TO 2 C. Multiplicar el vino. Bodas de Caná de Galilea

Segundo Domingo del tiempo ordinario – Ciclo C (Juan 2, 1-11) 20 de enero de 2019

 La Boda en Caná de Galilea
BODAS DE CANÁ.-Julius Schnorr von Carosfeld.-ROMANTICISMO  1819
Homilía y Reflexión
Desparramar amor en el sin sentido

En la desorganización cuentan los amores desproporcionados 

Hay acciones desproporcionadas que impactan. 
Por ejemplo: tu familia viaja desde lejos para saludarte, tu enamorado (a) comparte lo que tiene contigo, alguien te da todo el tiempo necesario para escucharte, ese amigo (a) buscó justo lo que a ti te gusta, … Muchos gestos de entrega que pueden ser desproporcionados con la objetividad.

Y es más desproporcionado si a la otra persona le suena: no tengo tiempo, no puedo, no quiero, no me interesa. Desproporcionado es que alguien haga lo que no quiere. 

La boda de Caná de Galilea muestra desproporciones sorprendentes. María identifica un problema que a simple vista no le compete, además pone el balón en la cancha de su Hijo Jesús. Él está disfrutando de la fiesta con sus discípulos e invitados, y es abordado por su madre, que sin dudarlo pide a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga”.

Parece que María asumió la administración de la fiesta, estoy exagerando, pero el encargado de solucionar el vacío es el mismo Jesús: “Mujer, ¿por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía”.

Por qué es tan grave que falte el vino. Este producto de la vid es el símbolo del amor, de la alegría. María, la madre de Jesús, identifica que el vino se acaba. Esta desproporción es que los recién casados se emborrachen de amor y alegría. ¿Qué sería de un matrimonio sin amor, sin alegría?

Que falte el vino significa una mala organización, un mal augurio. 

Jesús pide llenar las tinajas que servían para lavarse las manos, según sus costumbres como signo de purificación, por lo menos de 40 litros cada tinaja, suficiente para darle a 240 personas su botella de vino personal. Tan desproporcionado, exagerado, despilfarrador.

Este signo de abundancia es lo que quiere Jesús, en realidad, inyectar en una religión diagnosticada por la Madre con una necesidad urgente de vino, la alegría, el amor, el entusiasmo, el espíritu.

Parece que hay un buen catador para saborear del mejor vino, Jesús. Unos sirvientes testigos de la vida transformada en amor. Una alegría abundante ante la tristeza, la caridad ante la miseria, el amor ante el desamor, la vida ante la fría muerte.

¿Tienes actitudes desproporcionadas? ¿por qué son motivadas? ¿La alegría y el amor dinamizan tu vida?

Homilía y Reflexión


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