Domingo II de Adviento (A) : San Juan Bautista. Ser trigo

“Separar el trigo de la paja”

La Virgen con el Niñosanta Isabel y san Juan Bautista del Museo Thyssen-Bornemisza.


Domingo 2 de Adviento - Ciclo "A" 
08 de Diciembre de 2019

Homilía y Reflexión,  
Tú como padre o madre seguro te preocupas por le pan nuestro de cada día, y junto a tus hijos disfrutan de cereales, del salvado, los queques y las pizzas. Ojalá alguna vez tengas la experiencia de sembrar, deshierbar, esperar, segar, trillar, limpiar, secar, tostar, moler, y preparar.

Segadoras 1
Para un agricultor es importante tener jornaleros, la hoz filuda y un día veraniego para segar el trigo. Se corta el trigo formando gavillas y se las traslada hasta una explanada (llamada también “era”). Allí, un jornalero de pie, al centro como un eje va guiando los caballos atados a una cuerda o soga. Después de varias vueltas, los caballos han pisado la paja, el trigo se va desprendiendo de su espiga y cae. Se le junta en montones, el trigo todavía está mesclado con paja, tierra, piedras. Se lanza la paja triturada al aire con una orqueta de madera (forma de un tenedor), es llevada por el viento y se va separando del trigo.

Para limpiar el trigo se necesita de hombres o mujeres con harneros, con buena visión para identificar lo que no es trigo. Parece que esta experiencia la tuvo Juan el Bautista, hijo de Isabel y primo de Jesús. Un agricultor, por cuestiones ecológicas ya no quema toda la paja pero sabe que ser como ésta significa: no tiene peso, se pudre o se quema en poco tiempo, flota con poco aire. En cambio, ser como el trigo es ser un alimento básico para la existencia.

Para trillar el trigo se alista una explanada, se la limpia y debe estar seca para no estropear al trigo. Las gavillas son cargadas de acuerdo a la fuerza del jornalero. La trilla es como una fiesta a la generosidad de Dios que fertiliza la tierra con agua, y por ello, vienen los vecinos, llegan las amistades hambrientas del alimento base y también del compartir. Muchas veces, las trillas suelen ser acompañadas de silbos y cantos. Disfrutar de una sopa del trigo cosechado permite saborear la reconciliación, el compañerismo,  la justicia, la paz.

La cosecha no puede darse sin escucharse, sin organizarse. Los jornaleros trabajarían molestos si algunos de ellos tienen actitudes de una víbora, si es hipócrita, perezoso, altanero,… Naturalmente, en un corazón desértico no germina el trigo alimenticio de la alegría, de la perseverancia, del pan compartido. Podría aparentar grandeza como la paja. 

Y así, como el campesino no deja de usar la paja o las piedras para los linderos de sus tierras y la construcción de sus viviendas, Dios es capaz de cosas más maravillosas, siguiendo a Isaías (11, 1-10):

“Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará. La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas. El león comerá paja con el buey. El niño jugará sobre el agujero de la víbora; la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No hará daño ni estrago por todo mi monte santo, porque así como las aguas colman el mar, así está lleno el país de la ciencia del Señor. Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada”.

Esperamos la Navidad, en la búsqueda de la justicia y la paz. Para ello, somos trigo o paja, lobo o cordero, pantera o cabrito, novillo o león, vaca u oso, … La gran esperanza es que la fragilidad de un niño habitará, apacentará, meterá la mano, en esta sociedad líquida e injusta.



 Homilía y Reflexión, 

Evangelio (Mt 3, 1-12)

Lectura del santo Evangelio según San Mateo
A. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: “Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca”. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos. Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán: confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río. Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver son sus obras su arrepentimiento y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. El tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no extingue”. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.

Homilía y Reflexión, 




La Virgen con el Niño, santa Isabel y san Juan Bautista

hacia 1618
Óleo sobre lienzo.
151 x 113 cm

Colección Thyssen-Bornemisza, en depósito en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC)

Nº INV.
349
 (
1936.3
)

En la ingente producción de Rubens, que abarca todos los géneros pictóricos —todos ellos tratados con igual maestría—, ocupa un lugar destacado, por número y riqueza, la pintura religiosa, dentro de la cual el artista realizó tanto grandes piezas monumentales y decorativas para el culto público en las iglesias como, en una clave más modesta, cuadros de devoción de proporciones menores y destinados a la piedad privada. Dentro de éstos tenemos que situar el lienzo La Virgen con el Niñosanta Isabel y san Juan Bautista del Museo Thyssen-Bornemisza.

Este lienzo está fechado hacia finales de la década de 1610, entre dos de los encargos más importantes que tuvo en esos años el pintor: El Juicio Final para la iglesia de los jesuitas en Neuburg, de 1616 (hoy en la Alte Pinakothek de Múnich) y La lanzada, instalada en 1620, para el altar mayor de la iglesia de los Recoletos en Amberes. En esos años Rubens respondió además a numerosas solicitudes particulares, entre las que se encontrarían varias con la Sagrada Familia, un tema que estuvo presente a lo largo de toda su carrera y que el pintor trató de formas muy diversas. En este caso, la fuente en la que bebió Rubens, una vez más, parece encontrarse en Italia, concretamente en La Sagrada Familia de Rafael, conservada en el Museo del Prado, conocida como La Perla. Este óleo, encargado a Rafael por el conde Ludovico de Canossa en torno a 1518, fue adquirido a su sucesor, Galeazo de Canossa, en 1604 por el duque de Mantua, Vicencio Gonzaga, protector de Rubens durante su estancia en Italia. Según apuntó Oldenbourg, Rubens tuvo la posibilidad de ver el cuadro en el palacio ducal de Mantua y empleó su composición no sólo para el cuadro del Museo Thyssen-Bornemisza, sino para otras Sagradas Familias. De hecho, es indudable que tanto la postura de Jesús, en las rodillas de su Madre, como la de san Juan recuerdan a la obra de Rafael.

Fuente: https://www.museothyssen.org/coleccion/artistas/rubens-peter-paul/virgen-nino-santa-isabel-san-juan-bautista

Segadoras 1: 
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