III Domingo de Adviento (A): ¡A los pobres se les anuncia la Buena Noticia! - ‘Gaudete’


¡A los pobres se les anuncia la Buena Noticia!

III Domingo de Adviento -  ‘Gaudete’
Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)

Homilía y Reflexión

El Niño Jesús y San Juan. ESCALANTE, JUAN ANTONIO DE FRÍAS Y. Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado


La alegría "Gaudete" de Juan el Bautista

¿Qué cosas o quién te puede colmar de alegría esta navidad? En cuerpo y alma estás esperando disfrutar de los días de vacaciones. Anhelas con ansias reencontrarte con tus seres queridos, saludar a quien vendrá desde muy lejos para visitarte. Te ilusiona la reconciliación para celebrar una navidad familiar. Esperas el nacimiento de un bebé y vas ilusionándote en abrazarle, enseñarle, aprender de sus primeras palabras y de su espontaneidad. Tienes tantos motivos para alegrarte hoy y siempre.

También, podemos traslucir, en una lectura teológica, la alegría de Juan el Bautista. Tiene dudas de si su predicación tenía sentido, para completar la alegría necesitará decodificar el lenguaje del profeta Isaías. “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Juan no se cansa de aprender, el Mesías allana los caminos con la misericordia y sus palabras tienen el fuego del amor. Esto, seguro le mantienen en vilo.

La alegría de Juan se complementa con las palabras de los labios de Jesús, le llama “grande, más que un profeta”. Esa alegría y reconocimiento de su coherencia de vida, ese júbilo que tú también sentirías si tu jefe reconoce tu trabajo, esas palabras que dan sentido son expresadas por Jesús: “¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él”.

Esta alegría es contagiante, es un gran testimonio que arrastra a los discípulos, a los pecadores, a los excluidos. Esa alegría del Niño Dios que: antes de navidad te encuentra ciego y te permite ver, sabe de tu ‘lepra’ y te limpia, estás cojo y te hace caminar, eres sordo y logras el equilibrio de la escucha, hace tiempo haz muerto y en Navidad te resucita, vives desesperado y te anuncia su paz y su justicia. Este lenguaje de comunicar alegría es propio de un Mesías, de un redentor que va nacer pronto en el pesebre de tu casa interior, en tu familia. Tú podrías ser un gran comunicador de esta noticia para que nazca también en la sociedad, especialmente para acompañar a quienes estarán solos, hambrientos y pobres. (Is 29:18; 35:6; 26:19; 61:1; 34; 61:5-7).

Juan recibe la Buena Noticia, una clave del Mesías de Isaías que le confirma. Entonces, la cárcel en Maqueronte ya no es su límite, el poder de Herodes sólo gobierna un territorio pero no el cielo, su cabeza seguirá siendo una ofrenda a la justicia, una llamada a la conversión, seguirá allanando con humildad el camino de regreso en los corazones embriagados por el orgullo y la lujuria.

Si Dios te ha dado las inteligencias múltiples seguramente deberás cultivar los grandes dones. Si la alegría de la virgen María, de los ángeles, de los pastores, de los reyes magos y la tuya existe este mes es especialmente porque: Nace el Hijo de Dios en nuestra cultura, hablando nuestro lenguaje e involucrándose con nuestra vida. Ojalá puedas tener la alegría de sentir que todo lo hecho y dicho ha tenido sentido.
Caravaggio “Salomé con el jefe de Juan el Bautista”


 Homilía y Reflexión

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 2-11

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle:
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:
los ciegos ven, y los cojos andan;
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen;
los muertos resucitan
y los pobres son evangelizados.
¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:
“Yo envío mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino ante ti”.
En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

Homilía y Reflexión
Número de catálogo
P000696
Autor
Escalante, Juan Antonio de Frías y
Título
El Niño Jesús y San Juan
Fecha
Hacia 1668
Técnica
Óleo
Soporte
Lienzo
Dimensión
Alto46 cm.; Ancho122 cm.
Procedencia
Colección Real




Pintura del artista italiano Caravaggio “Salomé con el jefe de Juan el Bautista”. El tamaño del cuadro es 116 x 140 cm, óleo sobre lienzo. La pintura muestra al pintor, presumiblemente, el bailarín Salomé, Herodías y Herodes Antipas.
Herodías se casó con su tío Felipe y tuvo una hija adulta, Salomé, pero se dejó llevar por una conexión criminal con el hermano de su esposo, el rey galileo Herodes Antipas.
Esta historia de amor causó una gran impresión en todos los habitantes de Galilea; La gente murmuraba diácono, pero no se atrevía a expresar sus sentimientos. Luego, el vengadorde la ley moral desafiada fue hecho por Juan el Bautista, quien se mostró audaz al tirano y le dio un reproche amargo. Herodes Antipas, incapaz de soportar acusaciones por tener una conexión ilegal con Herodías, concluyó a Juan el Bautista en prisión, donde el precursor de Jesucristo fue víctima de la maldad de Herodías.Salomé bailó tan bien para el rey Herodes Antipas que juró cumplir cualquiera de sus peticiones.Su madre, Herodías, que buscaba la posibilidad de vengarse de Juan el Bautista, persuadió a Salomé para que le pidiera a Herodes el jefe de Juan el Bautista. Esta pintura es la última obra del artista Michelangelo Merisi da Caravaggio, escrita durante los últimos tres años de su vida, posiblemente terminada por un pintor en Nápoles, donde vivió desde 1609 hasta 1610.

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