Día del periodista: Pasión por la verdad

Pasión por la verdad


La vorágine de la noticia sintetiza y hace actuar simultáneamente esta vocación que recorre las venas, bombea el corazón y oxigena el cerebro.


periodista

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¡Periodista! Sí, sin horarios, sin feriados, pura vocación, aventura humana, agenda inmediata, construcción de mensajes, búsqueda de sentido, corriente de opinión, mirada amplia, proactivo, innovador, luces, efectos, encuadres, cámaras, micrófonos, audífonos, grabadoras, programas, satélites, señal, al aire, grabando,… Más allá de los instrumentos, el aporte humano, el sentimiento, el arte, el patriotismo, el humanismo, la verdad, la justicia, la objetividad, la honestidad salen por los poros y se nutren con cada tecla, el roce del papel, el lapicero, la libreta, el celular,… 

Se tiene que vivir, deben brillar los ojos como los del que encuentra un tesoro, de esos que los buscas aunque percudas la camisa y la suela se gaste; de ese encuadre que nunca lo volverás a tener; hay que captarlo, siempre preparado para la oportunidad. Una mochila de novedades, de visiones distintas buscadas con el rigor y delicadeza de un arqueólogo, la perseverancia de la hormiga, la mirada de águila, la sencillez de la comunicación como las parábolas de Jesucristo.

En este día dedicado a ''La más noble de las profesiones o el más vil de los oficios'', un abrazo a los periodistas, profesionales y aficionados. La pasión por la verdad invade como un virus la existencia; en ese camino salvamos piedras y espinos con el casco soberbio de la mediocridad o con la desnudez de un niño sin prejuicios ni malas intenciones; como Adán y Eva antes o después de consumir la fruta prohibida, con fe o con la sola razón, con la búsqueda permanente o con el “copia”, “me gusta”, “compartir” de la anoréxica creatividad. Así somos, controvertidos, amados y aborrecidos como las palomas de Lima; pero nunca, eso sí nunca, lo que siempre he odiado es que nos traten como a pájaros volando tras la misma semilla, como palomas bebiendo de la misma fuente, alimentados de los mismos intereses; eso no es el bien común, no lo es, eso es servir a un señor, picotear su mano y reducir el vuelo a una cuantas manzanas de la ciudad.

Recientemente, el periodista italiano Eugenio Escalfari que se considera agnóstico recibió una carta extensa del Papa titulada “Recorrer juntos el camino” (4 setiembre 2013. En esta carta señala el Papa Francisco que la fe y la razón  han llegado a la incomunicabilidad, pero es indispensable relacionarlas: “se ve claro así que la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que le abraza y le posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos» (n. 34: ECCLESIA 3.684 [2013/II], pág. 1090). En un diálogo abierto aparecen temas importantes para un periodista: la autoridad nacida del seno de Dios y con la cual Jesús predica, anuncia y denuncia, es criticado por su procedencia, incluso compromete su propia vida; la venida de Jesús tiene como objeto la comunicación, no la exclusión; “dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.

Respecto a la verdad, el periodista considera que no existe una verdad absoluta. “Yo no hablaría –ni siquiera para el que cree– de verdad «absoluta», en el sentido de que «absoluto» es lo que está desvinculado, es decir falto de toda relación. En cambio, la verdad, según la fe cristiana, es el amor de Dios por nosotros en Jesucristo. ¡La verdad es, por lo tanto, una relación! Tan es así, que incluso cada uno de nosotros capta la verdad y la expresa partiendo de sí mismo: de su historia y cultura, de la situación en que vive, etc. Ello no significa que la verdad sea variable y subjetiva, antes al contrario. Pero significa que esta se entrega a nosotros siempre y solo como un camino y una vida. ¿No dijo tal vez el propio Jesús: «Yo soy el camino, la verdad, la vida»? En otras palabras, la verdad, al formar, en definitiva, una sola cosa con el amor, requiere humildad y apertura para ser buscada, acogida y expresada…”

Otro texto inspirador que se ajusta a la misión de un periodista por ejemplo es: “vivir y testimoniar a Jesús: a aquél que fue enviado por el  Abba «a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19).

Un gran día del periodista, del profeta actual, de quien vive al servicio de la ciudadanía.

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