“2012”


El humo de los carros impregnado en las paredes, la bulla de motores, los que leen las cartas del futuro con sus yerbas e imágenes, el cine porno que se convirtió en templo, los que regulan la regla a las mujeres “sin problemas”, la devoción más grande de nuestro país con sus cirios e incienso, transeúntes tosiendo y escupiendo, turrones y anticuchos en oferta… son una avalancha en mi paso, a la defensiva, por una gran avenida de la metrópoli colonial y casi la más poblada de América Latina.

Fábricas y fábricas, calles bombardeadas por el compadrazgo y la ineficacia, buenas intenciones ahogadas en el mar de la corrupción, alergias y resfríos aplacando el espíritu de unión y de protesta, potestades ciegas al 40% de pobreza, burocracia y apariencia luchando por la continuidad del gobierno… Me refiero a las discusiones del científico y el político en la película “2012”, con un gran aporte de efectos especiales y una lúcida frase: “Un científico joven vale por diez políticos viejos”.

En muchas épocas, así como en las campañas políticas, se promete iniciar con el desarrollo. Los mayas, los incas, los romanos, los árabes y otras culturas han pronosticado el fin del mundo: parece que tienen razón, se les acabó su mundo entendido como época y ha iniciado otro. Solo nos muestran que son todos finitos, vulnerables, se quiebran, se desorganizan y mueren.

Además no somos dueños del mundo, pero sí podemos conservarlo. Las especulaciones sobre los mayas hay que valorarlas y hoy en el cine aporta al arte de la ciencia ficción, nos entretiene. La pobreza, el sida, el cáncer, la malnutrición… son signos reales que necesitan todo el avance científico para detener su crecimiento y salvar un mundo nuevo con personas humanas, no es humano dejar morir a otro humano.

El arte de la ciencia ficción, como el género apocalíptico, se sostiene en gestos y símbolos de la historia real. Y nos reflejan cómo los poderosos quieren salvarse sin cuidar el medioambiente donde viven, ¡Cuiden el planeta! Siempre les perjudicará aunque se vayan a otro planeta.

Quiero terminar con una pregunta sencilla: ¿qué estamos haciendo para ayudar a conservar nuestro medioambiente? ¿Ya sembraron un árbol? ¿Se fijaron dónde botan su basura? ¿Te gustaría el desarrollo sin corrupción? ¿Podemos globalizar la solidaridad?¡Es mejor la esperanza que la desesperación!

Documento de Aparecida nº 14 “… Caminos de vida verdadera y plena para todos, caminos de vida eterna, son aquellos abiertos por la fe que conducen a “la plenitud de vida que Cristo nos ha traído: con esta vida divina se desarrolla también en plenitud la existencia humana, en su dimensión personal, familiar, social y cultural”12. Ésa es la vida que Dios nos participa por su amor gratuito, porque “es el amor que da la vida”

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