Señor de los Milagros
“Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre…”
El recorrido del Señor de los Milagros mueve todo en nuestro país. Ni el día de la Canción Criolla lo pude mover desde que el Presidente Manuel Prado Ugarteche lo estableciera el año 1944. Mueve el tráfico, a organizaciones, a comerciantes, a los más indiferentes, a los que fungen de
agnósticos y a muchos corazones. Todos tomamos nuestras precauciones para salir en familia o para no quedarnos atascados en el difícil flujo de carros. Es importante que nos mueva a la fe, al encuentro con el Cristo Moreno.
La historia del Señor de los milagros coloreaba a la Lima criolla, pero hoy podemos decir que pinta la multiculturalidad nacional peruano. Por ello tenemos que pedirle al Señor Crucificado, moreno, para dirigirnos a la libertad, al sentido del camino, a la luz en el camino, al horizonte y motivo de nuestra vida.
Nuestro país pintado en una procesión a una vida con sentido, a la libertad, a la luz. Una procesión que nos hace revisar el desierto de nuestra vida, los problemas nacionales, “Conga”, “Bagua”, “indulto”, “Parada”,… pero más allá de estos temas tratados sin diálogo, también tenemos que pedirle al Señor de los Milagros que nos ilumine y nos ayude a luchar contra la pobreza, la desnutrición, la corrupción, la inseguridad ciudadana, …
Hoy más que nunca se manifiesta el Crucificado entregándose por nosotros, porque nos ama, porque mirándolo podemos ver nuestro destino, nuestra meta, nuestra misión sentido, la salud, la salvación. Sr de los Milagros ruega por cada vida rota, cada corazón perturbado, por cada madre olvidada, por cada hombre lagrimeando soledad.