Domingo XXV Ordinario – Ciclo A (Mateo 20, 1-16a)

¿”Y ahora”?



Dime qué hora tienes Señor
Salte del misterio y déjame escuchar tu vos,
Quema el sol, suenan las tripas, quietismo agotador,…
Con la aurora, al medio día o con el ocaso, buen Dios.


Agricultor duro y madrugador,
Despiertas pisando la viña,
Tu familia hoy comerá,
Duerme agradecido del Viñador.

A primera hora la siembra prende raíces,
Prepara tu tierra para la exagerada bondad,
Que la fatiga no ciegue, obreros, sus corazones
Y que la envidia no les haga perder la viña.


“Y ahora” qué hacemos,
“Y ahora” nadie nos contrata,
“Y ahora” estómagos vacíos
“Y ahora” no perdamos la esperanza.


Lo veo como injusticia y tú como sobre abundancia,
Alzo mi voz, merezco más que por quiénes eres compasivo,
Debí quedarme en la plaza al saber de tu generosidad,
Y tú sentencias: "Amigo, no te hago ninguna injusticia”.


“Y ahora”. Dime a lo que nos ajustamos para tomar lo mío y retirarme;
Amigo, Tú tienes la libertad para hacer lo que quieras, son tus asuntos.
Con los pies y el corazón, en tu viña quiero amanecerme,
Aunque “los últimos serán los primeros y los primeros los últimos”.

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