Domingo XXXI del Tiempo Ordinario - Ciclo C - Octubre 31 de 2010

Domingo XXXI del Tiempo Ordinario - Ciclo C - Octubre 31 de 2010
 
“Hoy ha llegado la salvación de esta casa…”

La corrupción no tiene talla y sigue latente en personas que van acumulando fortuna en base a la estafa, a la violencia y al robo. La corrupción es un secreto a voces, cualquier rendija se convierte en un nido aparente para involucrarnos. Pero, la corrupción no le llega a la talla del efecto que tiene desparramar el amor y el perdón.

Ya nos encantaría escandalizarnos de algún millonario injusto que reciba a Jesús en su casa. Nadie, siendo humano, odia lo que va formando con creatividad, cuanto más, Dios no puede odiar su creación que sólo se explica, fue motivada por el amor. – “Tú con todas las cosas eres indulgente, porque son tuyas, Señor que amas la vida (Sab 11,26)”. Un encuentro con Jesús tiene como consecuencia la justicia social, reconocer a los pobres y empezar un proceso de reconciliación.
La historia de zaqueo es una bella forma de decir que el Reino también debe ser construido por los ricos. Esta amistad que se desarrolla entre Jesús y Zaqueo hace que la verdad libere. Sorprendente, en nuestra vida, hay amigos que “chocan” con nuestros bolsillos llenos gracias al sistema corrupto en el que nos hemos ido involucrando y si ponen el dedo en la llaga de seguro los excluimos (Zaqueo lo hospedó).
En esta bella amistad,  Jesús busca hospedarse en casa de alguien con plata pero infeliz y Zaqueo busca una buena tribuna para ser visto o caer en gracia a Jesús y renunciar a ser rico. Su vida es cambiada y su riqueza también. El acto escandaloso de un Jesús provocador se convierte en el testimonio de que todos podemos lograr la salvación, la felicidad, amar realmente.

Abrir la puerta a un amigo es decirle “esta es tu casa”, el corazón (y la talla) es más grande que mi apariencia. No te engañes por mi aspecto o por la “mala fama” que bien merecida la tengo, ayúdame a buscar la verdadera razón para vivir. De lo primero que me arrepiento es de lo que soy consiente.

Lo que parecía riqueza es mi más grande miseria por ello puedo estar entre los visitados por Jesús. “… daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más”. Ayúdenme a buscar un millonario que invierta la mitad de sus bienes en los pobres, a las justas y para la foto algunas empresas pueden hacer algo presionadas por la Responsabilidad social empresarial.

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