sábado, 30 de abril de 2022

III Domingo de Pascua ( C ): "Señor, tú lo sabes todo. Sabes que te quiero”. La pesca milagrosa.

Merecemos una segunda oportunidad. Tú puedes resarcir los errores u horrores del pasado y reconducir tu vida. Si buscas reafirmar, necesitas de gestos, fuerzas e ilusiones. La sabiduría de la experiencia es como un junco necesitado de agua para ser re-encaminado.


La pesca Milagrosa
The Miraculous Draft of Fishes
, 1444. 132cm x 154cm, Musée d'Art et d'HistoireGeneva.


III Domingo de Pascua

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

Reivindicar al Pescador

La nostalgia de la primera pesca

Aquella tarde, ya no hay nada que hacer para Pedro y sus amigos. ¿Qué hacer cuando los grandes sueños se han roto?

 

¿Te ha sucedido que ante la pesadumbre y remordimiento internos sueles buscar hacer algo para mantenerte ocupado? Mientras, otros están hablando de las apariciones de Jesús, Pedro para disimular sus pesares propone a sus amigos hacer lo que hacían antes de conocer a Jesús, pescar.

 

Han regresado a donde el gallo no canta y son expertos desenredando. A 50 kilometro de la cruz, lejos de los leguleyos y soldados. Conocen el lago de Tiberíades y saben como domar el viento, y remar sin miedo en la noche. El frío interior recorre sus mentes que ya se consideraban “pescadores de hombres”, y han regresado a pescar nada.

 

Nos sucede cuando estamos nostálgicos, a veces decepcionados de nosotros mismos. Es como haber perdido el motor, el sentido, la brújula de nuestra barca. También necesitamos regresar y sumergirnos desnudos – como Pedro- en nuestros orígenes o en la primera vez.

 

La alegría de la nueva pesca

La iniciativa humana, casi personal, de Pedro, fracasa; en una noche sin la “luz del mundo” (Jn. 8,12) aparece la frustración. Están dispuestos a seguir, pero necesitan comprender mejor el significado de la resurrección en sus vidas.

 

No tienen ni un pescado para invitar al que ha llegado a pedir “muchachos, ¿tienen un pescado?”. Inmediatamente les pide echar las redes. Así inicia un nuevo amanecer, un paso de la pesca infructuosa a la abundante, de una existencia triste a una apasionada y fértil, en el Evangelio.

 

Acá te planteo un pero. Si esta actitud la aplicas a tu vida, te preguntarás ¿Por qué las cosas bien hechas, conducidas de manera encomiable permanecen estériles? Lo central de la pesca abundante es reconocer al resucitado, aunque al principio no lo ven llegar.

 

Juan lo reconoce: “Es el Señor”. Pedro se sumerge y nada hacia Jesús, no contradicen, sólo obedecen. Así es como la pesca es abundante.

 
El banquete de la contemplación

El contexto, el clima, los pensamientos que les asaltan al escuchar a Jesús les ha dejado atónitos. Es la cena silenciosa, sin preguntas, como conectados por el entendimiento de las respuestas.

 

Contemplan la abundancia, el sentido de lo vivido, los peces y el pan a la brasa. Jesús parte y reparte. Necesitaban de este alimento. No hay palabras que puedan romper el momento místico. 

 

Esta experiencia les fortalecerá para responder a la persecución, a la cárcel, ante el Sanedrín, y tener la convicción de la Resurrección frente a todas las dudas de las primeras comunidades cristianas.

 

La reivindicación del amor

Pedro ha sufrido la tristeza profunda de haber negado a Jesús. El gallo cantó tres veces. ¿Qué palabra podrías tener ante el amigo que abandonaste en los momentos más difíciles?

 

Jesús, es el Resucitado, tiene más que una ventaja moral para reclamar a Pedro. Sin embargo, comienza por una pregunta sanadora. La pregunta se convierte en fundamental para la tierra y el cielo, el gesto de humildad de Dios como necesitado del amor del hombre es arrolladora.

 

Si Dios no fuera humilde quizá no sería tan amoroso y paciente. Pedro que se sentía ya el “satanás” ante Jesús ahora comprende que nunca dejó de ser amado.  

 

“Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Suena más fuerte que el canto del gallo y 3 veces. Mira qué reconfortante será tener o dar la oportunidad a un amigo para reafirmar el amor, para desenredar la red del dolor que se apoderó desde el momento de la negación.

 

“Señor, tú lo sabes todo. Sabes que te quiero”. Esta respuesta le libera y está dispuesto a apacentar las ovejas, a cuidar de la iglesia, a ser pescador de hombres. 

 

Pedro, efectivamente, murió feliz. Lo crucificaron como a Jesucristo por anunciar el evangelio de la verdadera vida, hasta el último aliento de su existencia, en la cruz  ubicada de cabeza, estaba convencido de que merece la pena morir por quien le amó y también amar hasta más allá de la muerte.

 

Que no te pinten pajaritos, ¿realmente allí tienes un amor liberador? Feliz domingo de resurrección.

 

Palabra del Papa Francisco.

 

La mirada de Jesús sobre mí

Tras hacer el recorrido sobre los mensajes de Jesús al apóstol Pedro por medio de sus miradas, el Papa invitó a que cada uno se pregunte: «¿Cuál es hoy la mirada de Jesús sobre mí? ¿Cómo me mira Jesús? ¿Con una llamada? ¿Con un perdón? ¿Con una misión?». Y él mismo responde: «Todos nosotros estamos bajo la mirada de Jesús. Él nos mira siempre con amor. Nos pide algo, nos perdona algo y nos da una misión. Ahora Jesús viene sobre el altar. Que cada uno de nosotros piense: ‘Señor, Tú estás aquí, entre nosotros. Fija tu mirada sobre mí y dime qué debo hacer; cómo debo llorar mis equivocaciones, mis pecados; cuál es el coraje con el que debo ir adelante por el camino que tú has recorrido primero».

 

Ciudad del Vaticano (Viernes, 22-05-2015, Gaudium Press)

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 21, 1-19

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez:
«¿Me quieres?»
Y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».


The Miraculous Draft of Fishes, 1444. 132cm x 154cmMusée d'Art et d'HistoireGeneva.

Esta obra es la más conocida de su autor. En ella se representa un episodio de los Evangelios: la pesca milagrosa que aparece en el capítulo 21 del Evangelio según san Juan, versículos 4-7:

4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
5 Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.»
6 El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar.1​

En primer plano, a la derecha, aparece la figura monumental de Cristo, medio vuelto de espaldas y envuelto en una capa de intenso color rojo. Parece estar flotando por encima de las aguas, por ser un milagro ocurrido después de la Resurrección, por lo que aparece como una aparición posterior a la muerte. En segundo plano aparecen los apóstoles, en su barca, recogiendo con dificultades las redes llenas de peces. Los apóstoles están representados de manera realista, como personas normales aunque llevan halo. Se logran efectos de transparencia de las aguas a través de las finas veladuras del óleo. Detrás se ve un paisaje umbrío, en tonos verde oscuro y con el cielo grisáceo, que se pretende representar con realismo, en una de las primeras representaciones paisajísticas que pretenden ser veraces, al reflejar el lago Lemán o lago de Ginebra en calma, con gran realismo en las aguas. Es uno de los primeros cuadros occidentales que representan un paisaje perfectamente identificable. Los montes que quedan detrás son claramente reconocibles: el Salève o el Dôle que es el que queda encima de la cabeza de Cristo y tiene un perfil muy fácil de reconocer.

Se observa que las cabezas de las figuras están repintadas. Fueron dañadas durante el más intenso período de iconoclasia protestante.

sábado, 23 de abril de 2022

II Domingo de Pascua (C): “¡Señor mío y Dios mío!” La duda de Tomás el Mellizo

La duda puede ser un principio de muerte a Dios, pero especialmente es para testimoniar la fe personal y comunitaria; ambas son importantes y por ello insustituibles. La fe rompe estructuras, muros, miedos, prejuicios, hipocresías.

 

Incrédulo Tomás de Bernardo Strozzi


II Domingo de Pascua

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

Nuestro "Mellizo" en la fe

 

No sé de quién aprendí a decir durante la elevación del pan y del cáliz: “Señor mío y Dios mío”. Es como una antífona que me gusta repetir para expresar algo ante la misericordia de Dios, para sentir que mi capacidad cognoscitiva no llega a desvelar los misterios de su resurrección.

 

Amor sin fronteras

Amarte más allá de la muerte, ser amado hasta la eternidad, romper el tiempo y el espacio por amor. Suena a sentimientos puros y escasos. El amor que se predicó durante la vida sigue mostrándose en una vida distinta.  

 

Si muere un ser querido te llenas la cabeza de preguntas. Después de la resurrección de Jesús sólo podemos desear que suceda lo mismo, que ese ser querido resucite, se manifieste de alguna manera. Esa esperanza nos llena de alegrías e ilusiones y el amor perdure.

 

Si tú fueras uno de los discípulos estarías pensando que Jesús ya está al lado derecho del Padre, en su gloria, en una contemplación eterna. Y de pronto, se aparece, te busca, sigue alimentando los objetivos comunes, la misión. Incluso, es capaz de mostrarte las marcas de la violencia humana, las heridas de los clavos, el costado herido, o mejor dicho, las huellas de su grande capacidad para amarte.

 

Se aparece, traspasa los muros, los miedos, las dudas como las de Tomás, el “mellizo”. Además, sus gestos y palabras son interpretados como una nueva creación, - Gén. 2,7- el soplo del Espíritu Santo ahora te hace recobrar la vida y la seguridad en la misión, igual a la encomendada por el Padre, “como el Padre me ha enviado, así también les envío yo” (Jn 20,21).

 

La paz que necesita el mundo

El saludo de Jesús podría ser una buena intención para los corazones perturbados y los pueblos en guerra. Pero, también es una necesidad real en nuestra vida y en el contexto de aquellos pueblos destrozados por la guerra. Por qué Señor no provocas ya la paz de los pueblos. Cada día se expresan miles de plegarias para que los corazones de los gobernantes caminen hacia la paz, dejen de lado sus intereses económicos y busquen el bien de los que más sufren.

 

Resulta que el anuncio de la paz es una misión clara de cada persona. Este mundo exige que seamos incansables constructores de paz.

 

Ver al Señor resucitado

Yo también quiero ver las llagas del Señor. Y no lo digo por mi obstinada incredulidad, tampoco porque sea un empirista burdo, y menos, por ser un ingenuo de pensar que sólo existe lo que se ve. Conceptualmente, la fe es más que lo anterior. Como fuere, debe haber algo de donde pueda agarrarme en esta escalada.

 

Como seres racionales solemos decodificar los signos, quizá no necesitemos tocar o ver. Cuáles serían los signos que llevaron a Tomás a entender el misterio y hacer su profesión de fe "¡Señor mío y Dios mío!" (Juan 20:28). Sólo sus palabras nos trasportan a una conclusión: reconoce la existencia de Jesús, el Señor, el mismo Resucitado, el hijo de Dios, el Dios tuyo y mío.

 

Pero la valla es alta:  "Porque me han visto, han creído; ¡bienaventurados los que no han visto y han creído!" (Jn 20:29). Esa sensibilidad ante Dios tan fina y convincente. No cabe argumentación, sólo contemplación, oración. Creer por mera intuición, por una fe que mueve la vida, por un golpe interno de gracia, por una lectura sencilla de la Sagrada Escritura, por la escucha y el testimonio,… 

 

Se necesita cambiar los puntos de referencia: las llagas son más las huellas de su grande amor que de la cruel violencia humana, ver a Jesús resucitado es más que ver a un Jesús vuelto a la vida, más que construir muros de protección necesitamos bases para una clara misión, las incoherencias personales también implican a las vivencias de las virtudes comunitarias.

 

Experiencia comunitaria

En las comunidades de creyentes se suelen tener momentos de oración, de estudio, de trabajo. Sucede que sin una relación común con Dios es muy difícil la personal e íntima.

 

Tomás, el apóstol conocido por la duda, tiene palabras desesperadas que también podrían ser clamores comunitarios. Su duda y aclaración se desarrollan en un contexto comunitario. 

 

Aunque la comunidad quisiera marginar dicho sentir de Tomás o lavarse las manos, el Resucitado está allí para mostrar recursos simbólicos de cómo enfrentar la duda, la crisis de fe. La luz del Resucitado no puede ser opacada por la hipocresía comunitaria. Tampoco se debe permitir que la experiencia comunitaria sirva para criticar o marginar sino para testimoniar el haber visto/comprendido la nueva presencia de Jesús, Señor misericordioso.

 

Esta es una lucha contra el individualismo, Tomás sin una comunidad no podría ni siquiera plantearse la duda. Sin la comunidad Jesús es un buen amigo muerto. Desde la autosuficiencia la fe no crece, se entierran las esperanzas y se acaba la misión. Sin la comunidad, el testimonio de los apóstoles no llegaría a nuestros corazones.

 

Junto a nuestro “Mellizo”, la resignación nunca es la opción; ahora podemos apostar por una resurrección que no es una farsa sino la verdad y el sentido de la misión trazada por el mismo Jesús.

 

Palabra del Papa Francisco:

 

Además de la vergüenza y la resignación, hay otra puerta cerrada, a veces blindada: nuestro pecado, el mismo pecado. Cuando cometo un pecado grande, si yo —con toda honestidad— no quiero perdonarme, ¿por qué debe hacerlo Dios? Esta puerta, sin embargo, está cerrada solo de una parte, la nuestra; que para Dios nunca es infranqueable. A él, como enseña el Evangelio, le gusta entrar precisamente “con las puertas cerradas” —lo hemos escuchado—, cuando todo acceso parece bloqueado. Allí Dios obra maravillas. Él no decide jamás separarse de nosotros, somos nosotros los que le dejamos fuera. Pero cuando nos confesamos acontece lo inaudito: descubrimos que precisamente ese pecado, que nos mantenía alejados del Señor, se convierte en el lugar del encuentro con él. Allí, el Dios herido de amor sale al encuentro de nuestras heridas. Y hace que nuestras llagas miserables sean similares a sus llagas gloriosas. Existe una transformación: mi llaga miserable se parece a sus llagas gloriosas. Porque él es misericordia y obra maravillas en nuestras miserias. Pidamos hoy como Tomás la gracia de reconocer a nuestro Dios, de encontrar en su perdón nuestra alegría, de encontrar en su misericordia nuestra esperanza.

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO.  Plaza de San Pedro. II Domingo de Pascua, 8 de abril de 2018

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.


Pintura: Incrédulo Tomás de Bernardo Strozzi


domingo, 17 de abril de 2022

Domingo de Resurrección (C). Felices Fiestas Pascuas, Cristo ha Resucitado, ¡Aleluya!

 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.


 La resurrección en la pintura de Piero della Francesca 




La resurrección de Cristo. (La Resurrezione). Piero della Francesca.



Domingo de Resurrección

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

 

Domingo, fiesta de la Pascua. Se celebra la Resurrección de Jesucristo. Este acontecimiento ha dado sentido al Antiguo Testamento, ha marcado para el mundo una nueva era, en aquel antes y después de Cristo. Ha influido en el gobierno, en las ciencias, en las universidades. Muchos pueden negar el acontecimiento de la Resurrección, pero no pueden negar a Cristo ni a su iglesia. El Cristo resucitado sigue impulsando un mundo más humano, fraterno en justicia y paz.

 

En setiembre del 2021 fuimos como en peregrinación a Città di Castello (Italia) para celebrar la Canonización “equipolente” de Margarita, realizada por el papa Francisco (24 de abril de 2021). El entusiasmo era grande por ir en grupo y conocer la región en la cual vivió la niña encorvada y ciega, abandonada por sus padres, educada por la caridad de una familia y catequizada por un sacerdote. Margarita, con una prodigiosa memoria recitaba los salmos y oraciones. En la misma región se encuentra la ciudad de Sansepolcro. Sansepolcro es un municipio de la provincia de Arezzo, en la región de la Toscana, en Italia, en algún momento también sufrió los daños de la guerra.

 

Ingresamos al museo de Sansepolcro, y por suerte caminaba junto a Alain, estudioso del arte. En el recorrido hacía algunos comentarios de las pinturas. Por coincidencia, al llegar a la pintura de la Resurrección, de Piero della Francesca, personalmente veía en el Cristo de ojos grandes a un soldado confiado en su propia fortaleza, con el pie sobre el sepulcro, como posando para un retrato histórico.

Luego, Alain, nos comenzó a comentar los puntos de enfoque, los rostros dormidos de los guardias, los ojos grandes y calmados del Cristo, el filo superior del sepulcro en forma de tina marca el mundo de los muertos y el de los vivos o los del cielo, las estaciones en el paisaje del fondo, las líneas imaginarias trazadas por el estandarte y el árbol ubicado en los tres cuartos derecho desde la mirada del espectador; etc.


Hoy, Alain, ha escrito 5 reflexiones durante el triduo pascual para acompañar a los religiosos, religiosas y laicos de la Orden de Predicadores que decidieron continuar en Ucrania, golpeada por la guerra con Rusia. Por esta razón me atrevo a compartir dicha reflexión, escrita originalmente en inglés por Alain Arnould, OP..

 

A mis hermanos y hermanas de la Familia Dominicana en Ucrania con motivo del 2022: Domingo de Pascua 

 

A lo largo de los años, mi apreciación de la obra maestra de Piero della Francesca ha variado. Cuando era estudiante, me asombraba su inteligente composición, sus brillantes colores y sus imponentes figuras.

 

Cuando vi por primera vez la obra in situ, la monumentalidad del fresco me impresionó mucho. El pintor italiano del Renacimiento había conseguido realizar una obra de arte que hacía que todo lo demás en la sala pareciera pequeño y que atraía la mirada del espectador hasta la profundidad del cuadro. Más tarde, empecé a preguntarme por las dimensiones teológicas de la obra. Este Cristo resucitado triunfante, sosteniendo firmemente el estandarte de la victoria, parecía tan humano. Con esta representación de un Cristo tan fuerte, poderoso y humano, era una representación muy renacentista de la resurrección.

 

En el cuadro de Piero della Francesca destaca el Cristo resucitado. Domina la composición y al espectador. Se le reconoce inmediatamente. El Cristo resucitado de Piero es, de hecho, sólo humano. Su divinidad ha cedido al Zeitgeist, si no fuera por su discreta aureola. Esto contrasta con las humildes evocaciones del misterio de la Pascua que habían prevalecido en los siglos anteriores: una tumba vacía, tres mujeres llevando hierbas a un sepulcro. Me pareció que esas representaciones medievales transmitían de forma mucho más sutil, profunda y respetuosa el misterio del acontecimiento. No todo es inmediatamente evidente cuando leemos sobre la resurrección. Ni los Apóstoles ni María Magdalena reconocieron de inmediato a Cristo resucitado. Por eso, para salvaguardar el complejo misterio de la resurrección, la contención de los artistas medievales parecía más pertinente que el carácter dominante de Piero.

 

A la luz de lo que ocurre actualmente en su país, he vuelto a pensar en esta obra maestra. Cuando pienso en lo que ocurre a su alrededor, me entristece ver cómo en estas regiones cristianas parece perderse uno de los fundamentos de nuestra tradición cristiana, es decir, que cada ser humano está hecho a semejanza de Dios, y que Dios vive en cada uno. Si esta es mi fe, ¿cómo es posible herir, matar u obligar a alguien a abandonar su hogar y su país de forma tan brutal? ¿Dónde está la comprensión de que cada ser humano tiene un valor inmensamente precioso y es digno de respeto? Por eso, cuando vuelvo a contemplar el cuadro de Piero della Francesca, pienso que su composición tiene algo muy pertinente que decir a nuestros tiempos. Cristo ha resucitado con sus heridas, con su humanidad. Al representarlo de forma tan prominentemente humana, el artista parece querer recordarnos que Dios consideró nuestra existencia humana tan preciosa a sus ojos que Cristo también resucitó en la carne. Así, el imponente Cristo resucitado de Piero parece decirnos: al igual que Dios respetó la vida y el sufrimiento de Jesús, ¡respetar la vida de los demás! Mirar a Cristo resucitado y dense vida en abundancia.

 

Cuando los consejeros de la ciudad de Sansepolcro se reunieron en la sala donde Piero pintó su fresco y contemplaron con asombro esta obra maestra, recordaron que Cristo había resucitado en la carne como expresión del amor de Dios por la vida humana. Para aquellos consejeros, la resurrección debía ser una inspiración para gobernar su ciudad. Que Cristo resucitado inspire también hoy a los políticos y a los responsables de la toma de decisiones a respetar la vida humana de los ciudadanos.

 

Queridos amigos de Ucrania, y ustedes que viven bajo las dictaduras de las cercanas Bielorrusia y Rusia, ¡el Señor ha resucitado de verdad! ¡Aleluya! ¡Que Él les conduzca a la paz! Que la luz de su Resurrección brille sobre nosotros, ¡y nos salvemos!

 

Palabra del Papa Francisco

 

“También nuestras miradas son incrédulas en esta Pascua de guerra. Hemos visto demasiada sangre, demasiada violencia. También nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas”

 

“Hoy más que nunca tenemos necesidad de Él, al final de una Cuaresma que parece no querer terminar. Parecía que había llegado el momento de salir juntos del túnel, tomados de la mano, reuniendo fuerzas y recursos. Y en cambio, estamos demostrando que tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo”

 

“Las heridas en el Cuerpo de Jesús resucitado son el signo de la lucha que Él combatió y venció por nosotros con las armas del amor, para que nosotros pudiéramos tener paz, estar en paz, vivir en paz. Mirando sus llagas gloriosas, nuestros ojos incrédulos se abren, nuestros corazones endurecidos se liberan y dejan entrar el anuncio pascual: «¡La paz esté con ustedes!»”

 Urbi et Orbi: ¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! La paz es posible. 17 de abril de 2022


Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: 
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.






Pintura:

Piero della Francesca (c 1415 – 1492)

Resurrection (c 1463) 225 x 200 cm
Museo Civico di Sansepolcro


 

sábado, 16 de abril de 2022

Vigilia Pascual ( C ): ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!

 "¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?"

 

En la noche Santa el pregón es la esperanza, el grito de vida, la alegría que sale de un corazón en el que encajaron las fichas de la fe. Dios es amor y vida.


La mañana de la Resurrección, de Edward Burne-Jones, 1882.

Cristo resucitado: la plenitud del amor

 

La crucifixión y muerte de Jesucristo ha oscurecido la noche y las esperanzas de sus seguidores. Pero hay un amanecer, y es para todos. Muy temprano, las mujeres quieren hacer frente a la finitud del cuerpo con los aromas preparados, caminan y no encuentran algo que huela mal, pero quedan desconcertadas al ver al sepulcro abierto.

 

Entonces, las mujeres corren despavoridas, luego son tranquilizadas por los dos mensajeros. Ahora deben tener una mirada retrospectiva, recordar si encajan las palabras claves de Jesús. Ese mismo ejercicio se hace durante la Vigilia Pascual, una mirada de la historia de la salvación. Y así se arma el rompecabezas, con las miradas, gestos, palabras y todo lo que utilizó Dios para hacerse entender. 

 

-       Ser felices. La primera lectura es el relato de la creación. Es una reflexión teológica sobre el cosmos (no una explicación alternativa a la científica) creado de forma bella y armoniosa, según la voluntad de Dios. El hombre está en la cúspide de esta creación, aunque pronto será descubierto en su arrogancia y soberbia procurando ser más que Dios.


-       Dios te da la vida. La segunda lectura narra la dramática escena de un padre (Abraham) que tiene que sacrificar a su único hijo (Isaac). Así, la humanidad va comprendiendo el valor grande de la vida, no a los sacrificios humanos, no a la guerra, no al aborto,…


-  La libertad, la gracia. La lectura del Éxodo, nos presenta la liberación de la esclavitud en Egipto, el camino por el desierto para superar el culto a los ídolos, la melancolía de la esclavitud, la muerte a causa del egoísmo, el anhelo de encontrar una tierra que provea leche y miel, abundancia en la providencia del maná hasta el pan de vida. El paso de la esclavitud a la libertad, del pecado a la gracia.


-  La fidelidadLa profecía de Isaías reafirma el fundamento del camino hacia la libertad: la relación de amor mutuo entre Dios y el pueblo.


-       La fertilidadTambién en el oráculo de la quinta lectura, tomado de nuevo de Isaías, Dios se ofrece para una relación en la que ama al hombre gratuitamente y para una nueva alianza que se extiende a toda la humanidad, superando los límites del nacionalismo religioso. El profeta reitera la intervención de Dios para la liberación del hombre a través de su eficaz Palabra.


-     Justicia y pazLa lectura del profeta Baruc es una invitación del profeta a considerar la ley, la delimitación del espacio de relaciones correctas con uno mismo, con Dios y con los hermanos, como la ley para la vida. El profeta invita a la humanidad a conocerlo y aceptarlo, a recibir el don de la vida y a liberarse de la opresión y la muerte.


-   Hay esperanzaEzequiel también retoma el tema de la Nueva Alianza para la vida. Porque Dios dará al hombre un nuevo corazón. Un corazón de carne, no de piedra, para que, estableciendo una relación de amor renovado entre Dios y los hombres, éstos tengan la plenitud de la vida.


-    Morir para vivir. Con la carta a los romanos pasamos de la promesa a la realidad. Es el bautismo, por el que "fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, también nosotros caminemos en una vida nueva" (Rm 6,4). La liberación que se había hecho necesaria a causa del pecado, por la que Dios venía trabajando desde la liberación de Israel de Egipto, para que fuera ocasión de bendición para todos los pueblos y para que se convirtiera en una liberación más profunda para toda la humanidad, en Cristo muerto y resucitado alcanza su plenitud: es la liberación del pecado y de la muerte.


-       “Cristo ha resucitado” aleluya. Aleluya. Aleluya. Es el grito de victoria de esta noche. Al estar vivo todo tiene sentido, es realmente Dios, el proyecto de una sociedad nueva es posible para 12 hombres que han experimentado la vida con Jesús y y su aparente muerte. Todas las lecturas anteriores tienen sentido en el acontecimiento de la resurrección.

 

Ahora, la fragilidad del cuerpo, la caducidad, la muerte ha sido superada. El buen olor ya no es para los muertos, sino para los vivos, el aroma que se desparrama se llamará bautismo, testimonio, amor, perdón.

 

La resurrección es la liberación de la esclavitud, de la duda, del miedo, de la negación, de la resignación. Así, la vocación de todo cristiano es la vida, en abundancia, la vida eterna.

 

Palabra del Papa Francisco

 

"Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras. Que se acabe la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles. Que cesen los abortos, que matan la vida inocente. Que se abra el corazón del que tiene, para llenar las manos vacías del que carece de lo necesario”.


El Papa finalizó la homilía volviendo a los personajes con que comienza el relato evangélico de Mateo: las mujeres, “Abrazaron los pies que pisaron la muerte y abrieron el camino de la esperanza. Nosotros, peregrinos en busca de esperanza, hoy nos aferramos a Ti, Jesús Resucitado. Le damos la espalda a la muerte y te abrimos el corazón a Ti, que eres la Vida”.

(Vigilia Pascual 2020)


 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24, 1-12

El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas quedaron despavoridas y con las caras mirando al suelo y ellos les dijeron:
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea, cuando dijo que el Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar».
Y recordaron sus palabras. Habiendo vuelto del sepulcro, anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás.
Eran María la Magdalena, Juana y María, la de Santiago. También las demás, que estaban con ellas, contaban esto mismo a los apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron.
Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, ve solo los lienzos, Y se volvió a su casa, admirándose de lo sucedido.


Pintura: La mañana de la Resurrección, de Edward Burne-Jones, 1882.

Dos «ángeles» (u «hombres con vestiduras deslumbrantes»), Cristo resucitado y una de las mujeres (el evangelio de Juan especifica que María Magdalena) son representados en La mañana de la Resurrección, de Edward Burne-Jones, 1882.