Santa Rosa de Lima

Joven Rosa

“ Si tuvieras fe como un granito de mostaza”


¿Es muy poco lo que haces? ¿Lo que haces es muy poco? ¿Dices mucho o poco? Son preguntas desesperadas pero no paranoicas para quien necesita tener una vida distinta. Preguntas que no están dentro de los cálculos psicológicos y menos en un “país de locos”. No estamos locos pero el crecimiento lento del PBI (5-6% al año) nos pone en un rango crítico y sí puede mostrar cuadros de depresión y psicosis.

Santa Rosa de Lima ayudaba a “parar la olla” en su casa para alimentar a sus numerosos hermanos (11 0 13). Trabajó duro, como San Martín, también era ‘mil oficios’. La pobreza no le impidió vivir la solidaridad con los “indios o indias”, con los más marginados del s. XVI. Actualmente, se incorporan al mercado laboral mil jóvenes ó 350,000 al año, esperemos que el PBI crezca (7-8%) al año para reducir la pobreza y evitar la depresión y la psicosis. Tener trabajo no necesariamente es abandonar la pobreza, quizá sí la miseria; Isabel Flores se enfrentó a una realidad vergonzante no ajena a la de muchos jóvenes hoy.

La Primera Flor de América y de las Filipinas no es famosa por sus controversias familiares, tampoco porque le quita el novio a alguien para entretener a los voyeuristas. El granito de mostaza (Palabra) lo sembró Dios en su corazón humilde para defender a los campesinos de la explotación y abuso minero en Quives (Conga la necesita), para movilizar y ofrecer incluso de su vida por defender Lima de los saqueadores o piratas (antes venían sólo en barco), para cuidar enfermos sin discriminación alguna (divina espiritualidad inclusiva),…

No ha sido poco lo que ha realizado la joven Rosa, trabajo por amor a su esposo (Jesús: “Rosa de mi corazón, sé mi esposa”) y no divagó el sentido de su existencia, sólo le desesperaba no poder hacer más. Esta pasión por el servicio exclusivo a Dios lo ha logrado con el tiempo. Después de su Canonización (1671), sus virtudes vibraron en los corazones de muchas jóvenes e iniciaron así las “Beatas Rosas” elevadas a Monasterio por el Rey Felipe V de España, luego trasladadas a vivir en la Casa de los Sres. De la Maza donde Santa Rosa vivió los últimos años de su vida y partió a la casa del Padre (Decreto del 2 de enero de 1709, Marqués de Casteldusrius).

Ella quería ir a la evangelización como los misioneros varones. Actualmente su obra va desde el patronazgo de varias instituciones hasta una emisora radial: Radio Santa Rosa. La misión de RSR, “La primera radio católica del Perú” es precisamente anunciar la Palabra de Jesús más allá de las fronteras, sonar bien, hablar poco y decir mucho.

Lo que ella sembró tiene su fruto, lo que pidió a Dios fue concedido, lo que quiso hacer lo sigue haciendo. Por ello, todo lo que se hace en nombre de Dios tiene su fruto abundante. Hay que seguir pidiendo para que Dios ilumine a nuestras autoridades para el milagro de una buena atención médica, una integral educación, una seguridad ciudadana que no te dé miedo.



0 Comments