Aptitudes para vivir mejor el Adviento
I Domingo de Adviento
Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)
La Navidad ha impactado en nuestros corazones por aptitudes como: las oraciones en torno a la corona de Adviento, armar el pesebre, preparar los regalos, renovar las luces, y tratar de estar juntos. Sin embargo, pocos extrañan los regalos o los banquetes; al final, causa ilusión o tristeza la experiencia del ambiente humano, fraterno, cercano. Por ello, es importante esperarlo, como los grandes maestros con aptitudes que encaminen a la alegría y a la paz.
Entonces, nos preparamos para vivir la navidad:
1. Caminar con objetivos claros
El objetivo central de este tiempo es dejarlo encarnarse a Dios en nuestras vidas. Es fundamental esperar el nacimiento de Jesús en nuestros hogares, en la alegría del corazón. Es claro, necesitamos de Dios, de su ternura, de su buena noticia, de su alegría.
2. Seres de esperanza
Isaías es el gran profeta de la esperanza en un Salvador. En una realidad política y religiosa cansada y desesperada. Las personas han confiado en sus líderes, pero ellos cada vez son más egoístas y lujuriosos, el pueblo esta decepcionado y con hambre. El sin sabor de la vida ha llegado incluso a los religiosos, les han arrancado sus centros de religión, el corazón de la vida espiritual ha sido destruido por las falsas promesas. Entonces, en este mundo carente de ejemplaridad, lleno de corrupción, el sentido de la misión del profeta Isaías es despertar la esperanza y la fe en el único que no nos falla, Dios.
Isaías liga la esperanza a la comunión y la paz (cf. Is 2,2-4), tiene una poesía que relee a un Dios que no se olvida de su pueblo. Regresar a sentirse en unión con los antepasados, con las tradiciones, en la tierra propia, en el monte de Sión (cf. Is 2,2-3), es como la peregrinación a la tierra que sí produce fraternidad, amor, justicia, paz, …. Allí, donde todas tus potencialidades están al servicio de los demás.
3. ¡Estar vigilantes!
Es la aptitud propia de la predicación de Juan el Bautista, el primo de Jesús, preparar y prepararse en el camino del Mesías, anunciado por los profetas. Juan el Bautista pide la vigilancia de los caminos de la vida. Tendemos a complicar nuestros caminos, es una actitud compleja de cómo problematizamos nuestra existencia. El Bautista “prepara una navidad austera”, en la comida y bebida, pero llena de alegría, de revelación de los objetivos claros y sólidos para él y la humanidad: regresar a Dios.
La vigilancia como actitud también la predica san Pablo, viviendo ya la experiencia de la resurrección, no en el camino, sino en el tiempo inmediato (Rom 13, 11 - 14). Somo seres pasajeros y el tiempo vale para ser oportunos, no se trata de postergaciones psicológicas, sino de la oportunidad que nos da Dios para vivir cada minuto, cada segundo, de ser “hombres nuevos”. Por ello, ¡Sean vigilantes! No pierdan el tiempo, sean felices. Si postergas -las armas de la luz- esporque no eres feliz, y si eres feliz por qué las postergas. El tiempo llegará, es ineludible; por qué insistir en revestirse de riñas y envidias si la libertad de Jesucristo es duradera.
Fuera de tiempo
Este día es perfecto, por qué no vienes hoy;
recréanos el sentido, la esperanza y el amor
Sedientos como Isaías, Instagram y Tik Tok,
de retornar a la autenticidad ¡no tardes Señor!
Este verde redondo ya no mana leche y miel,
Las seguridades portan confusa desesperación,
Enciende cada luz en la corona del hombre fiel
Para encontrarte de regreso, ¡no tardes Señor!
Se apresuran los mercados, la contaminación,
la xenofobia, las leyes corruptas, el desamor,
las guerras (religiosas), el hambre, la recesión
¿dónde nacerás? Tendencia: ¡no tardes Señor!
4. Aptitud de humildad
Si peregrinamos al corazón de la Virgen María encontramos la humildad para cuidar y esperar la voluntad de Dios. Dios se ha revelado y ella no se siente la visionaria. Es la madre de Dios y no exige privilegios. El Magníficat es un himno que destaca mejor sus virtudes. Junto al silencio y los sueños de José se encaminan por ser buenos ciudadanos, respetuosos de la ley. Los hogares, las mujeres tienen una fuente de amor, coraje, perseverancia.
En este primer domingo de Adviento enciendes la primera vela de la vigilancia. Estás invitado a estar alerta a descubrir la esperanza, la alegría, la ilusión de tener en tu corazón la paz. Que el espíritu navideño sea realmente el “Espíritu Santo” que te va inspirando cada día más.
Palabra del papa Francisco
En este tiempo de Adviento estamos llamados a ensanchar los horizontes de nuestro corazón, a dejarnos sorprender por la vida que se presenta cada día con sus novedades. Para hacer esto es necesario aprender a no depender de nuestras seguridades, de nuestros esquemas consolidados, porque el Señor viene a la hora que no nos imaginamos. Viene para presentarnos una dimensión más hermosa y más grande.
Que Nuestra Señora, Virgen del Adviento, nos ayude a no considerarnos propietarios de nuestra vida, a no oponer resistencia cuando el Señor viene para cambiarla, sino a estar preparados para dejarnos visitar por Él, huésped esperado y grato, aunque desarme nuestros planes.
(Ángelus, 27 de noviembre de 2016)
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pintura:
San Juan Bautista, por Francisco Pacheco, 1608. Museo del Prado.
Juan Bautista se definió a sí mismo como «voz que clama en el desierto» y pedía «rectificad los caminos del Señor» (Juan 1:23), con lo cual cumplía expresamente una profecía de Isaías (Mateo 3:1-4, Lucas 3:4-6, Isaías). Marcos 1:1-4une a ésta el cumplimiento de otra profecía, de Malaquias 3:1.