Solemnidad de la Santísima Trinidad


 ▲“para que el mundo se salve por él” 

(Jn 3,16-18)
 
LA TRINIDAD. EL GRECO. Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado


La Santísima Trinidad
Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)
 Homilía y Reflexión,
Te invito a celebrar la ‘Santísima Trinidad’. Es como invitarte a celebrar y agradecer a un Padre que te trajo al mundo por el inmenso amor que te tiene. De la misma forma, celebrar con un hermano y amigo, compañero de camino, capaz de entregar su propia vida para darte la oportunidad de seguir viviendo a plenitud. En el mismo sentido, celebrar el amor, el Espíritu, ese que mueve tu corazón, te motiva, oxigena, es dinámico, carismático y te inspira para agradecer y valorar el amor, la vida, la familia, la creación,…

Si revisas en tu vida las veces que hablas de la Santísima Trinidad son muchas: por ejemplo, te han bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En el nombre… también te persinas (con el signo de la cruz) ante un lugar sagrado. En todas las iglesias cristianas sus ritos son realizados en nombre de la Santísima Trinidad.

En referencia a Jesús aparece la trinidad muchas veces. Desde su Encarnación en la Virgen María (Lc 1,35), cuando es bautizado aparece la voz del Padre y viene el Espíritu Santo en forma de paloma (cfr. Mc 1, 9-11; Lc, 3.21-22). También, cuando envía a los discípulos a enseñar su palabra y a bautizar en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Cfr. Mat 28, 10-20). Y en su lenguaje familiar, Jesús, “anduvo haciendo el bien y liberando porque Dios estaba con él” (Hch 10,38). También lo destaca en la intimidad de sus oraciones: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños” (Lc 10,21).

Después, los apóstoles y discípulos, en las primeras comunidades cristianas,  van avivar la fe y la esperanza con la convicción y seguridad de la obra de la Santísima Trinidad. San pablo habla del Espíritu como sello de garantía (cfr. 2Cor 1,21-22), del Hijo salvador venido para hacernos también hijos y nos da su Espíritu para clamar ¡Abba! ¡Padre! (cfr. Gal 4,4-6), de un Dios derrochador de amor (cfr. Tito 3,4-6), agradables al Padre (cfr. Ef 1,3-14), para la salvación (2Tes. 2,13-14)

¿Después de estas breves referencias, y tú tendrás otras, todavía puedes frenar tu vida espiritual en un argumento de que la Trinidad es un misterio inmenso para nuestro cerebro limitado? Supongo, Dios querrá enseñarnos un poco de humildad y de confianza, expectativa de la plenitud. Te sugiero ver el testimonio armonioso y amoroso de la trinidad en tu vida cotidiana.

Por nuestra naturaleza inquieta seguro procuramos explorar lo obvio, Dios Trino es el camino, la verdad y la vida porque en “él vivimos, nos movemos y existimos” (Hech 17,28). A este nivel, es mejor escuchar a San Juan, el discípulo amado pide fiarnos de la palabra de Jesucristo:  “Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo Único, Dios, que está en el seno del Padre, es quien nos lo dio a conocer” (Jn 1, 18).

“A Dios nadie lo ha visto nunca. Pero, si nos amamos unos a otros, Dios mora en nosotros y podemos decir que su amor ha llegado en nosotros a la perfección” (I Jn 4, 12). Un Dios que no podemos verlo ni comprenderlo, pero está entre nosotros: ‘Ubi caritas et amor, ibi Deus est’ – “Donde hay amor y caridad, ahí está Dios”.

La invitación es para todos (Hch 2,38-39) y sólo espero para ti y tu familia: “Que la gracia y la paz les sean multiplicadas” (1Pedro 1,2).

Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 16-18

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Homilía y Reflexión,
⭆El misterio de la Trinidad. 
⥥Te recomiendo leer algunos sitios web de profundización bíblica.

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