"El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él"
Tú estás creado o creada para el amor y la paz. Sin el amor y sin la paz vives una pasión sin sentido: el desamor y el conflicto. Incluso, el amor y la paz que puedas vivir son sólo una muestra del corazón amoroso y misericordioso de Dios. Tú eliges amar, generar paz, -ser la morada de Dios- él ya te eligió, invítalo a vitalizar tu existencia.
Jesús dando el Discurso de despedida (Juan 14-17) a sus discípulos, después de la Última Cena, de la Maestà (Duccio) de Duccio, 1308-1311.
VI Domingo de Pascua
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
Amor y Palabra ante la traición y violencia
Son momentos tensos, ha subido la presión, se está hinchando el corazón, la mirada a lo alto es una súplica, las palabras de sus “amigos” suenan a cilindro vacío, las alarmas transmiten inminente muerte de Jesús. Como un maestro desahuciado busca qué dejarles a sus discípulos, las claves para enfrentar la maldad que se adhiere como un pique a la inteligencia emocional de los hombres, de algunos lideres. Qué palabras decir cuando tu amigo te vende y te entrega con un beso; es un chiste cruel; un accidente de la paupérrima maldad.
Entonces, lo deja en condicional: “si alguien me ama,…”. Amor y Palabra. Un amor genuino, auténtico, un amor a prueba de la Cruz, un amor hasta las tormentas de lágrimas. Aquí, cada persona está llamada a forjar amistad con Dios. Una amistad que transmite espontaneidad, emoción, honestidad, respeto, verdad, dolor, escucha, palabras claras, etc. Y la Palabra, queda como semilla en el corazón y en sus páginas sagradas, en la práctica cotidiana; su Palabra es como espada de doble filo, es luz en la oscuridad, conforta, inspira esperanza; y lo principal, es una promesa que se encarna en la historia de cada ser humano.
Amor y Espíritu Santo para dinamizar los corazones
La despedida de Jesús está escrita con el toque del amor, con su Espíritu. No significa que él desaparece y deja en su reemplazo al Espíritu Santo. Donde vive el Padre vive el Hijo y también el Espíritu Santo. El mismo espíritu de Dios -vive- en la creación está dinamizando la vida de las personas. El Espíritu, el Defensor, el amor sigue, ya no solo con la capacidad humana de amar, sino como un Don divino para que el amor sea fértil, recree las ilusiones y las esperanzas aplacada por el beso traicionero. Entonces, viven, el amor y el amor de Jesús (Espíritu Santo) en tu corazón. Pueda que el desamor humano licue la bilis de los estómagos de la maldad, amargue tu corazón, pero el gran amor de Jesús, el Espíritu Santo, supera las indigestiones y decepciones, las tristezas y los pecados veniales. Por ello, nuestro corazón necesita de pedir con mucha oración la fuerza transformadora del Espíritu Santo.
La paz y el amor para ser mejores hermanos
Nos deja la paz, nos da su paz. Pero no está diciendo que mágicamente ausenta toda clase de conflictos, los arrebatos de las miserias humanas, ni que una aureola te protegerá como chaleco antibalas. En este punto está la frontera entre la decepción y la convicción. Se apela a otra capacidad humana sensible, difícil, se requiere experiencia, y especialmente humildad: la confianza, la fe. Dos da su paz y requiere nuestra confianza, nos trae su paz y debemos fortalecer nuestra fe. Esa fe que él mismo tiene cuando dice “me voy, pero volveré a ustedes”, sabe que va resucitar. Su confianza en Dios Padre está firme. Sabe que su Padre es fiable, es un Hijo fiable, un Espíritu Santo. El gran valor del amor paterno para vivir el amor humano.
En este domingo, debes de saber que si sufres el desamor no es por culpa de los demás, en este sentido, qué le podrías decir a Jesús que fue crucificado como un delincuente. Si eso hicieron con Dios, no tendrán, o no tendremos, reparo en hacerlo con otro ser humano. La respuesta es obvia en Jesús, sus claves de vida son: amor y paz. Considero que la primera preocupación será: Qué debo sanar, limpiar, superar en mi casa; qué debo reflexionar en mi corazón; qué necesita mi vida. El qué sanar, limpiar, curar en mi corazón, para darle un puesto importante al amor y a la paz.
Palabras del Papa León XIV
"Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, el diálogo, siempre abierta a acoger [...] con los brazos abiertos a todos, a todos los que necesitan de nuestra caridad, nuestra presencia, del diálogo y del amor. Estas palabras iban dirigidas a la Iglesia de Roma. Y ahora las repito pensando en la misión de esta Iglesia hacia todas las Iglesias y el mundo entero, para servir a la comunión, a la unidad, en la caridad y en la verdad”
A los funcionarios de la Curia Romana (24 de mayo de 2025)
León XIV: Sean custodios de la memoria y constructores de la unidad
Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 23-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo, Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».
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