sábado, 26 de septiembre de 2020

A trabajar: hijos o esclavos

 Hijos o esclavos


 

Hoy te acercas a mí, a mi vecino, a mi hermana, …

Para hacernos parte del jornal de tu providente viña,

La pandemia ha dejado en el anciano y en aquella niña,

El dolor en el alma, el hambre y el azar del mañana.

 

Hoy se cultiva la uva en tu viña, y no ayer, ni mañana,

Mira el migrante postergado, el niño sin aula ni juegos,

El sacerdote sin fieles, y los hospitales sobrepoblados,

Mira, el trigo de la viuda se ahoga, la maleza se enmaraña.

 

Y ahora, mira, en la familia carecemos ya de alguna presencia.

Pero te acercas con ternura y nos dices “hijos” y no esclavos;

“hijos obedientes” con la humildad aprendida en pandemia,

Con nuestra sinceridad y/o apariencia de los tipos de hermanos.

 

Ahora soy tu hijo, sí, lleno de reclamos y berrinches,

Con palabras espontáneas de enojo, ¿será por la confianza?

Pero pronto llegaron tus palabras a mi corazón, y pensé:

Es también mi viña, tu sangre, el pan y nuestra esperanza.

 

También soy tu hijo, pero te veo como a un Señor, lejano,

Me siento tu esclavo, reniego, pero no pierdo los modales,

Es más fácil decirte “Sí” y seguir mi vida, sólo, mi camino,

Voy perdiendo la viña, el cosmos, un Padre y familiares.

 

Hoy, que las prostitutas llegan primero al cielo,

No por sus pecados sino por su arrepentimiento,

No maquillaron su alma ni su corazón contrito,

Recíbeme padre, otra vez, como al pródigo hijo.

T.O. XXVI; A: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña ”

Hijos o esclavos


Los fariseos cuestionan a Jesús, obra de James Tissot que se encuentra en el Museo Brooklyn. En el marco de una controversia en la cual los sumos sacerdotes cuestionaron la autoridad de Jesús de Nazaret, él responde relatando la parábola de los dos hijos.


XXVI Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)

 

Hoy, un padre habla a sus hijos; les hace una invitación sincera, y les deja libres para responder.  Hoy, un padre, nuevamente resalta la humildad de un hijo para obedecer. Hoy, otra vez, su misericordia es la buena noticia y nos incluye en esta historia. 


El contexto del evangelio es familiar, íntimo. Un Padre, invita “hoy” ir a trabajar a la viña. Hoy, el padre, no el patrón, te invita a trabajar como hijo no como un sirviente.


Entonces, somos hijos invitados, hoy, a trabajar en la viña. Cada uno sabemos la calidad de hijo que somos, para que vea el público o para que vea Dios. 


Dos hijos que en la relación con el Padre ponen en evidencia la relación o la calidad de comunicación que tienen.


Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero». Pero después se arrepintió y fue.


Como muchas veces hemos respondido mal o de una fea manera a nuestro Padre, aprovechándonos de su confianza, de su amor. Una confianza que te hace ser espontáneo, sincero. También sientes que la viña del padre es tuya. En esta viña, el trabajo de hoy y la providencia traerán los frutos. Entonces, terminas, con el corazón triste pero lleno del amor en la viña del Padre.


Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.


Voy Señor. El señor, es de mucho respeto. Es como el Patrón y yo su sirviente. El decir “Sí”, es más fácil. El Señor patrón, tiene palabras respetables, pero no mueven mi vida. El manual del trabajador vale dentro del centro de trabajo.


«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios.  

Los pecadores entran en el reino de los cielos, antes que las autoridades religiosas del tiempo de Jesús, no porque son pecadores, sino porque son capaces de cambiar, de obedecer, de acoger la buena noticia.


La obediencia no está hecha de palabras estériles, sino de palabras concretas, de acciones precisas. “no todo el que dice: Señor, Señor, entrará en el reino de Dios, sino quien hace la voluntad del Padre”.


Finalmente, quiénes somos: como los sumo sacerdotes y ancianos sólo miramos las formalidades y apariencias. Como prostitutas o publicamos que finalmente descubrieron tesoros en sus corazones y a un Dios misericordioso. O como los hijos, comprometidos con los buenos frutos en la viña de nuestro Padre.

 

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero». Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron:
«El primero».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».



Poema: Hijos a Trabajar

 

domingo, 20 de septiembre de 2020

T.O. XXV, A: La parábola de los viñadores

"Amigo, no te hago ninguna injusticia"

_“Id también vosotros a mi viña».

Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:
_“Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo:
_“Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos:
_“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».

 



parábola del los trabajadores cómo el viña – (Johann Christian Brand)



XXV Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)

 

Duele estar desempleado, duele el hambre.


En el contexto del Covid19 ya quisieras encontrar un administrador justo, y especialmente, generoso. Te felicito si lo encuentras en tu trabajo. Y te deseo mucha suerte si estás buscando justicia o pidiéndole a Dios por un salario justo.


¿Sales a buscar trabajo? Si no lo buscas o no lo necesitas, no le huyas ni reniegues, porque el trabajo te va tallando en digno hijo de Dios, al servicio de la humanidad. Es decir, o trabajas o trabajas. Cada día necesitas del pan y es más sabroso cuando lo logras con el sudor de tu frente.


Lo valioso del trabajo está esculpido en la frase: “debo salir a trabajar para llevar el pan a casa”. Así, miles de personas se exponen al contagio del Covid19. Este argumento rompe toda norma, pone en juego la vida, los hábitos y maneras de comportarse socialmente. También, puede ser la expresión del individualismo extremo, de la informalidad del mercado, y de la escasa responsabilidad por los bienes comunes.


Administradores generosos y justos


Durante la pandemia se ha puesto de manifiesto la importancia de un administrador. Unos, generosos, han replanteado estrategias y superaron dificultades en equipo. Otros, se blindaron, trabajan de manera remota, bajaron sueldos, despidieron obreros, según las leyes de un mercado inhumano. No olvidemos de los propositivos, invocan a la solidaridad, a vivir el temor, la providencia, éstos son los administradores en compasión, lo mejor sustentable en la lógica del Dueño de la viña.


Eso hacen en su propia viña, limitada. Allí pueden hacer lo que les da la gana con su dinero, generosos o justos, o "legales". No se dan cuenta de que la humanidad está en la misma viña. Dicho de otra manera, somos trabajadores de una gran viña, para un solo Señor, realmente generoso y justo.


El Papa Francisco agradeció el altruismo espontáneo y dedicación heroica por parte de cuidadores, médicos y sacerdotes. En estas semanas hemos sentido la fuerza que procede de la fe. Además, los grupos o iniciativas para ayudar a los que no tienen trabajo, a los niños y ancianos sin pan. En este sentido de la fe cristiana, la esperanza nos da luces en aquel “capataz”, “administrador”, “dueño”, que movió a la colaboración mutua, la solidaridad, donde Dios está, no tiene sentido la retribución.


Generoso ilógico. ¿Por qué? En esta gran viña, no analizan la eficacia del jornalero, pero al fin del día, éste recibe lo justo para llevar el pan a casa. Esta generosidad de Dios para todos los obreros, sin importar si son: soberbios, ambiciosos, ociosos, agradecidos, juiciosos, abusivos, “parásitos”.   


El pan de la esperanza


Entonces, hay luces de esperanza en la creatividad de admirable solidaridad. Quizá será el antídoto a las consecuencias del Covid19. La generosidad para enfrentar el hambre y la justicia para contrarrestar el dolor, aquel causado por la ausencia y la impotencia. El administrador generoso que sufre con sus obreros, - "salió de su casa por la mañana, al medio día, al caer el sol,..." - el Dios que sufre porque nos ama, como en aquel viernes santo. El Padre misericordioso abraza al hijo pródigo, aún con el dolor de las rencillas fraternas.



Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo:
“Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido».
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
“Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”.
Le respondieron:
“Nadie nos ha contratado”.
Él les dijo:
“Id también vosotros a mi viña».
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:
“Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo:
“Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos:
“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».


parábola del los trabajadores cómo el viña – (Johann Christian Brand)







sábado, 12 de septiembre de 2020

T.O. XXIV, A: “ Hasta setenta veces siete... ”

Compasión desproporcionada

Claude Vignon (19 de mayo de 1593 - 10 de mayo de 1670).Parábola del siervo implacable.
 

Tía Grima era una mujer muy trabajadora, de carácter fuerte como mi madre. Su pronóstico de salud era reservado, en sus conversaciones con sus hijos, esposo y familiares pidió perdón y perdonó. Finalmente, partió a la casa de Dios testimoniando la paz y la alegría de un corazón compasivo.  Nos toca aprender a perdonar y pedir perdón. (diciembre 2018)


XXIV Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)

Mateo 18, 21-35


Perdonar de corazón.

Perdonar es parte de nuestra vida. Esa capacidad de perdonar las ofensas hasta nos libera de tontos pesares. Y, de manera más profunda, radica en el corazón, en la compasión. El camino está en tener compasión del hermano como Dios la ha tenido de uno mismo.

Y si no me siento perdonado, al menos debo quedarme perplejo

 

Este desafío -perdonar- es más difícil que los desafíos de los programas de la TV de entretenimiento. Muchos sienten que no deben nada a nadie, menos a Dios, y por tanto no necesitan de su compasión. Entones, sin Dios en tu vida, el perdón sólo llegará al nivel de “limpieza mental”; la compasión sazonada por la fe demorará en calar. 

 

La desproporción: “Siervo malvado”

Es un siervo de la desproporción: Dios le perdona una fortuna (diez mil talentos) y él no puede perdonar una propina (cien denarios).

En este contexto de la misericordia en su alta expresión aparece el “siervo malvado”. Malvado porque es perdonado y no perdona, fue escuchado y no escucha. Malvado porque sus palabras son de tono espiritual (siervo), pero ante el prójimo son palabras de condena, venganza, de aparente “justicia” (Malvado). Es decir, en su jerarquía el dinero pesa más que las personas.

 

“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”

Este es el clamor nuestro de cada día. Nos cobra la vida, el prójimo, el trabajo, el amor, ... Y también es el clamor del prójimo. Estamos todos en esta bolsa de valores de las desproporciones sociales. Nos quedamos perplejos ante las injusticias, la violencia, la intolerancia, …

 

Y qué podemos hacer. O mejor dicho, quiénes debemos ser. Ser compasivos. No te canses de pedir perdón. Perdona sin límites. Si no sabes por dónde comenzar te sugiero: tus padres, tus hermanos, compañeros de trabajo, tus amigos, tus enemigos. Ahora que el Covid19 nos amenaza podríamos hacer la campaña del perdón, con el gran premio de la paz interior y el incremento del amor, y naturalmente, el perdón de Dios, el Rey.


El ejemplo de tía Grima seguramente te recuerda a historias personales. No hay nada mejor que vivir en el amor y seguir la voluntad de Jesús, nuestro Salvador.

  

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 21-35

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:

«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo:
“Págame lo que me debes”.
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”.
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.
Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste ¿no debías tener tú también compasión de un compañero, como yo tuve compasión de ti?”.
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».


Pintura:

- Claude Vignon. Parable of the Unforgiving Servant, formerly called Croesus Receiving Tribute from a Lydian Peasant

- La homilía del domingo. Dominicos di Hispania.


sábado, 5 de septiembre de 2020

T.O. XXIII, A: “Si tu hermano te hace algo malo (...)”

La ejemplaridad y el bien común 

_ Doctor, no sé qué hacer con mi hijo que no me hace caso. Salta sobre la mesa, no limpia su cuarto, sólo juega, …

_ ¿Y usted conversa con él?

_ Siempre le tengo que repetir las cosas y no hace caso.

_ ¿Cuántos años tiene?

_ 3 años.

 

 

 

XXIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)

 

Si hablar ya es un reto, hablar adecuadamente requiere formación, y hablar con el corazón requiere amor. Si siembras gritos no esperes cantos. Los testimonios armonizan mejor que las palabras o discursos morales, políticos, religiosos, liberales, motivadores, filantrópicos, conservadores, …

 

En nuestra historia (personal-social) el conflicto está sembrado. Entonces, o caminas a superar tu tajante conflictivo o estás en su búsqueda, a veces, con abundantes o carentes hormonas como la adrenalina, la endorfina, la tiroides. Y a nivel social, algunas ideologías agudizan los conflictos para su razón de existir y buscar un equilibrio social, pero, el conflicto sigue, “Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo” diría el poeta Cesar Vallejo en “Masa”.

 

El conflicto, incluso es a veces considerado como un punto de partida, como la descripción del problema en una investigación. Acá el gol está en identificar el verdadero problema. Porque, el niño sigue jugando sobre la mesa, es un problema para la madre, ¿la madre en conflicto?, y el verdadero problema sigue sin autocrítica ni ejemplaridad de comportamientos.

 

¿Entonces cómo superamos nuestros conflictos con los agresores, especialmente al bien común?

 

Jesús propone un procedimiento fraterno, comunitario y el de la oración. El Papa francisco cuando habla del cuidado del bien común suele acentuar la responsabilidad ética, más que discursiva, institucional o temas de gobiernos. En general, se ha visto poca acción por parte de los gobiernos, obviamente en su mayoría éstos son puestos por el poder económico.

 

El 1º de setiembre se desarrolló la VI Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación. El Papa Francisco inició su mensaje con el texto jubilar del Levítico: «Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el país liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo» (Lv 25,10). Además, explica este periodo significativo: 1 de setiembre, desde la publicación de la Carta encíclica Laudato si’ (LS, 24 mayo 2015) hasta el 4 de octubre, en memoria de san Francisco de Asís. 

 

En el mismo sentido comunitario, destaca el papel de la familia ecuménica al elegir el tema central: “Jubileo de la Tierra”, precisamente en el año en el que se cumple el cincuentenario del Día de la Tierra.

 

El documento está estructurado, según el sentido del jubileo en la Sagrada Escritura: recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse. Hace, una reflexión actualizando los “gritos” de la Laudato Si en la defensa de la “Casa común” y entresaca los “gemidos jubilares” de la naturaleza en el contexto de la pandemia del Covid19.

Personalmente, no estoy seguro de que las transnacionales respondan a Francisco, bastante explícito también en su video para le mes de setiembre (2020), con una pregunta que no debería dejar la conciencia tranquila.

Dar libertad a los oprimidos y a todos aquellos que están encadenados a las diversas formas de esclavitud moderna, incluida la trata de personas y el trabajo infantil.

Cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras el Covid-19", pero no como una concesión, sino como parte de la "justicia restaurativa", fruto de siglos esquilmando el planeta y los recursos de las poblaciones indígenas.

En el video del Papa:

Estamos exprimiendo los activos del planeta. Exprimiéndolos, como si fueran una naranja. Algunos países y empresas del Norte se han enriquecido explotando los recursos naturales del Sur y han generado una "deuda ecológica". ¿Quién va a pagar esta deuda? Además, esta "deuda ecológica" crece cuando las multinacionales hacen fuera de sus países lo que no se les permite hacer en casa. Esto es repugnante. Hoy, no mañana, hoy, debemos cuidar la Creación de manera responsable. Recemos para que los recursos del planeta no sean saqueados, sino compartidos de manera justa y respetuosa. No al saqueo, sí a compartir.

Finalmente, es claro la ejemplaridad de Jesús, en sus correcciones fraternas, siempre presente el objetivo y la intención de la salvación del hermano. Esa salvación que necesita la madre para abrazar a su hijo en peligro de caerse de una mesa. La salvación que necesitamos los pobres flagelados por la pandemia y de manera más cruel por la corrupción de nuestros líderes.

 

El Covid19 nos ha sumido en el tiempo para recordar, para regresar a lo más profundo de nosotros mismos, para descansar, para reparar nuestros conflictos. Y para alegrarnos de la vida.



El video del Papa

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano.
Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».