sábado, 24 de febrero de 2018

Morbo: colectivo Vs. Ser humano

Sacerdote Católico

- Cuando la denuncia ya no es denuncia,
cuando la noticia ya no es noticia.

¿Qué derechos defienden o tendrían los actores de la noticia?

Carta de sacerdote católico 
al New York Times

Querido hermano periodista:
Soy un simple sacerdote católico.  Me  siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo  en Angola como misionero.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en  vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa,  investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así  aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes… Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones  periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas  de pre-conceptos y hasta odio.

Me da un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del  lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las  medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la  dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

Pero ¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por  millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en  los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de  información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde  Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas  de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han  retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con  la distribución de alimentos y semillas. Que hayamos dado la  oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes  hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000  personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su  rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.  No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las  noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la  calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen  de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos  que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un  refugio.

Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa  por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que  más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería,  en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados  de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en  escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… o sobretodo, en parroquias  y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por  salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya  transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco  señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más  recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo  están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la  región… Ninguno pasa los 40 años. 

No es noticia acompañar la vida  de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino  simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido  comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que  un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la  Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades  como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada  criatura…

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un  tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas  ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento  ofendido.

Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el  Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión.

En  Cristo,

P. Martín Lasarte sdb

"Mi pasado Señor, lo confió a tu Misericordia;
Mi presente a tu Amor;
Mi futuro a tu Providencia"


"Crece la maldad cuando se enfría el amor..."


Tentaciones que paralizan el alma


“Detente, mira y vuelve” es la actitud a la que ha invitado el Papa Francisco en la Eucaristía el miércoles de ceniza en la Basílica de Santa Sabina de Roma.
En el invierno europeo abriga el alma la frase: “recalentar el corazón creyente” ante las tentaciones que “cauterizan y paralizan el alma”.
Detenerse y mirar para continuar, detenerse y mirar para regresar. En el pecado o en la gracia, en los círculos viciosos de la vida.
Cómo decirle a un corrupto que con la plata injusta se siente feliz, se da los gustos desenfrenados, se vanagloria de exitoso, se considera de alto nivel, viste la ropa más cara,… Decirle es fácil, pero tiene la conciencia laxa y no escucha. “Epulón, detente, mira y regresa a la honestidad, al sueldo justo,…”
¿Cómo decirle a alguien que está en una situación de doble efecto: si dice la verdad pierde lo que tiene y si vive la mentira está en pecado?
¿Cómo sanarle las heridas a alguien que sangra violencia contra las personas más débiles e inocentes? ¿Escuchará: Detente, revisa tus heridas cuando la persona no acepta tenerlas?
El Papa Francisco en su mensaje por Cuaresma 2018 dijo algo fundamental: “Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría”.
En esa maldad que se va incrementando en la vida cotidiana, el corrupto tiene que esconder cada vez más su dinero, el perplejo no se atreve a dar pasos, la herida no quiere sanar sino herir. El corazón en el corrupto, en el tibio y en el violento late pero no tiene alegría, no es feliz, no es exitoso,..
Recalentar el alma, el corazón, la vida, la conciencia, el sentido, etc… necesita de silencio, distancia, contemplación, humildad, y de hecho del mismo Dios. Esa es la cuaresma, necesitamos de Dios, detenernos con él, mirarnos en él y volver a él.