¿Eres de buena familia?
Levántate, toma al niño y a su madre -
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Homilía y Reflexión,
La Sagrada Familia
Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)
¿Eres de buena familia? La respuesta es obvia. Te vienen a la mente los rostros de mamá, papá; las risas o gritos de tus hermanos. También, las visitas de tíos y primos ‘buenas gentes’. También, algunos nombres de familiares con una maleta de chismes o actitudes corrosivas. El niño Jesús tuvo una familia, quizá parecida a la que tú tienes, la tenemos y la queremos buena y santa.
“La familia es familia” decimos cuando se trata de auxiliar a quien está en dificultades. Hoy, unos dudan en formarla, otros destruyen la que tienen, por ello, es urgente cuidarla.
Cada día, las noticias van mostrando a las familias que se destruyen física y psicológicamente. El desamor y abandono. El poco respeto y abuso. Las decisiones egoístas y escasa comunicación. Tantas situaciones dibujan una sociedad enferma. Es como si la amenaza de Herodes seguiría asaltando a las casas de los más inocentes, destruyendo las entrañas de muchas madres y dejando ‘frustrados’ a muchos padres.
Ante tanta amenaza, ¿sólo queda esperar que muera Herodes? Herodes encarna una actitud psicológicamente enferma: sus miedos los traduce en agresividad, mata por conservar el poder, divide para reinar, disfruta de martirizar, el ‘Salvador’ (Dios) es su gran amenaza, por sus placeres personales sacrifica la vida de los demás, …
Hoy, la familia sagrada nos muestra algunos rasgos necesarios: los padres caminan y superan juntos las amenazas, María no desprecia a José por mayor ni por ser un carpintero, José la respeta en todo momento, ambos escuchan a Dios. Viven pendientes del niño, van a la sinagoga para escuchar la ley y los profetas. Peregrinan al gran templo de Jerusalén.
Jesús, crece en la humildad, en el trabajo, en el estudio de la Sagrada Escritura. Aquellos 30 años en la familia son una evidencia de la madurez espiritual y humana recibida de sus padres. Los historiadores han notado su ternura y misericordia con los demás. También, sus respuestas inteligentes ante los que le ponían a prueba y ante las injusticias.
Por ello, te repito la pregunta: ¿eres de buena familia? Quizá de la tierra de Jesús no se esperaba tanto, tenía mala fama, pero esos prejuiciosos no condicionan para lograr tener una buena o mala familia. Es importante que tú, seas padre, madre, hijo, hija, reflexiones sobre cómo va tu familia y hagas algo por mejorarla.
Cuánto nos cuesta mirar nuestra vida, sanar nuestras heridas, perdonarnos y perdonar. Pero, en familia: la mamá tendrá siempre un espacio para el hijo con un pan sobre la mesa. El papá, un consejo, una anécdota, una salida. El hijo, una mano tierna, una palabra de esperanza, un abrazo reconfortante. Vale la pena cuidar, integralmente, la familia. Quizá sea pretencioso: buenas familias hay, pero necesitamos “Familias santas”.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-15. 19-23
Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
Homilía y Reflexión,
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