La piedra del escándalo
Domingo XXVI del tiempo ordinario – Ciclo B ( Mc. 9, 38-43.45.47-48) 30 de septiembre de 2012
La piedra del escándalo
“El que no está contra nosotros, está a nuestro favor… El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.”
El mes de setiembre es el mes de la Biblia, en Lima se celebró con un momento de oración ecuménica. Actividad paradigmática para nuestras conversaciones fomentadoras de la división, pues conversar de religión suele ser interminable, a Dios no se le puede agotar en una charla, Dios va más allá de las meras ideas, a la comunidad, otredad, alteridad, hermandad, unión, comunión. Por ello, no pierdas tiempo ni aplastes tu hígado en discusiones vanas. En todo caso, estudiar la historia y lo que significa cada palabra de la Sagrada Escritura te posibilitará cruzar fronteras infranqueables, especialmente la de la ignorancia; a propósito la Feria Bíblica tiene un fin educativo y ofrece productos útiles para educarse en la fe.
Los celos suelen ser ocasionados principalmente por carencias personales, por traumas, por limitaciones propias. Prueba de ello son las palabras de los discípulos que quieren prohibir a otros que hablaban de Dios. Jesús sabe que el fin es bueno y no se debe prohibir hacerlo, ni vivirlo. Ojalá todos los varones y mujeres de este mundo buscáramos el bien en toda circunstancia, fuéramos como los profetas que descubren y anuncian la presencia de Dios en los ambientes más insospechados.
Lo escandaloso es no hacerlo, especialmente con los niños. Escandaloso significa un acto moral humano que pasa la frontera de la verdad objetiva, del respeto, de la fe y de las buenas costumbres. Jesús dice, el escándalo a los niños debe merecer colgarse una piedra grande en el cuello y tirarse al mar, es decir, hundirse hasta el fondo del mar donde la presión del agua acaba con la muerte y la desaparición; para los judíos significa el lugar de los muertos, de aquellos que han procurado el mal y no merecen más que estar enterrados muy al fondo.
Lo escandaloso, considero, para uno mismo es postergar el sentido de la vida, la presencia de Dios, darle tiempo, decirle “después te llamo”, “otro día nos vemos”,… Lo escandaloso es sentir que cada pierdes más a Dios, esta sensación hormiguea el cuerpo, se siente el vacío y el sin futuro de la existencia, vivir sin Dios es tan asfixiante como tener la presión del agua del fondo del mar, donde la oscuridad te expone a muchos peligros. Tan desesperante con una gran roca en el cuello que ya no hay regreso.
Ponerse la roca al cuello es una tarea paulatina, por ejemplo, la incomunicación, la desesperación, la manipulación, el egoísmo expresado en su “yo” y sólo “yo”. Un ejemplo típico, símbolo de asfixia contra los niños es por ejemplo, almorzar mirando la TV, busque cualquier canal en nuestro país y verá que son contados los programas familiares, educativos. No creo que sea educativo ver cómo se disputan los amantes o cómo se declaran homosexuales o prostitutas. No echaré la culpa a la TV, también a los mismo televidentes que expresan su vacío y necesitan rellenar con algo el almuerzo ¿Dónde queda la familia? ¿Ya no hay tema para dialogar en la mesa? ¿Acaso cuando se quiere conocer a alguien no se anda preguntando la hora o se comenta que hace frío? Tu familia ya no te interesa, te asfixia,… ¿Necesitamos ponerle una roca a la TV y mandarlo al fondo del mar o a nuestras actitudes?
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