“ El Espíritu del Señor está sobre mí ”
Hoy celebramos el Día de la Palabra de Dios, aquella eficaz y eficiente para comunicar la esperanza, la libertad, la justicia.
III Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
En el marco jubilar para todos quienes desarrollan su misión en el mundo de la comunicación, el ímpetu investigador expresado por el escritor del Evangelio de Lucas al “ilustre Teófilo” es sugerente porque ha investigado cuidadosamente los hechos narrados para escribir un relato ordenado y confiable. Este pasaje (Lc. 1,1) también alegra el camino hacia la fe y la verdad inspirado por la Palabra de Dios.
Misión de esperanza: anunciar, devolver, liberar
Agudiza de manera explícita 3 verbos: anunciar, devolver, liberar. Estos 3 verbos están dirigidos a los más débiles: los pobres, los cautivos, los ciegos. Ni tú ni yo quisiéramos estar afectados por la pobreza, la esclavitud y la ceguera. Tanto la pobreza como la esclavitud son consecuencias de la injusticia social, y la ceguera puede ser una dificultad biológica o puede remitir a las personas que son ciegas sociales, a las personas incapaces de la autoevaluación, a las que no quieren ver los problemas sociales o las consecuencias crueles de sus propias acciones.
¿Cómo vives hoy esta misión de anunciar, devolver, liberar?
Jesús lee las Escrituras para mostrar que con él se hace realidad este anuncio del profeta Isaías. Dicho de otro modo, en su mundo esperan al Mesías, y Jesús va al lugar más conocido y sagrado de su tiempo, a la sinagoga para leer el texto sagrado específico que le anuncia. La autoridad del profeta se ve refrendada por el mismo sujeto del anuncio. Hay un testimonio personalizado de un texto conocido y escrito siglos antes: "Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír".
Estamos en un año jubilar, un peregrinaje con esperanza, tiempo de renovación. Se te invita realizar una lectura de la Sagrada Escritura de manera renovada y activa, con espíritu profético. La fe la y la verdad, no son una posibilidad sino una realidad, una necesidad cada vez más urgente para nuestras pobrezas, injusticias y cegueras.
En referencia a la Palabra de Dios, Jesús nos muestra que es el Mesías. Por ejemplo, este domingo se celebra la VI edición del “Domingo de la Palabra de Dios”, el lema es “Espero en tu Palabra” (Sal 119,74). Es el grito de esperanza del hombre ante la angustia, el sin sentido. En estas circunstancias, el único que no nos abandona es Dios, “Cristo Jesús, nuestra esperanza” (1Tim 1,1), por ello, que en este Jubileo nos “Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa” (Heb 10,23).
Palabra del papa Francisco
Jesús proclama: «El Espíritu del Señor sobre mí, […] me ha enviado para anunciar a los pobres la Buena Nueva» (v. 18) es decir un anuncio de leticia, de alegría. Buena Nueva: no se puede hablar de Jesús sin alegría, porque la fe es una estupenda historia de amor para compartir. Testimoniar a Jesús, hacer algo por los otros en su nombre, es decir entre las líneas de la vida haber recibido un don tan hermoso que ninguna palabra basta para expresarlo. Sin embargo, cuando falta la alegría, el Evangelio no pasa, porque este ―lo dice la palabra misma― es buena nueva, y Evangelio quiere decir buena nueva, anuncio de alegría. Un cristiano triste puede hablar de cosas muy hermosas, pero todo es vano si el anuncio que transmite no es alegre. Decía un pensador: “un cristiano triste es un triste cristiano”: no olvidar esto.
(Audiencia general, 25 de enero de 2023)
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 1-4; 4, 14- 21
Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».