Propuesta de Jesús vs Propuesta del mercado

Domingo del Cuerpo y la Sangre de Cristo – Ciclo C (Lucas 9, 11b-17) – 29 de mayo de 2016

“Despide a la gente, para que vayan a descansar y a buscar comida”


Solemnidad de Corpus Christi

Parece que hay un hilo conductor en las lecturas que toma las imágenes de ‘pan y de vino’, y los acciones del ‘bendecir y partir’. En el libro del Génesis, el sacerdote y rey de Salem, Melquisedec, hizo traer pan y vino para luego bendecir a Abraham. San Pablo, en la segunda lectura, nos transmite la tradición que él mismo, a su vez, ha recibido: Jesús tomó pan, lo bendijo y lo partió. Y San Lucas nos narra el episodio de la multiplicación de los panes, en donde tomó 5 panes, los bendijo y los mando repartir a sus discípulos. Por tanto, el pan parece que está ligado de una manera especial con la bendición que viene de Dios y con el partir ese pan.

Lc. 9, 11-177
El hambre de la multitud
Hambre de pan, de amor, de justicia, de paz, perdón, de trabajo, educación, salud, plenitud, felicidad,… 

¿Cómo saciar el hambre?


En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.
La relación de la Eucaristía con la vida cotidiana.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: "Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado."
Propuesta de la cultura del descarte, del utilitarismo. Lógica mercantil: cada uno con la suya.
Él les contestó: "Dadles vosotros de comer."
Propuesta de Jesús
Ellos replicaron: "No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío."
Porque eran unos cinco mil hombres.
La lógica del mercado tiene un distintivo claro: percibe los bienes materiales como propiedad que se puede comprar, y no como dones. - Pensar que los bienes no son suficientes para el mundo es una blasfemia contra Dios porque la creación es suficiente para el hombre.
Jesús dijo a sus discípulos: "Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta."
Pongan en común lo que tienen desde la pobreza.


Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.
Ante esta blasfemia de los discípulos, Jesús toma la totalidad de los bienes (5 panes y 2 peces) que hay disponibles, alza los ojos al cielo y dice la bendición. Con este gesto, Jesús reconoce la fuente de todos los bienes: Dios. Por eso, si el pan pertenece a Dios, nosotros somos los administradores del pan. Los bienes de la tierra no son posesión del hombre, sino regalos del creador. Nosotros somos comensales de una mesa que pertenece a Dios, huéspedes de un banquete de comunión. Y así, los bienes de Dios solamente pueden ser repartidos y aceptados por aquellos que entran en la lógica de Dios y no del mercado.











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