La risa de mi nieto
Hoy quiero tener una agenda; programar todo lo necesario para aprovechar el tiempo। Siempre la hago, no la cumplo a cabalidad porque hay distractores o momentos importantes que me entretienen. Necesito cerebro para poder pensar en todo lo que…
Hoy quiero tener una agenda; programar todo lo necesario para aprovechar el tiempo। Siempre la hago, no la cumplo a cabalidad porque hay distractores o momentos importantes que me entretienen. Necesito cerebro para poder pensar en todo lo que…
El viejo “Pancho” recuerda con ironía los matrimonios de antes। Antes, tu papá acordaba tu matrimonio sin preguntarte. La mujer tenía que ser buena cocinera, conocer de manualidades y tolerar o gozar de su esposo para toda la vida. El hombre, debía trabajar para la manutención de la casa. La música tenía como letra poesía y el baile era elegante.
Seguramente te ríes del abuelo pancho, pero tus nietos también se pueden reír al darse cuenta que sus abuelos se unieron por accidente, pero que no conocen a su verdadero abuelo sino que tú eres de nombre। Es más saben que existe un abuelo pero no quieren visitarlo porque su agenda está repleta de compromisos y de vez en cuando te mandan un e-mail múltiple con unas diapositivas que ellos no crearon.
Si tú, como yo, todo lo automatizamos para aprovechar el tiempo, y sólo te llamo o me llamas cuando nos necesitamos - “Amix, un favor”- Es ya casi una costumbre que no nos veamos las caras y nos sintamos amigos, es un milagro o un monumento a la falsedad।
Tus nietos se reirán cuando vean las corbatas que usabas para los grandes compromisos con gente que nunca viste pero que sí es el primo del vecino de tu hermana। Se reirán de tu camino casi ritual a mirar la TV, de tu desayuno “al vuelo”, de tu almuerzo “chatarra”, de tu cena “dietética”.
Se reirán de tus pantalones con grandes bolsillos, a la cadera, de tus camisetas de colores। De tus peinados para resaltar tus ojos o esconder lo que tú crees que es deforme. De tus últimas modalidades de sacar el estrés los fines de semana, de tus mentiras a tus padres; de tus padres impotentes ante la avalancha de exigencias que les presentas.
Pero, si se reirán a carcajadas, entonces ¿tú de qué te puedes reír? De lo que nadie puede reírse es de aquello que lo hace con sentido, de eso que sale de tu corazón de manera auténtica, de aquello que te hace feliz, de las palabras y los actos que nunca te arrepentirás ni te harán sentir inferior o esclavo।
Se me olvido la agenda. De pronto también te rías de esto. Sólo quiero hacer que mis actos tengan sentido. No me río de mis padres, me alegra que se propusieran ser consecuentes y me amaran hasta enseñarme a reír de mis equivocaciones y de mis aciertos.
Aparecida: “La fe en Dios amor y la tradición católica en la vida y cultura de nuestros pueblos son su s mayores riquezas…Se expresa también en la caridad que anima por doquier, gestos, obras y caminos de solidaridad con los más necesitados y desamparados.” (Documento de Aparecida n° 07)