XIX Domingo del tiempo ordinario (B): “ El que cree tiene vida eterna ”

El pan nuestro

Anónimo flamenco, 1470. Master of the Gathering of the Manna 

XIX Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico (Ciclo B)

 

El conflicto del pan

Tú tienes muchas cosas divinas, por ejemplo, amar, expresarte, razonar. Te molestaría si tus amigos ‘te rebajarían’ en tus capacidades para amar, razonar y expresarte de acuerdo a tu raza, sexo, nivel económico o procedimiento familiar. Y así se inicia un conflicto de aceptación personal y también de ser aceptado por los demás. Vamos condenando el libro por la carátula, así de superficiales negamos el contenido desarrollado por su creador.

 

Es posible que tus conflictos de aceptación te estresen, te lleven a comer y comer, o una bulimia feroz. Cuando las personas llevamos por dentro los conflictos escondidos casi que eructamos los complejos, nuestros ojos se van concentrando en las lágrimas por los imposibles. Así, el camino a las metas, al Horeb, es fatigoso.

 

Llega el momento del “ya no puedo más”, de buscar vías de escape. El temor rebaja nuestras defensas. Perdidos dirigimos nuestra mirada a Dios, como Elías: “¡Ya es demasiado, Señor! ¡Toma mi vida, pues no soy mejor más que mis padres!”. Dios mismo lo recomienda, ‘come, bebe, duerme, levántate, el camino es largo’.

 

Pan para el camino

Recordarás cuando tu madre te alistaba la lonchera para el colegio. También, te viene la imagen de tu padre buscando algunas monedas para ayudarte en tu camino. Estos gestos son inolvidables, tiernos. Pero, en lo profundo, es diferente si un paisano te dice “yo soy tu camino”. Entonces le descargas la familia completa porque te suena inconcebible. Y sigues avanzando, y además ese paisano te dice: “Yo soy tu pan, bajado del cielo, el alimento de vida eterna”, pues ya no imagino qué le descargas porque suena irreal, difícil, imposible.

 

Pan para vivir

Y en realidad es un Pan tan bueno – perfecto alimento- que sin él no puedes vivir. Y sigues con la cabeza en conflicto al saber que sigue siendo tu paisano, el hijo del vecino José. Quizá, lo aceptarías mejor si te diría que ese paisano tiene el tipo de sangre que te puede dar vida, nadie más, en el mundo, tiene ese tipo de sangre. ¿Sangre, y por qué no mejor su carne? Una carne que se da para que el mundo viva.

 

Jesús multiplicó los panes, la gente lo buscaba y él les indica algunas soluciones para el hambre del mundo. Somos hambrientos de una auténtica vida, sedientos del agua eterna. Necesitamos de ese pan para no perder la esperanza y aumentar la fe.

 

Palabra del papa Francisco

Frente a la invitación de Jesús a nutrirnos con su Cuerpo y su Sangre, podremos sentir la necesidad de discutir y de resistir, como hicieron las personas que el Evangelio de hoy nos dice que escuchaban a Jesús pero sin comprender ese nuevo lenguaje. Esto sucede también a nosotros cuando nos cuesta mucho modelar nuestra existencia sobre la de Jesús, y actuar según sus criterios y no según los criterios del mundo. En cambio, cuando aceptamos nutrirnos con este Alimento, podemos entrar en plena sintonía con Cristo, con sus sentimientos y con sus comportamientos. Por esto es muy importante ir a misa y comulgar: porque recibir la comunión es recibir este Cristo vivo, que nos transforma dentro y nos prepara para el cielo. ÁNGELUS 19 de agosto de 2018


“A tavola con San Doménico”

 “En la mesa con santo Domingo”. El 6 de agosto se celebró 800 años de la muerte del santo fundador de la Orden de Predicadores. El tema jubilar de los dominicos a nivel mundial es “A tavola con San Doménico” en referencia a la Tavola de la Mascarella, se trata de una pintura donde Santo Domingo está al centro, y los frailes distribuidos de dos en dos, con diferentes rasgos en el rostro.

La pintura es del tiempo después de la canonización de Santo Domingo (1234). La mesa es elegante, un banquete. Los frailes están puestos horizontalmente, por ello se alarga la pintura. Se dan varias interpretaciones alrededor de la mesa, como el reconocimiento de la santidad del fundador, la democracia dominicana, la fraternidad.

 

De la Carta del Maestro de la Ordén para la preparación del Jubileo del 2021

El tema de la celebración del jubileo es En la mesa con santo Domingo. Este tema se inspira en la tabla de Mascarella, tabla sobre la cual se pintó el primer retrato de santo Domingo poco después de su canonización. Por tanto, celebraremos a santo Domingo no como un santo que se encuentra solo en un pedestal, sino como un santo que disfruta de la comunión en la mesa con sus hermanos, reunidos por la misma vocación de predicar la Palabra de Dios y compartir el don de Dios de la comida y de la bebida. Nuestra celebración jubilar nos invita a reflexionar sobre estas cuestiones:

  • ¿Qué significa para nosotros estar a la mesa con santo Domingo aquí y ahora (hic et nunc)?
  • ¿De qué manera su vida y su trabajo nos inspiran y animan a compartir nuestra vida, nuestra fe, esperanza y amor, nuestros bienes espirituales y materiales, para que otros también se nutran en esta misma mesa?
  • ¿Cómo esta mesa se convierte en mesa para compartir la Palabra y el Pan de Vida?

Espero compartir con ustedes mis pensamientos sobre estas preguntas en otra carta.

Fr. Gerard Francisco Timoner III, O.P.

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 41-51

En aquel tiempo, los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían:
«¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»

Jesús tomó la palabra y les dijo:
«No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado.

Y yo lo resucitaré en el último día.

Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”.

Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.

No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.

Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».


Master of the Gathering of the Manna (Q1918363)

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