Hoja de coca, humo blanco del cigarro

“Paisita, Échale un bolo”

Adriano Silva, echa cal a su bolo
“Aunque me digas coquero, yo te he besado primero” cantan en los andes, hombres y mujeres, tratando de mitigar sus males y ver el mundo distinto. Entonces, si ves a algún paisano con su bolo de coca no te escandalices, comprende que para él tiene poderes ancestrales, curativos... es casi un rito religioso en su vida.

Acullico, chacchado, bolo de coca, cualquier nombre técnico o tradicional se resume en el masticado de coca para extraer el sumo estimulante y mezclarlo con la cal, un cigarro y unos tragos de aguardiente o anís.

Si hay alguna fiel compañera de un campesino peruano es la hoja de coca. Tan oriunda y arraigada que sus agricultores llevan años resistiéndose a las alternativas de producción, aunque algunos traten de promover microempresas hojas de mates, caramelos, harina, etc. 

Julio Valera Silva, con cigarro Inca, 2 a.m. Diciembre 2018
Fiel compañera en la siembra, en la cosecha, en la ronda campesina, … Saludable y necesaria para los cólicos, para el mal de altura (soroche). Infaltable para alejar el mal, adivinar el futuro, saludar a la tierra, contra el susto de maligno, en los velorios, en el “huaqueo” (el acto de buscar huacos, especialmente durante pascua, se cree que los espíritus ‘gentiles’ permiten extraerles sus arcillas pre incas e incas). 

“Hojita verde de copa, humo blanco del cigarro, adivíname mi suerte si está cerca mi muerte” canta un carnaval cajamarquino de la “Cuyanita”, en este mismo sentido, escribo, no para motivar su consumo, sino para destacar una tradición que sigue “endulzando” a muchos paisanos.

Ricardo Gutiérrez con la hoja de coca
Incluso, al recordar la historia, esa hoja sagrada para los incas se convirtió en la hoja de mayor consumo desde la conquista española durante las faenas largas, de sol a sol, en los andenes y muchos de los monumentos arquitectónicos de los países andinos. Es decir, es la consoladora compañera de “sufre, peruano sufre”.

La fiel compañera es macerada con aguardiente (caña destilada) y para ‘espantar los malos espíritus’ acompasada con un cigarrillo, sin filtro. 

Jorge, con la cal
Y de algo, que nunca podrá olvidar un novato, es de la cal. La cal es una ceniza de origen vegetal, un bicarbonato fuerte. Con una aguja o un palito se traslada la cal, se la coloca al centro del bolo de coca para que arme con sus propiedades adormecedoras. Si esa cal contacta directamente con la piel la quema, pequeñas heridas que los experimentados curten con aguardiente. Por ello, algunos prefieren reemplazar la cal por azúcar, pues se les va la alegría cuando los alimentos tibios causan dolor en las heridas de la boca.

Cesar Ascencio. Con calabazo reforzado
con piel de criadilla de carnero.
Esa hoja sagrada, símbolo de identidad para agricultores de Bolivia, el Perú, Colombia, etc., ha sido mal usada por muchos para hacerse millonarios. Recordemos que los grandes ingresos económicos son del narcotráfico manifestado en lavad

o de dinero y en corrupción. Hay millonarias campañas políticas que encaminan a tener narco-estados.

La hoja de coca se vende por libras, recuerdo a mi abuelo con su bolsa de tela, talega, y un calabazo en los bolsillos de su saco. Mi tío, cargaba su alforja en su caballo y siempre con su coca y su calabazo, para “armarse” decía refiriéndose al gusto que provoca la combinación con cal, cigarrillo y aguardiente.

Los grandes estancos de coca eran cual templo andino, cada uno peregrinaba, bolsa de tela en mano, para estoquear su semana, hablo cuando el mercado sólo se visitaba los domingos y las bolsas plásticas no inundaban el planeta.

Aunque su consumo preponderante es rural, también en las ciudades ameniza largas conversaciones, en los velorios inspira anécdotas y chistes, los vigilantes y los choferes la usan para no quedarse dormidos, … 

Higinio Salazar, con un decorado calabazo que contiene la cal.
La tapa del calabazo tiene una aguja que sirve para trasladar la cal.
Por eso, aunque tu vida haya girado en torno al te inglés o a un mate chino, no te olvides de beber tu mate de coca al arribar a las alturas andinas. Y si ves a alguien con la ropa con puntos verdes y los labios quemados, podrás entender. Siempre necesitamos entendernos como hermanos. Y si eres ‘paisita’ te quedará sonando: “Échale un bolo”.


 Nota: agradezco  por permitirme publicar las fotografías
        F ueron tomadas en Cajamarca, 15 de diciembre de 2018.

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