sábado, 26 de marzo de 2022

IV Domingo de Cuaresma (C): Parábola del hijo pródigo

La historia de una Padre 

 


Regreso del hijo pródigo (Leonello Spada, museo del Louvre)



IV Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)


Había una vez un Padre bueno, y sus hijos no podían creer que eran amados, y amados más allá de sus propias fuerzas. Entonces, sus hijos lo respetaban como padre, pero en el fondo no le creían. Unos, querían manipularle emocionalmente con sus dádivas, y otros, darle la contra con sus celos y egoísmos.

 

El padre sabía, cómo sus hijos malgastaban su fortuna, le robaban, le pedían hasta las pocas monedas de su jubilación. Entonces, es cuando es difícil comprender las historias que exponen padres de manos abiertas con hijos llenos de codicia, madres de corazón generoso con hijos colmados de malas intenciones.

 

El padre escuchaba, con los oídos del corazón, las palabras de sus hijos, lejanos y cercanos, equivocados y autorreferenciales. Cómo no le va zapatear el corazón al escuchar el ruido de la puerta, del que se va, o del que viene. Como cada madre, conoce el corazón del que se va, insatisfecho, anhelando una aventura nueva; y también el del satisfecho, sus auto-represiones, justificaciones, cumplimientos.

 

El padre espera, cual orfebre o agricultor, cada paso de sus hijos, los quiere felices. En el horizonte cada silueta tiene un nombre, un qué hacer, un continuo descubrimiento del para qué existo. Donde vayan, la dimensión del sentido de la vida late y quema. En esos caminos espinosos está, como la madre, cicatrizando a su creatura de sangre, de agua, de huesos finitos, de cenizas cuaresmales.

 

El padre respeta la libertad de sus hijos, en sintonía con el aire y el sol, desde la aurora hasta el ocaso, con la luna durante la noche. Deja las puertas abiertas, las lámparas encendidas, la mesa con el pan caliente y el vino envejecido. En medio de los desprecios, sabe que sus hijos le necesitan. 

 

El Padre ve, ciego de amor, cada rostro que se le aparezca de regreso, para abrazarle, besarle y revalorar su dignidad. Cómo no ser materno ante un corazón contrito que regresa, a palabrear o reclamar, para disimular su culpa, pero en el fondo está sediento del agua viva de su creador.

 

Y la madre no sólo conserva cada cabello de sus hijos, sino que limpia, aromatiza y están listos: un buen vestido, un anillo, unas sandalias. Además, de prepararse el mejor cordero a la parrilla para celebrar el reencuentro y todo mientras haya vida. Y, sin duda, los músicos deleitan con armonía celestial aquella viña, terrena y eterna, de cada corazón, de toda la familia.

 

¿Te identificas con el padre? 

Un padre sabe, escucha, espera, respeta, ve, cuida, hace fiesta. Se dice: “de tal palo tal astilla, de tal fruto su semilla”, o "de tal padre, tal hijo", "de tal madre, tal hija". Entonces, la historia de los hijos te será más familiar y más fácil de contar.

 

Palabra del Papa Francisco

 

Los hijos pueden decidir si unirse a la alegría del padre o rechazarla. Deben interrogarse sobre sus propios deseos y sobre la visión que tienen de la vida. La parábola termina dejando el final en suspenso: no sabemos qué cosa ha decidido hacer el hijo mayor. Y esto es un estímulo para nosotros. Este Evangelio nos enseña que todos tenemos necesidad de entrar a la casa del Padre y participar de su alegría, en la fiesta de la misericordia y de la fraternidad. Hermanos y hermanas,  ¡abramos nuestro corazón, para ser “misericordiosos como el Padre”! Gracias.

Catequesis del Papa Francisco sobre el hijo pródigo y el Padre Misericordioso, en la audiencia general del miércoles 11 de mayo 2016

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:
“Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.
Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo:
“Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros».
Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Y empezaron a celebrar el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Este le contestó:
“Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”.
Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Entonces él respondió a su padre:
“Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”.
El padre le dijo:
“Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».


Pintura:

Regreso del hijo pródigo (Leonello Spada, museo del Louvre)

sábado, 19 de marzo de 2022

III Domingo de Cuaresma (C): La parábola de la higuera estéril


“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”»



La higuera estéril, realizado por el poeta e ilustrador Jan Luyken.


 

III Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

Buscando culpables

La culpa es un recurso cobarde pero frecuente que solemos emplear cuando buscamos las causas: ¿Quién es el culpable? 

 

Culpo a otros o de manera indirecta también a Dios, “él me creó así”, “todo lo hago por él”, etc. Puedes tomar todo el tiempo que quieras para buscar explicaciones, después de todo, Dios te lo concede. Culpar crea la ilusión de la auto-justificación, de sentirse bien. Y así se culpan los esposos, las vecinas, los amigos, los hermanos, …

 

A propósito ¿quién tiene la culpa de la guerra? O de las guerras, no de la más publicitada del momento. En este tiempo de guerra la primera víctima es la verdad. ¿Quién es el culpable de la pandemia? Cuando la ‘infodemia’ beneficia a las farmacéuticas más ricas del mundo.

 

Quién es el culpable de los acontecimientos desafortunados como los terremotos, diluvios, huracanes, etc. El prejuicio religioso o el mecanismo culpa-castigo no nos puede llevar a afirmar que los desaparecidos fueron pecadores. Es mejor pensar en que los expertos deben mejorar sus técnicas y usar la inteligencia prodigiosa que les regaló Dios para prevenir y no lamentar.

 

Regresar a Dios - Conversión

Jesús rompe todo vínculo simplista de prosperidad o fatalidad. A él mismo, sin duda al mejor hombre de la tierra, lo van a juzgar, condenar, asesinar de manera vergonzosa. Sus palabras nos llevan a la misma condición de pecadores; estamos en el mismo valle de propuestas, de pensamientos tendenciosos al mal. 

 

En esta línea, tenemos una cuaresma en la vida, un tiempo para la vigilancia, para el cultivo de valores como la paz, la justicia, la fraternidad. Es no dejar de apostar por la fertilidad en el amor fraterno y divino. 

 

La parábola de la higuera estéril

La higuera estéril suele ser dañina para la tierra que la cobija, por ser frondosa es engañosa y echa a perder otras plantas con su sombra. Para un agricultor es conveniente desaparecerla.  

 

Pese a su evidente esterilidad, a su vida sin frutos agradables, a la decepción de sí misma y de quienes la rodean, recibe un tiempo para convertir su frondosidad en bellas flores y sabrosos frutos. Esa higuera soy yo, también tú.

 

La oportunidad para vivir el tiempo de la flor y los frutos dulces está regalada por el mismo Dios. Eres esa planta que merece la muerte, pero hasta Dios te espera, así se entiende la misericordia.

 

Dios te espera, es misericordioso, pero la guerra sigue estallando, las masacres se siguen dando. Construir una cultura de paz y fraternidad es urgente. Si se pueden evitar los muertos de la guerra, del narcotráfico, de la delincuencia organizada, etc. No le culpemos a Dios. No está castigando nuestras faltas. Él también se aflige con nosotros y nos acompaña como a su pueblo en el desierto.  

 

Palabra del Papa Francisco

LLAMAMIENTO Y ORACIÓN POR UCRANIA

Queridos hermanos y hermanas, en el dolor de esta guerra hacemos una oración todos juntos, pidiendo al Señor el perdón y pidiendo la paz. Rezaremos una oración escrita por un obispo italiano.

Perdónanos la guerra, Señor.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros pecadores.
Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, muerto en brazos de la madre en un bunker de Járkov, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, enviado veinteañero al frente, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que ves todavía las manos armadas en la sombra de tu cruz, ¡ten piedad de nosotros!

Perdónanos Señor,
perdónanos, si no contentos con los clavos con los que atravesamos tu mano, seguimos bebiendo la sangre de los muertos desgarrados por las armas.
Perdónanos, si estas manos que habías creado para custodiar, se han transformado en instrumentos de muerte.
Perdónanos, Señor, si seguimos matando a nuestros hermanos, perdónanos si seguimos como Caín quitando las piedras de nuestro campo para matar a Abel.
Perdónanos, si seguimos justificando con nuestro cansancio la crueldad, si con nuestro dolor legitimamos la brutalidad de nuestras acciones.
Perdónanos la guerra, Señor. Perdónanos la guerra, Señor.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ¡te imploramos! ¡Detén la mano de Caín!
Ilumina nuestra conciencia,
no se haga nuestra voluntad,
¡no nos abandones a nuestras acciones!
¡Detennos, Señor, detennos!
Y cuando hayas parado la mano de Caín, cuida también de él. Es nuestro hermano.
Oh Señor, ¡pon un freno a la violencia!
¡Detennos, Señor!

Amén.

 

 PAPA FRANCISCOAUDIENCIA GENERALAula Pablo VIMiércoles, 16 de marzo de 2022

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9

En aquel tiempo se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”.
Pero el viñador respondió:
“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».


Pintura

Grabado que representa la parábola de la higuera estéril, realizado por el poeta e ilustrador Jan Luyken. Biblia Bowyer, Bolton.

sábado, 12 de marzo de 2022

II Domingo de Cuaresma (C): La transfiguración de Jesús

 Este es mi hijo, el elegido, escuchadle… 


Transfiguración de Jesús, de Carl Bloch


II Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)


Si él es el hijo, ¡Escúchale!, quizá sigamos sordos. Si Jesús para escucharle fue a orar, qué nos queda: ¡Orar!


Escena de oración

Todo sucedió mientras Jesús oraba. Durante su oración, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos resplandecían. Además, mientras oraba, aparecen el encargado de liberar a su pueblo de la esclavitud, Moisés, y el gran profeta Elías. Este símil de ‘consejo misionero’ tienen como tema: el éxodo a la resurrección, la impronta del amor, la peregrinación a la ciudad santa, las promesas de vida y fertilidad. 


El rostro de Dios

Hay un clamor interno en nuestra oración: "Tu rostro, Señor, busco. No me ocultes tu rostro" (Sal 26,8-9). Cada rostro nos da una primera idea de confianza, de la mirada sincera. El clamor amoroso por ver el rostro del ser amado está en lo más profundo del ser humano, es el anhelo entrañable de la creatura por conocer a su creador.


Cambiar el rostro es como encajar en la historia de Moisés que en vida sólo pudo ver la silueta de Dios, antes de entrar en la tierra prometida. En esta figura literaria, Moisés se “saca la espina” de ver el rostro de Dios. La misma dinámica sucede con Elías que encuentra a Dios en una suave brisa.  


Es ahora el rostro de la promesa (Lc 9,35. Cf. Lc 2,22), Abraham lo comprende, el de la misericordia y Lucas le tiene como clave espiritual y contemplativa. Jesús revela así su propia intimidad, su identidad, confiada y garantizada por una voz desde el cielo, la misma voz que se oyó a orillas del río Jordán: "Este es mi Hijo, el elegido; escuchadle" (Lc 9,35).


Si Dios parecía una luz inaccesible, ahora resplandece a los ojos de susto y sosiego de los discípulos.


La montaña como experiencia contemplativa

Se sube la montaña, pero antes Jesús ha sido claro, ha anunciado su pasión en Jerusalén. Pedro se opuso, y es escogido junto a Santiago y Juan para ser preparados también para la pasión dolorosa que se acerca.


Es una alegoría al camino de todo discípulo, al compromiso de todo cristiano, especialmente cuando los poderes matan.

 

Estás invitado(a) a subir el camino empinado, cada paso revela la fragilidad humana, cada respiración el ahogo de las luchas internas. En esa subida, están incómodos con Jesús, su confianza está pasando por la lectura histórica de su  experiencia compartida en su liberador. Debe suceder esto porque está en juego la necesidad infinita de Dios y escuchar al Hijo de Dios. 

 

Has llegado a la cumbre, el panorama es distinto, el aire todavía frío y las piernas tambalean. Es el momento de la contemplación, sus ojos son testigos de la oración de Jesús, refrendadas por quienes sufrieron también al subir: Moisés, Elías, Abraham, Isaac, etc. Los discípulos, están como David, quieren construir una casa para el Arca de la Alianza, las tres chozas. Pero se dan cuenta de lo que significa "No sabían lo que decían".

 

Puedes bajar del monte, todavía con dudas, preferirías quedarte en la choza, pero Jesús sigue su peregrinar a Jerusalén y aunque no le comprendas del todo puedes estar seguro de que la vida junto a él ya te hizo diferente. Los discípulos lo expresarán así: 

  • San Pedro afirmará en su primera carta: "Hemos oído esta voz del cielo; estábamos con él en el monte santo"
  • San Juan le escribirá: "Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado con la Palabra de vida, te lo anunciamos para que tu alegría sea completa".

 

El descenso es más soleado para la confianza, es la pascua, el paso luminoso, es la resurrección. La dinámica cristiana, ya en la llanura, en la vida cotidiana tiene un sentido de renovación.

 

Escuchar a Jesús hoy

Es el pedido del Padre pero tengo algunas preguntas a reflexionar.

  • ¿Si hay un anhelo de ver el rostro de Dios porque todavía suenan las esquirlas que los desfiguran?
  • ¿Si hay una promesa, una alianza, por qué la desconfianza ha llegado al grado de la duda, de la sospecha, de la eliminación?
  • ¿Si la transfiguración es una pre experiencia de la resurrección, entonces Jesús puede acompañar y llenar de esperanzas a los crucificados de hoy?

 Te recomiendo leer la meditación sobre la pasión de Jesús en los millones de muertos a causa de los genocidios en el siglo XX.

 

  • ·      Genocidio de los turcos contra los armenios (1915-1923): un millón de muertos.
  • ·      El Holodomor del gobierno de Iósif Stalin contra los ucranianos por hambruna (1932-1934): cuatro millones. 
  • ·      En la Unión Soviética contra disidentes en los Gulags (1930-1960): un millón setecientos mil. 
  • ·      El Holocausto del gobierno nazi de Adolfo Hitler contra los judíos, los gitanos y otros grupos (1941-1945): más de seis millones. 
  • ·      En China la Revolución Cultural de Mao Zedong por hambrunas (1966-1976): treinta millones. 
  • ·      En Ruanda del gobierno hutu contra la etnia tutsi (1994): un millón en tres meses. La masacre de Srebrenica en Bosnia contra los musulmanes (1995): ocho mil.

 

Palabra del Papa Francisco:

“Necesitamos, pues, otra mirada, una luz que ilumine en profundidad el misterio de la vida y nos ayude a ir más allá de nuestros propios esquemas y de los criterios de este mundo. También nosotros estamos llamados a subir a la montaña, a contemplar la belleza del Resucitado que enciende destellos de luz en cada fragmento de nuestra vida y nos ayuda a interpretar la historia a partir de la victoria pascual”.(La Transfiguración, signo concreto del amor de Dios06 agosto 2021, 09:20)

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 28b-36

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba,
el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía.
Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.
Y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

sábado, 5 de marzo de 2022

I Domingo de Cuaresma (C): "Si eres Hijo de Dios" Las tentaciones de Jesús en el desierto

 ¿Qué es la Cuaresma?

  1. Se le llama al perido de 40 días,cuadragésima, es decir, 'cuarentena'
  2. Inicia el Miércoles de Ceniza y termina antes de la misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.
  3. 2022: miércoles 2 de marzo a jueves, 14 de abril.
  4. Temas centrales: oración, ayuno, penitencia. Desde el desierto a las praderas de la vida.
  5. Color litúrgico: morado, significa luto y penitencia.

 

La Tentación de Jesús en la pintura de Ary Scheffer.


 I Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

La gran tentación

 

Las tentaciones de Jesús nos llevan a echarle la culpa al diablo, agente de división, astuto y con argumentos engañosos. Los argumentos se sostienen en la sabiduría bíblica y en la lógica de creer en un Dios Padre Misericordioso. Pero quedarse, allí sería como quedarse en la trama de la acción. Esta escena recorre secas arenas y profundos abismos: los deseos personales tuyos, y también los míos. El corazón humano tiene una ráfaga de pensamientos en torno a tres temas principales: el hambre, el poder, el vivir sin Dios.

 

SolidaridadCambiar las piedras en pan (Lc. 4, 2-4).

El hambre que sufren los millones de seres humanos en el mundo les convierte en víctimas de los mercados injustos. Sería bueno que el valor de cada bala sirviera para el pan de una familia.

 

Los llamados a la solidaridad en los campos de guerras en el mundo son un gran milagro que alimentan con el pan de cada día. La providencia de Dios se puede hacer presente. Aunque, todos quisiéramos, con un sentido de hijos del mismo Dios, que las armas de guerra se convirtieran en pan, la obsesión por el poder se convirtiera en el afán por el servicio. Recemos por esos milagros.

 

Una señal de agradecidos es ofrecer las primicias de la tierra a Dios y a los seres humanos, así lo prescribe el Deuteronomio. ¿Parece un sueño? La tierra ligada a los gestos de unión, de agradecimiento, a la conciencia de que la tierra alimenta gracias a su creador, a su benevolencia. Pero parece que la tentación está en destruir la tierra y matar a su creador.

 

Desiertos de guerra y multitud

Por ello, no importa dónde estén los desiertos, usurpar las tierras es injusto. Ya sea Rusia, Ucrania, Myanmar, Venezuela, etc. La tierra está echa para alimentar a la humanidad no para destruirla, menos para derramar sangre. Los corazones de arena, de piedra quieren milagros de abundancia al margen de la vida. Es decir, en sus gestores existen desiertos llenos de deseos de convertir las piedras en pan; su hambre resulta insaciable.

 

El desierto de la multitud, los lugares inhabitados pero que nos gusta ir. Es como un encuentro de sonámbulos inflados de anonimato y obsesión. Los profundos deseos, los abismos económicos, los sentimientos de arena, … Los supermercados, las estaciones de tren, los aeropuertos, … Escenarios donde deseamos que las piedras se conviertan en pan, en monedas, en algo que nos haga ser aquello que no estamos llamados a ser; allí, las clases y marcas clasifican, nos arrastran, entristecen, generan envidia, la tentación de hacer lo inhumano está a la carta.

 

El desierto de arena seca, durante 40 días, años, … la vida. El valor existencial de los desiertos nos golpea en el silencio, la soledad, el anonimato, el exclusivismo, … En todo caso, no dejamos de ver nuestra desnudez, ante nuestra caducidad y a veces ante Dios. En ese transe, hay una verdad implacable, que como Israel estamos llamados a descubrirla, en la propia identidad, en la dignidad y en el ser hijos del mismo Dios que no podemos prescindir de nuestro Padre, hacerlo nos desnaturaliza.

 

La gran tentación: dudar de Dios. ¿Si eres Hijo de Dios? 

Aparentemente la duda ha triunfado. Querer ser más sagaz que Dios. Muchas maldades actuales parecen cometidas por quienes no ven a los otros como hijos de Dios, y menos se sienten hijos dignos de Dios. La gran tentación de dudar de Dios nos ha invadido en lo más profundo, en el corazón, en la fe.

 

Hoy, no dudes de la presencia de Dios en tu vida. Seguro estás lleno de tentaciones. Déjate ayudar por sus palabras. Permanece firme en el amor de Dios. No pierdas el deseo de que Dios sea Dios en tu vida. 


- Me gustaría comenzar este tiempo de Cuaresma con un pasaje del Principito de Saint-Exupéry. En este cuento, el Principito, sólo en su estrella, se ha hecho amigo de un zorro. Un día viene a visitarlo, pero sin decirle nada. El zorro le reprocha:

 Habría sido mejor volver al mismo tiempo", dice el zorro. ‘Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, empezaré a ser feliz a las tres. Cuanto más tarde sea la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro, ya estaré inquieto y preocupado; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora vestir mi corazón...’ 

Necesitamos rituales. 

 

Necesitamos rituales. Esta es una buena descripción del proceso que emprendemos como Iglesia, año tras año, y que se llama Cuaresma. Necesitamos ritos para vestir nuestros corazones, para redescubrir y afirmar una vez más cuánto nos importa nuestra fe en Jesucristo, cuánto tiene el poder de transformar nuestras vidas. Necesitamos rituales que nos preparen para la gran fiesta del amor, la fiesta de la Pascua, donde Dios da su última y más hermosa palabra para nuestro mundo en su Hijo Jesucristo.” (fr. Yves Bériault, OP)

 

Palabra del Papa Francisco

«en la vida no es fácil interiorizar este concepto, llevarlo a nuestra convicción». Y el porqué es fácil de comprender: «antes de todo porque el diablo es un seductor y nos gusta ser seducidos. A nosotros —subrayó el Papa con énfasis— nos gusta. Y él sabe cómo acercarse; sabe qué palabras decirnos. Despierta nuestra curiosidad, porque todos somos curiosos, y nuestra vanidad: “¿Pero qué dice este?”». En resumen, lo «que le sucedió a Eva, nos sucede también en nosotros. A nosotros: “¡Probad esto! No es como vosotros pensáis, no...”. Es la seducción». Además, prosiguió el Pontífice, «a nuestra vanidad le gusta que piensen en nosotros, que nos hagan propuestas... Y él tiene esta capacidad; esta capacidad de seducir». Por tal motivo «es tan difícil entender» que se trata de «un derrotado; porque él se presenta con gran poder: te promete cosas, te lleva regalos —bonitos, bien envueltos— “¡Oh, que bonito!” —pero tú no sabes qué hay dentro— “Pero, el papel de afuera es bonito”. Nos seduce con el paquete sin hacernos ver qué hay dentro. Sabe presentar a nuestra vanidad, a nuestra curiosidad, sus propuestas». De hecho, añadió el Papa con una imagen evocadora, «va a morir, pero como el dragón, como el cocodrilo —que cuando va a morir los cazadores dicen: “No te acerques al cocodrilo, porque con un golpe de la cola te puede mandar al otro mundo— es peligrosísimo». Y «es un seductor. Se presenta con todo el poder. Y nosotros, tontos, creemos».


Insistiendo sobre lo peligroso que es el diablo, Francisco se detuvo sobre el hecho de que «sabe hablar bien. Habla muy bien». No solo: «sabe también tocar, sabe cantar; incluso el Aleluya pascual es capaz de cantar, para engañar. Es el gran mentiroso, el padre de la mentira». Por otro lado «sus propuestas son todas mentiras, todas». Pero lamentablemente «presenta las mentiras y nosotros creemos. Es un derrotado, pero se mueve como vencedor». Hasta el punto que «es también capaz de darnos luz, ¡ilumina! Pero la luz del diablo es deslumbrante, como los fuegos artificiales, y no es duradera. Un instante, después desaparece». Sin embargo «la luz del Señor es tenue, pero permanente». Por lo que, recapitulando, Francisco recordó que el diablo «nos engaña, nos seduce, sabe tocar nuestra vanidad, la curiosidad y nosotros compramos todo, compramos todo. Y ahí, caemos en la tentación. Si fuera la tentación de un gran guerrero, al menos ha luchado». Pero, dijo el Papa sin medias tintas, «es la tentación presentada por un cobarde —porque es cobarde— por un mentiroso, por un seductor». En resumen, es «un derrotado peligroso».

(Papa Francisco. Frente a las Tentaciones. 8 de mayo de 2018)

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan».
Jesús le contestó:
«Está escrito: “No solo de pan vive el hombre”».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos de! mundo y le dijo:
«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».
Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.


La Tentación de Jesús en la pintura de Ary Scheffer.

Miércoles de cenizas (C): "...y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará"

 Miércoles de ceniza

  1. Inicia la Cuaresma (40 días).
  2. Durante la misa, después de la homilía, el sacerdote bendice e impone la ceniza en la frente de los fieles, incluso las puede recibir un no cristiano. En Roma, especialmente el Papa Francisco impone las cenizas en la coronilla de las personas.
  3. Las cenizas son hechas de las palmas bendecidas el domingo de Ramos del año anterior, rociadas con agua bendita y aromatizadas con incienzo.
  4. En el siglo V para recibir el Sacramento de la Reconciliación las personas se echaban cenizas a la cabeza y vestían un hábito penitencial. En el s. XI, ya se imponen las cenizas como rito dentro de la misa.
  5. La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.
  6. La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años D.C. y a partir del siglo XI, la Iglesia en Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo.
  7. Significado: humildad, caducidad, penitencia.
  8. El origen y final de cada ser humano: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).

 

Archivo:Carl Spitzweg - Aschermittwoch.jpg


“Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo” (Mt 6,1)

 

En un contexto de guerra, el Papa Francisco invitó a vivir una jornada de oración por la paz, el miércoles de ceniza del 2022. La guerra entre Rusia y Ucrania ha puesto a los cristianos en oración por la paz.

 

Según la homilía del Papa Francisco por Miércoles de Ceniza: “la oración, la caridad y el ayuno son las armas del espíritu, y es con ellas que, en esta jornada de oración y ayuno por Ucrania, imploramos a Dios esa paz que los hombres solos no pueden construir”.

 

“Oh Señor, tú que ves en lo secreto y nos recompensas más allá de todas nuestras expectativas, escucha las oraciones de todos los que confían en ti, especialmente de los más humildes, de los más probados, de los que sufren y huyen bajo el estruendo de las armas. Devuelve la paz a nuestros corazones, da de nuevo tu paz a nuestros días. Amén”. 

 

Algunos puntos de la homilía del Santo Padre leída por el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin.

 

La recompensa

“Hay en nosotros, en nuestro corazón, una sed, un deseo de alcanzar una recompensa, que nos atrae e impulsa todo lo que hacemos”

La recompensa a la que puede aspirar la vida de una persona; por un lado, está la recompensa del Padre y, por otro, la recompensa de los hombres.

La recompensa de los hombres, seduce, pero luego decepciona. Los que buscan la recompensa del mundo nunca encuentran la paz. No dejarse deslumbrar por las apariencias, persiguiendo recompensas baratas, que se desvanecen en vuestras manos.

La recompensa de DiosEn este día, que abre el tiempo de Cuaresma, el Señor nos dice «Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo» (Mt 6,1). Esto se debe a que pierden de vista al Padre y a sus hermanos y hermanas. Es un riesgo que todos corremos, por eso Jesús nos advierte: «Tengan cuidado». Es como si nos dijera: “Tienen la posibilidad de disfrutar de una recompensa infinita, una recompensa sin parangón: tengan cuidado, pues, de no dejarse deslumbrar por las apariencias, persiguiendo recompensas baratas, que se desvanecen en vuestras manos”.

El rito de la ceniza, que recibimos sobre la cabeza: signo para reflexionar sobre la caducidad de nuestra condición humana. Es una medicina amarga contra la apariencia.


La apariencia

Es una enfermedad espiritual, que esclaviza a la persona, llevándola a depender de la admiración de los demás. Es una verdadera “esclavitud de los ojos y de la mente” (cf. Ef 6,6; Col 3,22), que lleva a vivir bajo el signo de la vanagloria, de modo que lo que cuenta no es la limpieza del corazón, sino la admiración de la gente; no la mirada de Dios sobre nosotros, sino cómo nos miran los demás. Y no se puede vivir bien contentándose con esta recompensa.

La enfermedad de la apariencia socava incluso los ámbitos más sagrados. Incluso la oración, la caridad y el ayuno pueden volverse autorreferenciales. En cada gesto, inclusive en el más bello, puede esconderse la carcoma de la autosatisfacción

Diagnóstico de las apariencias: desenmascararlas hace mucho bien. En cuaresma, nuestros corazones tienen sed de eternidad, es para volver a la vida, para buscar una cura interna, buscando una auténtica recompensa; la del Padre. 


🙏 La oración

La oración humilde hecha «en lo secreto» (Mt 6,6), en el recogimiento de la propia habitación, se convierte en el secreto para hacer que la vida florezca hacia afuera. No nos dejemos llevar por la prisa, estemos en silencio ante Él.

Si la oración es verdadera, sólo puede traducirse en caridad. Y la caridad nos libera de la peor esclavitud, la de nosotros mismos. 


✋ La limosna

Limosna hecha sin llamar la atención de los demás, da paz y esperanza al corazón. Nos revela la belleza del dar que se convierte en un recibir y así nos permite descubrir un valioso secreto: «La felicidad está más en dar que en recibir» (Hch 20,35).


👐 El ayuno

No es una dieta, sino que más bien nos libera de la autorreferencialidad de la búsqueda obsesiva de bienestar físico, para ayudarnos a mantener en forma no el cuerpo sino el espíritu. El ayuno nos reconduce a darle a las cosas su valor correcto. En concreto, nos recuerda que la vida no debe estar sujeta a la escena pasajera de este mundo. El ayuno no debe limitarse sólo a la comida; en Cuaresma debemos ayunar, sobre todo, de lo que nos hace dependientes.


Pero si la oración, la caridad y el ayuno deben madurar en secreto, sus efectos sin embargo no son secretos. La oración, la caridad y el ayuno no son medicamentos sólo para nosotros, sino para todos; de hecho, pueden cambiar la historia. En primer lugar, porque quien experimenta sus efectos, casi sin darse cuenta, los transmite a los demás; y, sobre todo, porque la oración, la caridad y el ayuno son las principales vías que permiten a Dios intervenir en nuestras vidas y en la vida del mundo. Son las armas del espíritu, y es con ellas que, en esta jornada de oración y ayuno por Ucrania, imploramos a Dios esa paz que los hombres solos no pueden construir.


👉 Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.


Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.


Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.


Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.


Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.


Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.


Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

“El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual”. (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, más precisamente en el artículo 125 del "Directorio sobre la piedad popular y la liturgia).


Archivo:Carl Spitzweg - Aschermittwoch.jpg