TO XXIIB- Ley y tradición

Domingo XXII del tiempo ordinario – Ciclo B (Marcos 7,1-8.14-15.21-23) 2 de septiembre de 2012


“¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de nuestros antepasados?”

“Siempre se ha hecho así” es una frase que saca de sus casillas especialmente a quienes quieren innovar en una comunidad, empresa,… el quietismo va inmovilizando el entusiasmo y congelando el desarrollo. Las costumbres si no reciben aire renovador van perdiendo la razón de su existencia. Así del culto se va perdiendo a Dios, de la vida la dignidad, del amor el ser humano, de las prioridades los valores máximos, de la salud al Espíritu, de la familia a Jesús, del matrimonio el vino (alegría) abundante,…

Cuando nuestros padres nos aconsejan no es porque nos tienen cólera, sino que se preocupan y cuidan de nosotros. Si siempre nos pusieron a los mandamientos como prohibiciones, a mí tampoco me interesaría aplicarlos en mi vida. Pero si me enseñan que la intención es la optimización y calidad de mi vida agradecería y me dispondría a los cambios oportunos. En este sentido para Jesús el culto a Dios y a los seres humanos son inseparables.

Los mandamientos sin Dios pierden origen y las tradiciones se desarraigan si llegan a niveles bajos del mero cumplimiento. Eso quiere decir que el mandamiento del amor no debería ser una tradición sino una convicción con el sello de garantía del mismo Jesús.

“Lavarse las manos” es una buena tradición sanitaria, convertida en precepto religioso. Pero las leyes humanas parecen ser más rígidas que las de Dios. Las de Dios nos liberan de aquello que mancha y se anida en un corazón pervertido, egoísta y absurdo.

Una nueva etapa no borra la historia, pero sí la supera. Un Dios de amor y misericordioso escuchará a los hombres y estos afinarán los oídos y la boca.

0 Comments