IV Domingo de Pascua (C): “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco ”

Feliz coincidencia, en el Perú y otros países, del día de la Madre con el día del buen pastor. Hoy como nunca, se necesita saber escuchar, conocer la voz, escuchar, escuchar.

“Mamá Oveja”


El Buen Pastor. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 141 x 107 cm. Museo El Prado


 IV Domingo de Pascua
Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C)

¿Ya abrazaste a tu madre? 

Hoy es el dia de la mujer tierna, siempre bella y presente en tu vida. 
Aquella mujer de fe y esperanza que se hace amor para sus hijos. Luchadora incansable para vivir mejor la terrena y la eterna.
Hoy, cada madre escucha las palabras, lágrimas y regalos, recibe una rosa roja, fugaz e insuficiente pero necesaria. Tantos símbolos eternos al seno del que no se privó ni Dios.

Hoy las sabias madres, escuchan las palabras de sus hijos. Palabras, aveces cursis o hipócritas, pero mamá lo escucha con la paciencia del Buen Pastor: dar la vida. Ellas conocen su voz, tienen una radiografía “inframor” para identificar la soledad, el engaño y el desamor.

Hoy, tu corazon todavia se llena de la sangre matriz que irrigó tu existencia, permea tu forma de ser. En ese palpitar hay un ritmo en tu “vivir la vida”, con sus complejos y cualidades. Hoy, eres el rostro de quien te amamantó; una madre con nombre propio.

A ti y a mi no nos gustaria tener como mamá a un oveja ni a una cabra loca; ni oveja reproductora ni cabra insasiable. Las madres suelen ser las que enseñan a sus hijos a escuchar con sentido crítico (no crédulas), cultivar un espíritu abierto (no dogmáticas ni relativistas), despejar dudas (amar la verdad), sobre ponerse a fracazos y oscuridades (ni heridas ni acomplejadas).

Pese a todas las críticas, machistas, feministas, “ideología de género”, etc. Todavía hay mujeres ofreciendo su maternidad. Madres de verdad. Aunque la fe es cada vez más atacada, algunas madres tienen a la Virgen María como modelo. Una gran muestra es la piedad popular a la Madre que sigue escuchando llantos de injusticia y abandono a sus hijos los más débiles. “ella sabe, y conoce” las injusticias y el dolor que padecen en silencio esas masas que acuden y piden “milagros” (Cfr. Clodovis Boff, Mariología social).

El “cordón humbilical” con la Madre sigue presente aunque invisible, aunque lo quieras negar está allí en las preguntas que planteas a tu ombligo y en tu fe que late. Si no late, laterá en tu hijo, en tu vida, pero laterá. Escuchar es la clave!

Si alguna vez sientes que es difícil comprender a una mujer, escucharla es la clave. Hoy, el gran desafío eclesial y social. El Espíritu Santo está que aletea con el trabajo y la voz de cada mujer, Dios no es el “macho” es el misericordioso, ¿dónde está la imagen y semejanza de Dios?

Hoy, escuchar es la clave en esta relación con Dios y el prójimo. Escuchar las palabras, sin “saber ya” lo que la otra persona dirá, sin apurar la “respuesta correcta”, respetar los silencios, los signos.

Escuchar, escucharnos. Ese es el gran homenaje a la mujer que comulgó 9 meses de ese rostro de Cristo que eres tú. Dios te bendiga mamá y nosotros seamos tu bendición.

Homilía/ Reflexión

Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 27-30

En aquel tiempo, dijo Jesús:

–Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre somos uno.


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