Quiero ver

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“No hay que darles el pescado, sino hay que enseñarles a pescar” “Nuestra opción es por los más pobres” ‘somos una institución sin fines de lucro” “Nosotros trabajamos por el desarrollo humano sostenible”… Muchas frases que están llenas de sentido y que exigen grandes esfuerzos para hacerlas vida, realidad, medible, visible, realizable, concreto,…

Suelo llevar interiormente esa preocupación, a veces el trabajo por los demás me ha significado el abandonar a los demás. No estoy repitiendo, dedicarme en mi trabajo a los más necesitados me causa más necesidades. Trabajar en una institución sin fines de lucro me causa más lucro, perdón, el lucro es la satisfacción personal.

Cuando se acerca una persona a pedirme limosna, la admiro porque puede ganar más que yo y es capaz de hacer lo que no puedo hacer. Me molesta su presencia cuando estoy comiendo, me molesta más cuando me encuentro con aquellos que siempre tienen una receta y se inventan su invalidez. ¿Qué pena?

Claro que en algunos casos auténticos ofrendar una moneda es también decir a Dios muchas gracias, ¿qué más quieres que haga? No podría decirle que estoy trabajando por el desarrollo humano sostenible porque seguramente si no tiene qué comer morirá y en el futuro no verá tal desarrollo. Eso sí es el pecado de nuestros gobernantes antepasados y actuales.

El 3% de empleados de cada institución pública debe ser conformado por miembros con capacidades diferentes. Las instalaciones deben estar adecuadas para su desplazamiento. Pues cada uno vea en su ciudad, no quiero ser pesimista, sino felicitar las medidas ya tomadas, aunque falta tomarlos en serio.

Muchas ideas, pocas realizadas, mucho clamor a Dios, espero que no pocas respuestas. Jesús escucha los clamores de tu pueblo. Ayúdanos a ver, a ser observadores de tu presencia. No permitas que impidamos a los demás el paso hacia ti. Haz posible que veamos más allá de nuestros intereses.

Documento de Aparecida:

“Jesús, el Buen Pastor, quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida. Lo vemos cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10, 46- 52), cuando dignifica a la samaritana (cf. Jn 4, 7-26), cuando sana a los enfermos (cf. Mt 11, 2-6), cuando alimenta al pueblo hambriento (cf. Mc 6, 30-44), cuando libera a los endemoniados (cf. Mc 5, 1-20). En su Reino de vida, Jesús incluye a todos: come y bebe con los pecadores (cf. Mc 2, 16), sin importarle que lo traten de comilón y borracho (cf. Mt 11, 19); toca leprosos (cf. Lc 5, 13), deja que una mujer prostituta unja sus pies (cf. Lc 7, 36-50) y, de noche, recibe a Nicodemo para invitarlo a nacer de nuevo (cf. Jn 3, 1-15). Igualmente, invita a sus discípulos a la reconciliación (cf. Mt 5, 24), al amor a los enemigos (cf. Mt 5, 44), a optar por los más pobres” (cf. Lc 14, 15-24).( Documento de Aparecida 353)

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