"Y sabed que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final de los tiempos».
¿Qué significa Ascensión del Señor?
Según la tradición cristiana Jesús ascendió al cielo cuarenta días después de la resurrección, ante la vista de sus discípulos.
VII Domingo de Pascua: La ascensión del Señor
Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)
La Ascensión del Señor es considerada un momento importante en la fe cristiana, ya que señala la exaltación y la gloria de Jesús, así como su regreso al cielo y su posición a la diestra de Dios. También representa la esperanza de los cristianos en la vida eterna y el regreso futuro de Jesús al final de los tiempos.
Jesús percibe la tristeza de sus discípulos
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».
“Yo estaré contigo todos los días de tu vida” es una frase que nos puede cautivar porque el mismo acto de expresión tiene como trasfondo: un amor exclusivo para siempre y una tristeza por quien se queda. No son palabras de consuelo, de aquellas emociones gaseosas, sino desde una preocupación por suscitar una gran seguridad que combata la soledad, el miedo, la orfandad, el desamor.
Ascensión es la fiesta de la esperanza
Tu corazón, tus oídos y los míos muchas veces necesitan sentirlas y oírlas. La fiesta de la Ascensión es la fiesta de la esperanza. Una esperanza que mira más allá de nuestras limitaciones, de nuestros problemas y sufrimientos.
Las palabras de esperanza en la Ascensión, parecen también misteriosas, difíciles de asumir en la propia existencia. Jesús dice estaré con ustedes pero se va. ¿Cómo es eso? Nuestros padres y muchas personas nos han dicho que siempre estarán con nosotros, pero no nos han dicho cómo nos acompañarán, no queremos alejarnos pero los caminos de la vida, nuestras decisiones nos han hecho comprender las diferentes presencias.
Pero en esos misterios de la vida, llevas a tu madre en tu vida, llevas a tu padre en tu forma de ser. Tus padres no están para acompañar tus sueños con un cuento, pero están con sus valores, con esa capacidad para enfrentar los problemas de la vida. Jesucristo, no ha mostrado sólo su corazón rasgado sino su grande amor, no ha mostrado solamente sus heridas, sino el camino del perdón; hoy no te muestra una mera preocupación, sino la esperanza y seguridad; no te muestra sólo el camino, sino que va al cielo para prepararte un lugar. En conclusión, Jesús no camina por ti, él te acompaña en tu vida peregrina, éste es el misterio del destino humano.
La ascensión – Resurrección - Encarnación
La ascensión de Jesucristo encuentra su sentido en relación con la resurrección, con la encarnación. El regreso a Dios está en el fondo de nuestra existencia. Lo mejor que le puede pasar al hombre es que Dios se haga hombre, la encarnación. Además, la resurrección es un triunfo sobre la muerte. Y la ascensión confirma el sentido de nuestra existencia: el camino a contemplar a Dios, el aprender a llegar al lugar que Cristo nos ha preparado.
Anunciar significar comunicar el Evangelio
En esta 57 Jornada Mundial de la Comunicaciones Sociales quiero pedir de manera especial por los comunicadores para que escuchen con el corazón, hable con el corazón, en la verdad y en el amor (Ef. 4, 15). Para que sepan especialmente responder a las necesidades actuales: de humanidad, de una cultura de paz, del amor a la verdad.
En esta fiesta de la Ascensión es importante orar para encontrarle sentido a la esperanza, para comunicar resurrección, simbolizar la esperanza. En esta fiesta no olvidemos que marca el inicio de la iglesia, una comunidad de fe.
En palabras del papa Francisco:
“Que el Señor Jesús, Palabra pura que surge del corazón del Padre, nos ayude a hacer nuestra comunicación libre, limpia y cordial.
Que el Señor Jesús, Palabra que se hizo carne, nos ayude a escuchar el latido de los corazones, para redescubrirnos hermanos y hermanas, y desarmar la hostilidad que nos divide.
Que el Señor Jesús, Palabra de verdad y de amor, nos ayude a decir la verdad en la caridad, para sentirnos custodios los unos de los otros.”
Palabra del papa Francisco:
Necesitamos comunicadores dispuestos a dialogar, comprometidos a favorecer un desarme integral y que se esfuercen por desmantelar la psicosis bélica que se anida en nuestros corazones; como exhortaba proféticamente san Juan XXIII en la Encíclica Pacem in terris, la paz «verdadera […] puede apoyarse […] únicamente en la confianza recíproca» (n. 113). Una confianza que necesita comunicadores no ensimismados, sino audaces y creativos, dispuestos a arriesgarse para hallar un terreno común donde encontrarse. Como hace sesenta años, vivimos una hora oscura en la que la humanidad teme una escalada bélica que se ha de frenar cuanto antes, también a nivel comunicativo. Uno se queda horrorizado al escuchar con qué facilidad se pronuncian palabras que claman por la destrucción de pueblos y territorios. Palabras que, desgraciadamente, se convierten a menudo en acciones bélicas de cruel violencia. He aquí por qué se ha de rechazar toda retórica belicista, así como cualquier forma de propaganda que manipule la verdad, desfigurándola por razones ideológicas. Se debe promover, en cambio, en todos los niveles, una comunicación que ayude a crear las condiciones para resolver las controversias entre los pueblos.
57 Jornada Mundial de las Comunicaciones (2023)
Conclusión del santo evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».
Pintura🎨
La Ascensión, representada por Rembrandt. Pintura al óleo, 1636.
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