XXXII Domingo del tiempo ordinario (B): “La viuda… ha echado todo lo que tenía para vivir”

La verdadera religión de la vida

 

La ofrenda de la viuda.James Tissot (1886-1894)

XXXII Domingo del tiempo ordinario, Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)


 

Te gusta la vida buena, por ello eres parte de una verdadera religión de la vida. La dimensión religiosa de tu vida busca actitudes básicas para acercarse mejor a la profundidad y la trascendencia de la comunión y encuentro con un ser divino. Sumérgete en las actitudes de las viudas y descubre un camino a la verdadera religión de la vida.

 

Clamor por la vida

Si revisas la situación política y religiosa de muchas partes del mundo se sigue escuchando este clamor: “Vive el Señor, tu Dios, que no me queda pan cocido; solo un puñado de harina en la orza y un poco de aceite en la alcuza. Estoy recogiendo un par de palos, entraré y prepararé el pan para mí y mi hijo, lo comeremos y luego moriremos. (I Reyes 17, 10-16).

 

Profanar la religión de la vida

Hoy, como Jesús, necesitas ser un observador sagaz. Atento a la jugada que no sale en los medios de comunicación social, a las acciones pequeñas pero reveladoras como el de la viuda que da más. “La viuda pobre realiza un acto profético cuya energía nuclear destruye cualquier embuste religioso y político”

 

¿Sabes mirar? Si lo sabes entonces no será fácil que te dejes sorprender o atraer por el exhibicionismo, por las excentricidades. Verás que los gestos de vanidad esconden injusticias e intenciones egocéntricas, y también dominación sin misericordia contra los más pobres. Los contrastes claros quizá no sean sólo un signo de injusticia.

 

La crítica aguda de Jesús es actual: los líderes políticos que explotan a los más pobres, sólo dale una mirada a la historia de nuestros países saqueados: sus minerales, el gas natural, el petróleo, la madera, el mar, etc. También los líderes religiosos que han jugado y juegan a favor de los poderosos, aquellos que usan sus templos para saquear a los pobres, es triste que el culto auténtico haya sido profanado.

 

Esperanza extrema de la viuda.

La viuda camina más que con esperanza, con su vida, lo entrega todo. El profeta Elías tira la fe de la viuda hasta el último gramo de harina, convencida de tener un pan antes de morir, ella y su hijo y además debe compartir con el forastero Elías. Qué triste debe ser para una viuda prepararse con su hijo para la muerte, eso es compartir hasta el último momento.

 

La viuda descubierta por el ojo de Jesús, es anónima, lo da todo. Nadie la aplaude. Jesús se da cuenta que ella misma es el gran tesoro no descubierto ni expuesto en la sala de la opulencia. La viuda lo da todo, resuelta a salir del templo sin moneda, sin comida, sin reconocimiento. Al final las viudas siguen siendo testimonio de esperanza extrema.

 

Esperanza extrema, hoy.

Todavía hay viudas entre nuestras familias capaces de cambiar vidas y llenarlas de esperanza. También hay párrocos que lo dan todo a cambio de nada, muchos han sido maltratados y martirizados. Hay cristianos encarcelados por defender su religión. Hay personas condenadas popularmente por defender la vida. Hay mujeres que cada día dan el último pan que tienen para sus hijos y se ponen en las manos de la providencia divina para seguir en pie.

 

Hay miles de religiosas cuidando niños y ancianos abandonados y enfermos. Muchos jóvenes voluntarios luchando contra la trata de personas, ayudando a los migrantes sin techo ni futuro. 

 

Y, actualmente, necesitamos de esa esperanza extrema en el cuidado de la casa común.

 

Esperanza extrema por el cuidado del planeta

En este momento de emergencia climática el mundo necesita del amor a la vida por parte de los representantes de los 197 países que participan en la COP26. Se ha privilegiado la riqueza a la protección de la vida. La verdadera religión de la vida sigue gritando: 

 

"Ante una crisis climática, no se puede tolerar privilegios de algunos por encima del bien común. No hay derecho a mantener cierta comodidad a causa del dolor y la pobreza de los otros. Esta COP26 es nuestra última esperanza para limitar el calentamiento global a 1,5° C", concluye el escrito de la CEAMA y la REPAM, en el que ambos organismos comparten el anhelo de que "sea escuchada nuestra súplica como la de muchos pueblos de la Amazonia que tradicionalmente han cuidado de sus territorios y hoy sienten que las opciones tomadas desde sus países han sido infructuosas". (Carta a los Líderes En La Cumbre De La COP26. Conferencia Eclesial de la Amazonia)

 

COP es la sigla de “Conferencia de las Partes” o líderes y 26 refiere al número de reuniones o convenciones en el marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La COP26 inició el 31 de octubre hasta el 12 de noviembre(2021), en Glasgow, Escocia. El 6 de noviembre ha sido designado el día mundial por la Justicia Climática y se espera muchas protestas para exigir la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

 

¿Por qué se debe escuchar el clamor por la vida del planeta en la COP26?


Según los científicos, por cada fracción de un grado de calentamiento, el mundo verá olas de calor y sequías más intensas, así como más inundaciones e incendios forestales mortales. Los humanos ya han calentado el planeta más o menos 1,1 grados Celsius desde el siglo XIX.

Los países tienen menos de diez años para reducir las emisiones lo suficiente como para mantener al planeta por debajo de los 1,5 grados de calentamiento. Por lo tanto, si los líderes no se comprometen a tomar medidas audaces ahora, cuando tanta atención mundial está puesta en Glasgow, muchos temen que el mundo se dirija a toda velocidad hacia niveles peligrosos de calentamiento.” (Lisa Friedman, The New York Times).


 Es tiempo de echar todo para vivir. Finalmente, el verdadero culto a la vida es también dar la vida cuidando la vida del otro. Somos parte de, nuestra dimensión religiosa y política no pueden girar en torno a nuestro mundo individual (ombligo). 

 

Palabra del papa Francisco: 

Hay muchos ricos que echan tantas monedas, y una pobre mujer, viuda, que da apenas dos pequeñas monedas. Jesús observa atentamente a esa mujer e indica a los discípulos el fuerte contraste de la escena. Los ricos han dado, con gran ostentación, lo que para ellos era superfluo, mientras que la viuda, con discreción y humildad, ha echado «todo lo que tenía para vivir» (v. 44); por ello —dice Jesús— ella ha dado más que todos. Debido a su extrema pobreza, hubiera podido ofrecer una sola moneda para el templo y quedarse con la otra. Pero ella no quiere ir a la mitad con Dios: se priva de todo. En su pobreza ha comprendido que, teniendo a Dios, lo tiene todo; se siente amada totalmente por Él y, a su vez, lo ama totalmente. 

¡Qué bonito ejemplo de esa viejecita! ÁNGELUS 8 de noviembre de 2015

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 12, 38-44.

En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía:
«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo:
«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».


Descripción de la pintura:

Le denier de la veuve (El óbolo de la viuda), obra realizada por James Tissot entre 1886 y 1894. Se trata de una acuarela opaca sobre grafito en papel avitelado gris que se conserva en el Museo Brooklyn, y que se inspira en los pasajes homónimos del Evangelio de Marcos y de Lucas. La ofrenda de una viuda pobre en el arca del Tesoro del Templo de Jerusalén es ocasión de alabanza por parte de Jesús de Nazaret, por tratarse de un acto de confianza radical en Dios.

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