T.O. XXVII – Ciclo C (Lucas 17, 5-10) – 2 de octubre de 2010



“Los apóstoles pidieron al Señor: – Danos más fe”

Las elecciones municipales y regionales nos tienen expectantes en este domingo. Hay que felicitar a los candidatos que trabajaron con muchos ánimos durante su campaña. Esa fuerza desplegada es envidiable para la misión acción de los seguidores de Jesucristo.

Durante la campaña electoral se han visto algunas pancartas agradeciendo a los gobernantes. Más que agradecerles se les debe felicitar a quienes cumplieron con su obligación de trabajar a favor del pueblo que los eligió. Ellos como servidores (as) cumplen su obligación de trabajar por el bien común, porque si lo hacen por el bien propio es una aberración a la democracia.

En esta historia herida por el cáncer de la corrupción parece difícil ser justos. Precisamente ahí está el detalle: quien se mantenga fiel en medio de la injusticia y la violación de los derechos, vivirá. Tenemos esperanza de que el mal nunca se apoderará de la historia definitivamente y de que la fe mueve montañas.
El buen servidor cumple con sus obligaciones. Si quien sirve como gobernante, comunicador, padre de familia, madre de familia, hijo, obrero, docente,… cumple con sus obligaciones, naturalmente se desarrollará la humanidad. Hoy, nos puede parecer algo absurdo: servir sin esperar nada a cambio, abandonarse a los brazos de Dios, tener una fe inquebrantable. Al final, en palabras de Jesucristo: 'Somos servidores inútiles, no hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación.'.

El cristiano tiene la obligación también de buscar el cambio del mundo, sin desanimarse - “¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches?”- porque Jesucristo no nos desampara: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación del mundo” o como san Pablo anima a Timoteo y le recuerda que Dios nos ha regalado su propio Espíritu, “el Espíritu Santo habita en nosotros”, que “no es un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio”.

Todos nos ilusionamos en servir mejor, con calidad, sin engreírse, somos siervos ‘inútiles”  porque todo lo recibimos de Dios, pero con mucha utilidad en nuestra misión. Molesta tanto el orgullo de quienes tienen un poco de poder y lo usan para hacer daño. El servicio a los demás es vertebral: “También ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: No somos más que administradores, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

0 Comments