XVIII Domingo del tiempo ordinario (Ciclo C): Graneros llenos, corazones vacíos
"Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios"
Frente a esa obsesión por acumular, Jesús revela la única riqueza verdadera: una vida auténtica, una relación íntima con Dios.
XVIII Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
Codicia, herencia y juventud en busca de un futuro con sentido
Jesús enfrenta la codicia como una ilusión: una falsa seguridad que promete garantizar el futuro material, pero que en realidad oculta un alma vacía.
¿De qué sirve presumir ante los demás de lo que tienes, si tu corazón está lejos de lo que eres ante Dios?
La codicia: sutil, poderosa y destructiva
Escapar de la codicia no es fácil, especialmente cuando vivimos rodeados de valores artificiales y seguridades engañosas. Uno de los contextos donde más se evidencia es el reparto de herencias.
El evangelio de hoy nos presenta la escena de un hermano que acapara lo que no le pertenece, que utiliza excusas para no compartir lo común, y encuentra éxito en el egoísmo. Disfruta el pan y la sopa que eran también para su hermano, y no le duele.
En estas situaciones aparecen dos palabras clave: justicia y sabiduría. La injusticia golpea los estómagos y los corazones. La necedad mina las decisiones y las perspectivas de futuro. Y cuando el reparto de una herencia es injusto y torpe, deja cicatrices imborrables, especialmente si el daño viene del propio hermano.
Un jubileo contra la codicia
Este domingo, mientras millones de jóvenes peregrinan en el Jubileo de la Esperanza, el contraste con la codicia global es abrumador. Jóvenes de todos los continentes, alzando sus banderas, caminando bajo el sol de Roma, no para acumular, sino para compartir la fe, pedir la paz y ofrecer sus ideales.
La juventud no vino a este Jubileo buscando placer, sino sentido. No agrandan sus graneros, agrandan su esperanza.
De ellos me quedo con:
- su fe sencilla,
- su deseo de encuentro,
- su sacrificio bajo el calor del verano,
- sus utopías que quieren sembrar cambios reales.
Gratitud y servicio: claves contra la avaricia
Un joven codicioso no agradece porque cree que todo es fruto de su esfuerzo. Pero la gratitud y la soberbia no pueden convivir. La ciencia lo confirma: el cerebro se vuelve más sano y feliz cuando se sirve a los demás, no cuando se encierra en sí mismo. No se trata solo de producir dopamina (placer), sino serotonina y oxitocina: las hormonas que generan felicidad, conexión, sentido.
La verdadera riqueza está en reconocer tus dones y ponerlos al servicio. Transformar el privilegio en responsabilidad, y la fe en acción.
Preguntas que duelen y salvan
¿Qué haces con lo que tienes?
¿Cómo llenas tu vida?
¿Cómo te presentas ante los demás… y ante Dios?
Palabra del Papa León XIV
“Queridos jóvenes, se aprende a elegir a través de las pruebas de la vida, y en primer lugar recordando que hemos sido elegidos. Este recuerdo debe explorarse y educarse. Hemos recibido la vida gratis, sin elegirla. No somos fruto de nuestra decisión, sino de un amor que nos ha querido”.
(Vigilia en Tor Vergata, Roma, 2 de agosto de 2025)
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.
Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios».
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