Homilía y Reflexión

Homilía para "Reflexionar la vida terrena a la luz de la Sagrada Escritura"

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Domingo Ordinario XXXI – Ciclo C (Lucas 18, 9-14) 27 de octubre de 2013

“(...) por considerarse justos, despreciaban a los demás”


¿Sabes orar? Esta pregunta siempre me ha sorprendido sin piso. En un contexto competitivo donde siempre uno busca o ufana de saber de todo un poco se puede decir que  “sí”. O quizá diga que “no”, pues nunca lo ha intentado, o no sabe cómo hacerlo. La oración es un tema fuerte en el evangelio según San Lucas; en su propia experiencia la oración cristiana llega a ser una gran novedad y también motivo de un insultante escándalo.


Una Novedad: Lucas es un escritor sagrado del Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Lucas no conoció personalmente a Jesús, bebió de la fuente de Pablo tal como lo resalta en el libro de los Hechos y también conoció a la Virgen María por ello es el que mejor habla de su niñez, de la visitación a Santa Isabel y el cántico del Magnificat, de su presentación en el templo y otros detalles que puede revelar sólo una madre o alguien muy cercano. Es decir, es un hombre de investigación, no nació creyente hasta que se convierte al cristianismo, viaja a Roma, donde conoció a Pedro y Marcos. Su evangelio lo dirige a los no judíos como al tal Teófilo (amigo de Dios) mencionado al principio de su libro.
Lucas encuentra una gran novedad en la oración. Él proviene de origen no judío, no conoce personalmente a Jesús. Podemos decir que Lucas es un pagano, vienen de una cultura en la que la relación del hombre con Dios es utilitarista, consumista y hasta chantajista. Pueden presentar ofrendas para aplacar la ira de los dioses, para pedir favores,… casi, casi la salvación de pende de la ofrenda y de la voluntad del hombre.
Lucas al conocer a Jesús, la oración es una gran novedad. Experimenta y escucha los testimonios de cómo oraba el mismo Jesús especialmente antes de las decisiones más radicales y de escoger a sus discípulos. Cómo el mismo Jesús valora la oración de intercesión, así uno puede orar por el prójimo. Así, la oración es fuente de encuentro consigo mismo, con los demás y con Dios.
Todo pagano, podemos decir “ateo práctico” es agrio ante la oración aunque profundamente la necesite. La novedad para Lucas es que ya no ofrece sacrificios sino su propia interioridad, su salud espiritual ya no depende de ser privilegiado sino de ser creatura de Dios, el perdón vence al odio, el amor a la venganza, la humildad a la soberbia. “Dios enaltece a los que se humillan y humilla a los que se enaltecen”.
El ateo práctico no quiere orar porque también se queda sin piso, no le gusta arañar en el silencio, se teme así mismo. Quienes encontraron sentido a la oración experimentan algunos frutos: ya no gritan en casa, no se desesperan, son respetuosos, sensibles, se identifican con los problemas y plantean soluciones. La novedad no se queda es ser bueno, porque puede ser bueno y sin Dios, sino que su vida tiene sentido de cielo/santidad, algo que va más allá del optimismo, voluntarismo, positivismo, de la concentración racional, de la autosuficiencia,… más allá de las meras fuerzas humanas.
Un ejemplo que escandaliza: También la calidad de oración es un escándalo. Los fariseos son considerados buenos en su religión, famosos, fieles cumplidores de la ley, entregan todo el diezmo.  En cambio los paganos, especialmente los cobradores de impuestos tienen fama de traidores por servir al Imperio Romano. Jesús, en plena sinagoga, repleta de fariseos tiene el valor de presentarles al pagano como modelo de justificación ante Dios y no al fariseo que parece tener todo solucionado. Es un escándalo, por eso no dudaron en matar a Jesús.
Finalmente, en nuestra oración podemos ser como el publicano o como el fariseo. El fariseo no se humilla, se compara y siente que no necesita los favores de Dios, parece que domina a Dios. El fariseo es la persona que considera a sus logros como méritos propios de la autosuficiencia. En cambio el Publicano, con fama de malo se humilla, pide perdón por sus pecados, espera la misericordia de Dios. Así que ánimos en: la humildad inscrita en lo más íntimo del ser humano– sobrenaturalizado, la esperanza de caminar desde lo más sencillo, la verdad de cómo somos en las diferentes facetas de la vida, y la gratitud con Dios por su amor incondicional.
Domingo Ordinario XXVII – Ciclo C (Lucas 17, 5-10) 6 de octubre de 2013
“Los apóstoles pidieron al Señor: – Danos más fe”


¿Cuáles son tus sueños? ¿Ya los realizaste? ¿Cuáles no, por qué? Estas preguntas se enganchan en la lectura de mis ilusiones. Desde el sueño de una buena dieta y una rutina en el gimnasio hasta los de escribir a tiempo este artículo, desde leer poesía hasta redactar la tesis que me falta, desde la angustia hasta el optimismo, desde el respeto hasta la práctica de las virtudes. Estos sueños laten cada día en el corazón, son aspiraciones difuminadas en el aire, que regresan para tener vida y, ojalá, en abundancia. Lo bueno es que los sueños pueden tener detractores pero nadie los puede evitar.

“Soñé que un día los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos amos se sentarían juntos en la misma mesa de fraternidad…” (Martin Luther King). Este sueño del Nobel de la Paz (1964) se cumplirá y por entonces el Papa Juan XXIII otorgó la canonización a San Martín de Porres (1962). Un poco antes Cristobal Colón soñó con descubrir al nuevo mundo, se desorientó en su viaje pero logró descubrir ese nuevo mundo que nos implica y está en nuestra historia. Los sueños se logran, con sacrificio pero nunca desmayando, a Luther King lo asesinaron (1968) y actualmente nos parece normal que Barack Obama sea el Presidente de Estados Unidos; los peruanos esperamos como tres siglos para que Martín de la Caridad sea declarado santo; Colón, espero como seis años para recibir el apoyo necesario de los Reyes Católicos (1492), y descubrirá recién en su  cuarto viaje (1502) las costas centroamericanas, y con ello la existencia de las llamadas “altas culturas” en el Nuevo Mundo.
Por ello, no dejemos de soñar, esto implicará confiar mucho en las virtudes y capacidades que Dios nos ha regalado. Sin embargo, nunca los objetivos son plenos al margen de Dios.
Confiar en uno mismo es difícil y en los demás se complica. Si analizamos en nuestra familia, la desconfianza ha dañado vidas, en los trabajos afecta a la productividad, en la vecindad algunos nunca dejan de pelear. La desconfianza hace sufrir a las personas “que se aman”; el orgullo puede más que la reconciliación, la soberbia más que la humildad, el prejuicio más que el entendimiento; la irá más que la paciencia,… ¡Necesitamos ser confiables!
Hasta los discípulos que están cerca sienten este vacío y le dicen a Jesús “Enséñanos a tener fe”. La fe va más allá de la confianza, es una respuesta, no se puede fingir la fe. En la confianza necesitamos ser confiables; en  la fe Dios ya es confiable, sólo falta creer. Es tan básico saber creer que Jesús antes de sanar a alguien siempre le pregunta “¿Crees que te puedo sanar?”. La desconfianza es causada porque la persona engaña sin escrúpulos y puede mirarte a la cara y decirte ‘te amo’, hace doble vida; en cambio la falta de fe es expulsar a Dios. El “piensa mal y acertarás” es propia de la desconfianza, pero en la fe es: “no me mueve mi Dios para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte,… aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno te temiera”.
La fe es un don de Dios, de nuestra parte se necesita responder con caridad, con hechos concretos; sin condiciones; Todo lo que hagamos será sólo porque amamos el servicio. Así, la fe no tiene color, ni estatus, sólo tiene el amor de Dios. Haz algo, estamos en el año de la fe.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 17, 5-10


En aquel tiempo, los Apóstoles dijeron al Señor:
–Auméntanos la fe.
El Señor contestó:
–Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería.
Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor, cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: «En seguida, ven y ponte a la mesa?»
¿No le diréis: «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo; y después comerás y beberás tú?» ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid:
«Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.»

Pasión por la verdad


La vorágine de la noticia sintetiza y hace actuar simultáneamente esta vocación que recorre las venas, bombea el corazón y oxigena el cerebro.


periodista

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¡Periodista! Sí, sin horarios, sin feriados, pura vocación, aventura humana, agenda inmediata, construcción de mensajes, búsqueda de sentido, corriente de opinión, mirada amplia, proactivo, innovador, luces, efectos, encuadres, cámaras, micrófonos, audífonos, grabadoras, programas, satélites, señal, al aire, grabando,… Más allá de los instrumentos, el aporte humano, el sentimiento, el arte, el patriotismo, el humanismo, la verdad, la justicia, la objetividad, la honestidad salen por los poros y se nutren con cada tecla, el roce del papel, el lapicero, la libreta, el celular,… 

Se tiene que vivir, deben brillar los ojos como los del que encuentra un tesoro, de esos que los buscas aunque percudas la camisa y la suela se gaste; de ese encuadre que nunca lo volverás a tener; hay que captarlo, siempre preparado para la oportunidad. Una mochila de novedades, de visiones distintas buscadas con el rigor y delicadeza de un arqueólogo, la perseverancia de la hormiga, la mirada de águila, la sencillez de la comunicación como las parábolas de Jesucristo.

En este día dedicado a ''La más noble de las profesiones o el más vil de los oficios'', un abrazo a los periodistas, profesionales y aficionados. La pasión por la verdad invade como un virus la existencia; en ese camino salvamos piedras y espinos con el casco soberbio de la mediocridad o con la desnudez de un niño sin prejuicios ni malas intenciones; como Adán y Eva antes o después de consumir la fruta prohibida, con fe o con la sola razón, con la búsqueda permanente o con el “copia”, “me gusta”, “compartir” de la anoréxica creatividad. Así somos, controvertidos, amados y aborrecidos como las palomas de Lima; pero nunca, eso sí nunca, lo que siempre he odiado es que nos traten como a pájaros volando tras la misma semilla, como palomas bebiendo de la misma fuente, alimentados de los mismos intereses; eso no es el bien común, no lo es, eso es servir a un señor, picotear su mano y reducir el vuelo a una cuantas manzanas de la ciudad.

Recientemente, el periodista italiano Eugenio Escalfari que se considera agnóstico recibió una carta extensa del Papa titulada “Recorrer juntos el camino” (4 setiembre 2013. En esta carta señala el Papa Francisco que la fe y la razón  han llegado a la incomunicabilidad, pero es indispensable relacionarlas: “se ve claro así que la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que le abraza y le posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos» (n. 34: ECCLESIA 3.684 [2013/II], pág. 1090). En un diálogo abierto aparecen temas importantes para un periodista: la autoridad nacida del seno de Dios y con la cual Jesús predica, anuncia y denuncia, es criticado por su procedencia, incluso compromete su propia vida; la venida de Jesús tiene como objeto la comunicación, no la exclusión; “dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.

Respecto a la verdad, el periodista considera que no existe una verdad absoluta. “Yo no hablaría –ni siquiera para el que cree– de verdad «absoluta», en el sentido de que «absoluto» es lo que está desvinculado, es decir falto de toda relación. En cambio, la verdad, según la fe cristiana, es el amor de Dios por nosotros en Jesucristo. ¡La verdad es, por lo tanto, una relación! Tan es así, que incluso cada uno de nosotros capta la verdad y la expresa partiendo de sí mismo: de su historia y cultura, de la situación en que vive, etc. Ello no significa que la verdad sea variable y subjetiva, antes al contrario. Pero significa que esta se entrega a nosotros siempre y solo como un camino y una vida. ¿No dijo tal vez el propio Jesús: «Yo soy el camino, la verdad, la vida»? En otras palabras, la verdad, al formar, en definitiva, una sola cosa con el amor, requiere humildad y apertura para ser buscada, acogida y expresada…”

Otro texto inspirador que se ajusta a la misión de un periodista por ejemplo es: “vivir y testimoniar a Jesús: a aquél que fue enviado por el  Abba «a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19).

Un gran día del periodista, del profeta actual, de quien vive al servicio de la ciudadanía.
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Hola, soy Javier Abanto. Escribo reflexiones, vivencias y anécdotas. Publico artículos de teólogos y poetas. Estudie teología y comunicación. Desde el 2005 me dediqué a la docencia universitaria y a la gerencia de emisoras de corte cultural y religioso. La vida necesita de alegría y esperanza. Necesitamos a Dios en nuestra vida.
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¿Qué es "Luciérnaga"?

"Luciérnaga" Surge para expresarme de manera sencilla. Las luciérnagas remiten a mi origen rural - andino. Son visibles al caer la noche y hacen volar la imaginación con sus luces intermitentes, propias y naturales.

Luciérnaga se dirige a las personas de buena voluntad que buscan vivir con justicia y paz. Necesitamos del humor y la alegría. Y, sin duda, el mundo necesita de Dios.

Gracias por leer y compartir, no olvides comentar.

Javier Abanto Silva
javierabantosilva@gmail.com

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