Domingo III del Tiempo Ordinario – Ciclo A (Mateo 4, 12-23) – 23 de enero de 2011



¿De qué familia eres…?

Los novios anhelan tener la mejor familia, se conocen, hablan de la vida, de cómo podría ser la vida juntos. Pasan mucho tiempo en proyectos, en las gana de “soportarse” de aprender a “perder”, de modificar hábitos.
Los esposos suelen hacer todo para que la vida sea la mejor, nace un niño y les cambia la vida, pues se es padre para toda la vida. El hijo es como una luz, la ilusión y los proyectos se hacen realidad y auténticos con la llegada de los hijos.

En estos espacios familiares, viven, escuchan opiniones, aciertos, equivocaciones,… saber escuchar es la clave, y en esta capacidad Dios es la mejor música, Jesús es la luz. Un hogar sin Dios, corre el riesgo de ser un hogar sin fraternidad, paz, fe, seguridad, optimismo.

La pregunta es obvia: ¿De qué familia eres? De la de Cristo. Estás unido a la vida, a la conyugavilidad, al ser hijo, hermano, padre, madre, primo,… Siempre en familia, en una comunidad sin difamación y con respeto. ¿Cómo podrías decir que eres un buen misionero si no hablas de Cristo? ¿Cómo puedes decir que eres buen hermano si no haces nada para tener la mejor familia? 

¿De qué familia eres?

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