Insatisfecho

¿La vida te vive?

“Vive la vida antes que la vida te viva” suelo decir en momentos fuertes de alegría, de diversión, de aventura, de exploración, de innovación… Tú y yo sabemos que la vida es una sola y si no la gozamos hoy, mañana será difícil, pero siempre es posible. La vida pasa tan rápido que hoy somos y mañana no sabemos। Caminamos ansiosos de lograr cosas importantes para ella que somos incluso capaces de sacrificarnos por detener algunos de sus elementos, de sus signos. Ya quisiéramos ser jóvenes para siempre y decimos que la juventud es interior y no cronológica.

Me aferro tanto a mis recuerdos, a mis anécdotas personales। El presente no me tiene feliz que el pasado es mi marca registrada, pero como la felicidad no es completa, entonces me hacen sufrir mis equivocaciones, ojala podría reírme de ellas.

Realmente no sé si vivo la vida, trabajo duro por lograrlo, pero doy vuelta en lo mismo। Soy tan analítico que cada situación es criticada. Parezco tan perfecto que hasta Dios se olvido de hacerles a los demás como yo, ¿por qué les faltará tantas cosas a los demás y no a mí? ¿Lo que les falta a los demás serán mis propias carencias?.

Mi vida ¿de qué se alimenta? ¿Quién la nutre? ¿Realmente busco lo fundamental? Para desligarme de lo que no me sirve no tengo que buscarle muchos argumentos para abandonarlo racionalmente। Si nada me satisface o es un problema clínico o realmente la vida es tan desagradable.

La vida debe ser vivida en todos los rincones, cada milímetro, cada segundo, el corazón lo hace, no deja de bombear, Dios no deja de amar, Jesús siempre es Buena Noticia, la amistad siempre es incondicional, vivir la vida es más que una oportunidad para perder el rumbo o la justificación de nuestros deslices.

DOCUMENTO DE APARECIDA
“Bendecimos a Dios que se nos da en la celebración de la fe, especialmente en al Eucaristía, pan de vida eterna। La acción de gracias a Dios por los numerosos y admirables dones que nos ha otorgado culmina en la celebración central de la iglesia, que es la Eucaristía, alimento substancial de los discípulos y misioneros…” (Documento de Aparecida n° 26).

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