cual máquina,
Para consumir lo que el gerente planifica.

Te lapidan, 
Te lapidan.


¿Quién te lapida?
¡Yo tampoco, camina, aleja el mal de tu vida!


Los escribas y los genios de la economía,
Los legalistas y los fariseos moralistas,
La masa apasionada no es tan analista,
Tú, el gran chivo de catarsis colectiva,
Tu pecado sale a la vista,
No importa ya tu vida,
Sólo vale la normativa,
Piedra en mano ya está lista,
Te sentencian con locuaz diatriba,
Esta mujer sólo es carnada fija,
Con trampa y ley arriban,
Jesús sólo mira, escucha, 
Practica alguna caligrafía,
Silencio denso les invadía,
Una pecadora parece sin salida,
¿El pecador se escaparía?
¿O el plan moral y legal fallaría?
Lo cierto de esta historia que lapida,
Es una “mujer” aturdida,
sólo la ternura de Dios la salvaría.

¿Quién te lapida?
¡Yo tampoco, amina, aleja el mal de tu vida!

Queremos mas justicia,
Respetar cada vida,
Sólo Cristo lanzar podría,
Esa piedra que lapidaría,
Y también sólo él perdonaría,
Recuperar tu dignidad te tocaría,
En el pecado la gracia abundaría,
Quien escucha la palabra divina,
Prejuicios y piedras dejaría,
En tierra caminaría,
Por el desierto de su vida.


¿Quién te lapida?
¡Yo tampoco, camina, aleja el mal de tu vida!

Si pecaste, fallaste, te equivocaste,
Mira bien quién te lapida,
No serán manos salvavidas,
Sino clamores por sus propias vidas,
Y compañeras de tus plegarias tupidas.

¿Quién te lapida?
¡Yo tampoco, camina, aleja el mal de tu vida!



narración
Literatura/ Poesía
(Autor: Laepi) (Calle 7)