domingo, 28 de julio de 2024

«No me rechaces en el tiempo de mi vejez» (Sal 71,9)

 “En la vejez no me abandones” (cf. Sal 71,9)

 La Jornada de oración por el abuelo llega "como anillo al dedo" en estos momentos en que Dios nos permite mirar la ancianidad en mis padres, desde la experiencia y la misericordia.

Noemí y Ruth
Noemí, Rut y Orfa (pintura de William Blake, 1795)

Los casos frecuentes es que los hijos abandonen a sus padres, pero Dios nunca abandona a sus hijos, “cuando la edad avanza y las fuerzas flaquean”, cuando la enfermedad te hace dependiente y te agravas a causa de la miseria económica y humana. “Dios no se fija en las apariencias (cf. 1 S 16,7)No descarta ninguna piedra, al contrario, las más “viejas” son la base segura sobre las que se pueden apoyar las piedras “nuevas” para construir todas juntas el edificio espiritual (cf. 1 P 2,5)

Envejecer es signo de bendición, en la Biblia y en la vida cotidiana. Es un gran consuelo el amor fiel del Señor en cualquier condición y edad que tengamos, incluso en nuestras traiciones (cf. Sal 144,3-4); nos aseguran que Dios nos ha plasmado en el seno materno (cf. Sal 139,13) y que no entregará nuestra vida a la muerte (cf. Sal 16,10) 

«No me rechaces en el tiempo de mi vejez» (Sal 71,9). Una expresión fuerte, muy cruda. Nos lleva a pensar en el sufrimiento extremo de Jesús que exclamó en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46). 

El miedo al abandono y a la soledad, sin importar el poder económico o autosuficiente de hoy, en el momento del dolor y la vejez se puede ver los verdaderos sentimientos de quienes nos rodean. Cuanta soledad dejan la migración y la guerra, pero sobre todo las actitudes de los seres cercanos. Está presente el juicio distorsionado de que un anciano enfermo “roba el futuro de los jóvenes”. La falta de gratitud muestra personas robando la subsistencia de los ancianos.

“No me abandones en la vejez” es una súplica ante la conspiración que ciñe la vida de los ancianos. Parecen palabras excesivas, pero comprensibles si se considera que la soledad y el descarte de los mayores no son casuales ni inevitables, son más bien fruto de decisiones —políticas, económicas, sociales y personales— que no reconocen la dignidad infinita de toda persona «más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre» (Decl. Dignitas infinita, 1). Esto sucede cuando se pierde el valor de cada uno y las personas se convierten en una mera carga onerosa, en algunos casos demasiado elevada. Lo peor es que, a menudo, los mismos ancianos terminan por someterse a esta mentalidad y llegan a considerarse como un peso, deseando ser los primeros en hacerse a un lado.

¿Por qué se alejan los hijos? Muchos buscan la propia realización personal llevando una existencia lo más autónoma y desligada de los demás que sea posible. La trampa futura de la soledad para quienes viven en familia pero no actúan como familia, protegen su patrimonio material rompiendo el moral y espiritual, están más en el “yo” que en el “nosotros”. Las víctimas de la cultura individualista minan la familia, viven el espejismo del individualismo, de no necesitar a nadie y vivir sin vínculos, pero como son insatisfechos permanentes lo necesitan todo; pero ya en un futuro, solos, sin ayuda, sin alguien con quien contar.

El libro de Ruth narra la historia de la anciana Noemí. Se le mueren el esposo y los hijos a Noemí y resignada a sufrir la soledad y el descarte habla con sus nueras, Orpá y Rut, las pide regresar a sus países de origen y a sus casas (cf. Rut 1,8). Como viuda, es consciente de valer poco ante la sociedad y está convencida de ser un peso para esas dos jóvenes que, al contrario de ella, tienen toda la vida por delante. Una de las dos nueras, Orpá, que le tiene cariño a Noemí, con un gesto afectuoso la besa, pero acepta lo que ella también cree que es la única solución posible y sigue su propio camino. Rut, en cambio, no se separa de Noemí y le dirige palabras sorprendentes: «No insistas en que te abandone» (Rut 1,16). No tiene miedo de desafiar las costumbres y la opinión común, siente que esa mujer anciana la necesita y, con valentía, permanece a su lado, dando inicio a una nueva travesía para ambas. A todos nosotros —acostumbrados a la idea de que la soledad es un destino inevitable— Rut nos enseña que a la súplica “¡no me abandones!” es posible responder “¡no te abandonaré!”. No duda en trastocar lo que parece una realidad inmutable, ¡vivir solos no puede ser la única alternativa!

Nuestra oración por las personas como Ruth acompaña a la anciana Noemí y emprenden un nuevo camino. Gracias y bendiciones para las personas que con tantos sacrificios se ocupan de los ancianos, que muestran su cercanía a los ancianos descartados por los “más cercanos”- Es importante que Dios no olvida nuestras acciones.

Lea el mensaje completo: MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA IV JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS MAYORES

28 de julio de 2024

Roma, San Juan de Letrán, 25 de abril de 2024

XVI Domingo del tiempo ordinario (B): Jesús se compadeció de las ovejas sin pastor

 Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

Jesús

Archivo:Brooklyn Museum - The Exhortation to the Apostles (Recommandation aux apôtres) - James Tissot.jpg


XVI Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

 

¿Cómo encontrar el equilibrio entre el servicio y el descanso? El descanso es reparador y humano; la compasión, la misericordia, son básicos para no ignorar la sed espiritual de las personas. Los seres humanos necesitamos cada día más de orientación, y también de nuestra disponibilidad para orientar a quienes lo necesiten.


Este texto se sitúa después del envío de los Doce en misión (Marcos 6, 7-13) y del relato de la muerte de Juan el Bautista (Marcos 6, 14-29). Los discípulos han vuelto de su misión, donde han predicado, curado enfermos y expulsado demonios, y ahora se encuentran de nuevo con Jesús.


La alegría de los apóstoles

Es el regreso más alegre, lleno de entusiasmo porque han realizado una misión. Son llamados "apóstoles", y le cuentan cada detalle a Jesús, su experiencia está llena de alegría, es un clima íntimo que destaca la acción y la proclamación. 


El descanso

Jesús cuida el bienestar físico y emocional de sus discípulos. Es importante para seguir la misión, para renovarse. El trabajo de la misión es agotador, se necesita mucha dedicación porque el éxito ha atraído más gente. 

Se necesita de la serenidad para la oración, para entrar en comunión con Dios.

La gente les reconoce y les busca porque tienen hambre espiritual. La necesidad de Dios.


Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».

Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.


Archivo:Brooklyn Museum - The Exhortation to the Apostles (Recommandation aux apôtres) - James Tissot.jpg

domingo, 14 de julio de 2024

XV Domingo del tiempo ordinario (B): Jesús envía a sus discípulos a predicar

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

 

Jesús que envía a sus discípulos a la misión (cf. Mc 6,7-13). Los envía ‘de dos en dos’ y les recomienda: llevar sólo lo necesario.

 

Jesús
Jesús despidiéndose de sus once discípulos restantes, de la Maestà de Duccio, 1308–1311.


XV Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

Comprender la misión

¿Cuál es tu misión en este mundo? Sin responder a esta cuestión, cada paso esta caminado al azar. No se trata de decidir qué carrera estudiar, que de por sí puede ya estar influenciado por el contexto familiar y económico. Se trata realmente de los objetivos más humanos, de ser/hacer y no de tener. Por ejemplo, ser feliz, ser solidario, ser bueno, etc.


Ser discípulo implica tener la humildad para aprender, por ello, el Evangelista Marcos va señalando la permanente incapacidad de los apóstoles para comprender la misión. El éxito no está en ganar su primer millón, sino en saber ejercer autoridad sobre espíritus inmundos. La capacidad de despojarse de pensamientos e intereses personales es ya un signo de autoridad sobre los espíritus obsesionados por el placer y lo material.

 

Andar ligeros - sustentabilidad

Es una aventura llena de caminos y retos, el camuflaje de “misión imposible” no es tan necesario como el coraje. Unos caminos para unir seres humanos. Unos retos para superarse así mismo. Andar ligeros, pero no solos.

 

Un cerebro lleno de preocupaciones de cómo solucionar su hambre, de qué armas o herramientas portar, de la vestimenta y los accesorios personales, etc. Es un cerebro con poco espacio para la misión. Pues, los espíritus inmundos llegan abrigando la gula, la lujuria, la superficialidad, el relativismo, la indiferencia, etc.

 

La sustentabilidad corresponde a Dios. Su providencia cuida de cada uno de sus servidores. Su generosidad y misericordia son incomparables. Nadie queda al margen de los ojos amorosos de Dios. 

 

La casa de la estabilidad

Jesús les da una orientación: quedarse en la casa que los recibe hasta su despedida. La tentación de buscar comodidades podría insultar la solidaridad de las personas. Quedarse en la casa significa ser parte de la vida de una familia por unos días, comer lo mismo, ayudar en algún trabajo, ser parte de sus conversaciones, respetar la intimidad del hogar, orar y pedir para que el hogar se mantenga unido y lleno de amor.


Dar posada al peregrino, a los predicadores es ayudar a Dios a realizar su proyecto de salvación. La hospitalidad, cada vez venida a menos, es testimonio de un corazón agradecido. 

 

El éxito de la misión

Aunque parecían incapaces en aprender, pero han anotado una nota sobresaliente en la práctica: “Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”. Los apóstoles comienzan experimentar la presencia de Jesús en su labor apostólica, lo experimentar con más fuerza después de la resurrección.

 

Jesús los ha llamado, ha tenido ojos para elegirlos más allá de sus carencias humanas. La misión parecía ser un fracaso, pero los resultados muestran la alegría y sorpresa. Con Jesús pueden llegar hasta lo inesperado y a eventos milagrosos.

 

La fuerza está en la predicación de la Palabra de Dios. Son palabras eficaces. Los discípulos eficientes. Quedan rebajadas las crisis, las ofensas, los rechazos, las tristezas. Incluso para quienes actuaron rechazando y criticando está abierta la oportunidad.

 

La vocación al servicio de Jesús tiene todo para hacernos felices, alegres, libres. Si te provoca o te da curiosidad por emprender una misión, no lo dudes, prueba, te ayudará en la vida terrena y eterna.

 

Palabra del papa Francisco

“Detengámonos un momento en esta imagen: los discípulos son enviados juntos y deben llevar con ellos sólo lo necesario. El Evangelio no se anuncia solo, sino juntos, como una comunidad, y para hacerlo es importante saber custodiar la sobriedad”

(Ángelus, 14 de junio de 2024)

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió:
«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

 

domingo, 7 de julio de 2024

XIV Domingo del tiempo ordinario (B): ¡Jesús es el profeta, escúchenlo!

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. 

Y se admiraba de su falta de fe.

Jesús tiene muchas escenas  en las que sin duda es un profeta, por ejemplo, su entrada triunfal en Jerusalén, sus predicaciones en la Sinagoga. Sus palabras y acciones de anunciar la Palabra de Dios, mostrar el camino de salvación, prometer el futuro, sanar lo incurable para el hombre, no tergiversar las escrituras, etc. El pueblo tiene los conocimientos previos para reconocer al Profeta, al Hijo de Dios; pero no lo reconocieron.


jesus el profeta

Diferentes representaciones del rostro de Jesús a través de las épocas.


XIV Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

 

Una sabiduría sin fe

La sabiduría en cada persona es una virtud, muy valorada, en el contexto bíblico y en el actual. La sabiduría como conocimiento del ser humano, de la cultura, de la Palabra de Dios. Gracias a la sabiduría hemos recibido de generación en generación cada experiencia de la Sagrada Escritura. Justamente, la sabiduría es tal porque el hombre está en comunicación con Dios. Así se puede comprender que Jesús se sienta triste al identificar gente que se considera sabia pero sin fe. Las tristezas siempre son más profundas de lo que se muestra.

 

Comportamientos superficiales

Con humildad podrías identificar cuántas veces tus palabras y comportamientos han intentado dar un mensaje; el triste mensaje de incomodar o insultar. La cobardía de no hablar el tema central puede desviarte y dejar resentimientos en vez de propuestas y soluciones. El tema central es la carencia de fe, no la procedencia. Carencia que impide identificar al profeta, al mismo Hijo de Dios. Creen conocerlo, pero su ángulo de fe no ha girado más allá del marco familiar, de sus meras anécdotas de unos paisanos.

 

Conocer a Jesús va más allá de tu inteligencia, es necesaria la fe. Lo más difícil es conocerse así mismo, lo más fácil es hablar mal de los demás. Conocemos a nuestros coterráneos, como “creemos” identificar el nivel de inteligencia de los compañeros de estudios. Somos el rostro de nuestras familias. En ese contexto de familias, en los pueblos pequeños, esperamos ser valorados y también valorar a cada persona, sin embargo, puede ser decepcionante cuando alguien te califica sin conocerte, te critica sin haberte escuchado, y da por hecho aquello de se rumorea. Por ello, aunque esperaban al Mesías no lo reconocieron, y ni siquiera analizaron los rumores.

 

La tristeza de Jesús

La falta de fe frena la generosidad de Jesús. Los milagros vienen después de la fe. Las equivocaciones después de los prejuicios. En las aldeas es conocido por sus milagros, por su predicación, mucha gente lo reconoce profeta; pero en su aldea es sólo el hijo del carpintero y María. Históricamente, los profetas eran escogidos desde la humildad, por ejemplo David, Salomón. Lo triste es que sabiendo el proceder divino no lo aterrizan en su propio paisano Jesús. "Qué de bueno puede salir de su pueblo pobre y marginado". 


 El mensaje del profeta llega a oídos de un auditorio carente de fe, a pesar de que en la historia los profetas nacen de los pueblos sencillos.

 

La sabiduría tradicionalmente comunicada, la espera del Mesías, la poca fe,… son motivos suficientes para no reconocerlo, incluso para buscar castigarlo, no es raro que llegaran a matarlo.

 

Jesús esperaba que al menos sus compatriotas crean. Ese pueblo que conoce las escrituras pueda identificarlo. Esos corazones llenos de la ley de Moisés reconozcan al nuevo Moisés. 


Esa es la tristeza de Dios, Jesús frenado por las acciones de cada persona, por su falta de fe, por la violencia, el egoísmo, el prejuicio, lo ideológico, etc. Esto es serio para nuestra vida, nuestra forma de pensar, de hablar, de procesar las circunstancias nos puede dejar al margen de Dios, de la alegría de su palabra, de la esperanza ante la tristeza, de la fortaleza ante las amenazas, del futuro en un mundo que nos trata como finitos y reciclables. No es que la felicidad dependa sólo de ti, depende también de cómo sabiamente incluyes a Dios, te haces más humano, rompes las cadenas de esclavitud y pones tus grandes defectos y carencias en las manos de Jesús, él puede hacer milagros, y hoy hemos aprendido, "no hay milagros sin fe", si no creas, pide a Dios la fe antes que satisfaga tus caprichos. 

Palabra del papa Francisco

La inversión que hace Jesús compromete a sus discípulos de ayer y de hoy a una verificación personal y comunitaria. También en nuestros días puede suceder que alimentemos prejuicios que nos impiden captar la realidad. Pero el Señor nos invita a asumir una actitud de escucha humilde y de espera, porque la gracia de Dios se nos suele presentar de una manera sorprendente, que no corresponde a nuestras expectativas. Pensemos juntos, por ejemplo en la Madre Teresa de Calcuta. Esa monjita pequeña,- a la que nadie daba importancia-  que iba por las calles para llevarse a los moribundos para que tuvieran una muerte digna. ¡Esa monjita con la  oración y su obra hizo  maravillas! La pequeñez de una mujer revolucionó la obra caritativa en la Iglesia. Es un ejemplo de nuestros días. Dios no se ajusta a los prejuicios. Debemos esforzarnos por abrir el corazón y la mente, para acoger la realidad divina que nos sale al encuentro. Se trata de tener fe: la falta de fe es un obstáculo para la gracia de Dios. Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera: los gestos y signos de fe se repiten, pero no corresponden a una verdadera adhesión a la persona de Jesús y a su Evangelio. Cada cristiano - todos nosotros, cada uno de nosotros - está llamado a profundizar en esta pertenencia fundamental, tratando de dar testimonio de ella con una forma de vida coherente, cuyo hilo conductor sea siempre la caridad.

(Ángelus, 08.07.2018)

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.