"¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"
Mientras se encienden las luces de los parques, se multiplican los adornos navideños, las ofertas y las promesas de regalos, Juan el Bautista irrumpe con una pregunta que desvela la artificialidad de muchas celebraciones: ¿es Jesús realmente el que esperamos o seguimos aguardando a otro? En medio de una realidad saturada de luces y estímulos, su interpelación atraviesa la superficie y toca el corazón de nuestra esperanza.
III Domingo de Adviento-Año litúrgico 2025 - 2026 - (Ciclo A)
Juan vive la sobriedad de los profetas y de los sabios. No necesita ornamentos: sus palabras iluminan más que cualquier vestido. Jesús, por su parte, no responde con teorías ni discursos abstractos. A la pregunta de Juan responde con hechos, remitiéndolo a la realidad concreta de la salvación en acto.
- Jesús vino para que los ciegos vean, no mediante luces de colores, sino reconciliando la mirada con el sentido profundo de la vida. Vino para que los cojos caminen por el sendero de la salvación y del encuentro fraterno, no calzados con marcas prestigiosas, sino sostenidos por la dignidad de saberse hijos de Dios.
- Jesús vino para que los leprosos quedaran limpios. Hoy los leprosarios no son solo lugares físicos, sino espacios sociales donde se confina al otro por miedo, desprecio o indiferencia. El problema no es la lepra del que sufre, sino la mirada de quienes rehúyen enfrentarse a las lepras contemporáneas: la indiferencia, la soberbia, la corrupción, la lujuria y tantas formas de deshumanización.
- Jesús vino para que los sordos oigan. Escuchar es una necesidad vital. Sin escucha no hay comprensión, ni diálogo verdadero. ¿Cómo comunicarnos cuando hablamos sin cesar y no dejamos espacio al otro? ¿Cómo compartir la vida con oídos saturados de autorreferencialidad? Tal vez la Navidad pueda devolvernos la capacidad de escuchar con el corazón.
- Jesús vino para que los muertos resuciten. La cultura de la inmediatez ha ido diluyendo el horizonte de la eternidad; lo rápido ha simplificado y empobrecido los procesos humanos más profundos. El Niño indefenso del pesebre es el signo de un Dios que da vida, que resucita. ¿Cómo celebrar la Navidad si, cada año, Jesús queda relegado, olvidado, eclipsado por un árbol luminoso o por la figura de Papá Noel?
- Jesús vino para que los pobres sean evangelizados. El Evangelio del Niño Jesús no es una tradición folclórica ni un rito vacío, sino la revelación del sentido último del pasado, del presente y del futuro. Pobres quienes no escuchan la fragilidad del Niño; pobres quienes opacan su vida; pobres quienes privan a los niños de su desarrollo integral: físico, intelectual, espiritual y afectivo.
Juan el Bautista es el mensajero anunciado: «Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare tu camino». Hoy, Juan sigue siendo el gran profeta que señala al Mesías, el hombre austero que nació grande para el Reino de Dios, recordándonos que la verdadera Navidad no consiste en esperar algo, sino en reconocer a Alguien.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle:
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.
En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

