Solemnidad: la Inmaculada Concepción de la Virgen María


“¿Cómo será eso…?
De Eva a María Inmaculada
 
 Homilía y Reflexión, 

Si tienes la tentación de culpar a los demás por tus errores, si tus respuestas son una lavada de manos o un escape, entonces te pareces mucho a la madre y al padre de la humanidad. 

Pero este camino de culparnos no cura las heridas. Vayamos más a las fuentes: la propuesta del mal (serpiente) es un dulce veneno: obsesión por lo prohibido, ronda buscando cómo devorar, incapaces de postergar los gustos. Aparecen los argumentos incluso señalando a un Dios mentiroso, a quien se lo niega para lograr el objetivo. A pesar de todo, Dios sigue atento, “¿Dónde estás?... ¿qué has hecho?”. Y llega la verdad sin culpa, algo como: “me ofreció del fruto y comí”. En conclusión, puedes ser muy inteligente y hábil para argumentar, pero Dios es más sabio, “desnuda” tu mentira.

Esta historia de una humanidad desesperada por la ‘eternidad’ de la mano de la maldad es muy conocida, los hijos se fueron matando, los reinos se dividieron, los imperios van cayendo, las grandes instituciones plagadas por la decadencia ética, etc. Esta historia, puede ser distinta con la participación de la Madre de los cristianos, encargada por el mismo Jesucristo, es María, la madre de la Esperanza ¡mucha fe!

En este edén, la Inmaculada, la Virgen María es la gran protagonista del personaje central de nuestras vidas: Jesús, nuestro Salvador, nace. 

-       María, un paradigma de mujer. Los grupos que intentan reivindicar a las mujeres podrían tener un modelo de mujer joven, con madurez espiritual, asume con perseverancia en ser la gran discípula de Jesús. No en vano, Jesús tiene un trato tierno y liberador con las mujeres: la viuda, la prostituta, la enfermiza, etc.
-       La pureza de corazón: no brilla por sus hermosas palabras sino por sus verdaderas intenciones. No protesta para dejar de ser madre, sino para entender cómo serlo. La vida es su motivo principal de lucha. Junto a José, con niño en los brazos, son migrantes perseguidos y en una situación vulnerable. Salvan al Salvador de las obsesiones del poder de turno.
-       Unas normas que matan. María, la virgen Inmaculada, es hija de una sociedad que trata mal a las mujeres. Por cierto, en estos países no se ven las grandes protestas a favor de las mujeres como podemos verlas en Estados Unidos o en Latino América, ¿por qué? ¿Es una pasión gastronómica o una pasión con argumentos sólidos? Las esperanzas son necesarias en los lugares dramáticos.
-       Acoger al diferente. Esta capacidad de acoger la diversidad de opinión, propuesta por San Pablo, ayuda al diálogo, a la conversión. Los peligros de no dialogar son hirientes, los prejuicios deprimen e imposibilitan todo camino. 
-       La inmaculada Concepción. La experiencia de una vida al servicio de Dios y de los demás es gozosa y por ello una propuesta: Jesucristo es el sentido de la vida. La limpieza de corazón puede sufrir con desesperación la contaminación de la maldad. Ya Eva, los padres de la humanidad, vivieron el dolor de sentirse avergonzados, del engaño. La insatisfacción de un libre albedrío desviado del camino. Esta humanidad sería muy tonta de querer vivir la libertad matando a los suyos, profundizando las brechas de desigualdad, enfrentando las familias, generando conflicto en las nuevas generaciones.

No necesitamos regresar a ser "maculistas" para sentirnos más humanos. La Virgen María seguirá siendo un propuesta para la humanidad


Homilía y Reflexión, 

Dogma de la Inmaculada Concepción

 La definición del dogma, contenida en la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854, promulgada por el papa Pío IX, dice lo siguiente: 

[...] Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho
.
Bula Ineffabilis Deus.1​

Pío IX, contemplando el mar agitado de Gaeta, escuchó y meditó las palabras del cardenal italiano Luigi Lambruschini (1776-1854): 'Beatísimo Padre, Usted no podrá curar el mundo sino con la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Sólo esta definición dogmática podrá restablecer el sentido de las verdades cristianas y retraer las inteligencias de las sendas del naturalismo en las que se pierden.[cita requerida]
El historiador Francesco Guglieta, experto en la vida de Pío IX, señala que el tema del naturalismo, que despreciaba toda verdad sobrenatural, podría considerarse como la cuestión de fondo que impulsó al papa a la proclamación del dogma: «La afirmación de la Concepción Inmaculada de la Virgen ponía sólidas bases para afirmar y consolidar la certeza de la primacía de la Gracia y de la obra de la Providencia en la vida de los hombres». Guglieta señala que Pío IX, pese a su entusiasmo, acogió la idea de realizar una consulta con el episcopado mundial, que expresó su parecer positivo, y llevó finalmente a la proclamación del dogma.

Si quieres leer toda la historia del Dogma de la Inmaculada Concepción de María te recomiendo: Hacer Click


Homilía y Reflexión, 


Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.
El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

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