XXXI Domingo del tiempo ordinario (A): ¡Servicio sí! ¡abusos, no!

"El primero entre vosotros será vuestro servidor"

 La soberbia humana puede llevarnos a abusar de la ley y a ser promotores de sufrimientos de los hermanos. La vida carismática por parte de Jesucristo nos invita a ser servidores, en la coherencia de palabras y acciones.


San Mateo

The Inspiration of Saint Matthew by Caravaggio


XXXI Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)

 

Los ideales de nuestra existencia

Para una convivencia más humana y justa en una comunidad se necesita de la responsabilidad personal y de vivir una normas básicas y claras. Pero el ser humano tiene un horizonte más amplio, lo cual debería ser una ventaja para una feliz existencia: sus emociones, anhelos, costumbres, decisiones, conflictos, etc. Las acciones de su vida están en la esfera personal del camino a la verdad, a la belleza, al amor, a la libertad. Es decir, en ese peregrinar tendrá mejores efectos el "aprender" con/como un niño a resolver los problemas de la vida que armar un ropero con un manual de instrucciones. Los manuales son una ayuda pero no un molde.

 

Testimonios más que normas

Un banner publicitario preguntaba: “La Inteligencia Artificial (IA) aprende rápido, ¿qué la estás enseñando?” Cada vez no esforzamos menos en memorizar porque la información está disponible, y la IA puede procesar la información, redactar, dibujar, etc. Este desarrollo tecnológico tiene un impacto en la vida del ser humano, en lo que hace y dice. La pregunta dispara a la calidad de ser humano, a su transparencia, honestidad, rectitud moral en el alimento de información y programación.

 

El testimonio de incoherencia y deshonestidad profundiza la distancia y motiva las palabras de Jesús: “No hagan lo que ellos hacen, porque ellos dicen y no lo hacen”. Es como decir, miren bien a los que se consideran buenos y rectos, no son felices, se obsesionan en los prejuicios, refuerzan su autoridad oficial para maquillar sus debilidades personales. La crítica sigue vigente porque somos seres más allá de las normas: ¿en el clima de unión familiar no hay palabras de ruptura? ¿en el camino hacia una iglesia sinodal no salen críticas y gestos en contra?

 

La ley es un fardo pesado

En un hogar que se cumplen las normas y todo parece perfecto seguramente hay gente sufriendo: no son escuchados, no comprenden el contexto, se sienten juzgados, esconden sus equivocaciones, son justicieros más que hermanos. Es más fácil imponer autoridad con normas que con el testimonio. El hijo pródigo preparó un gran discurso para contentar a su Padre, pero fue superado por el abrazo, el respeto a su dignidad, la alegría de tenerlo en casa.

 

La vida, felizmente, comprende más ángulos que el de la ley. En el evangelio, la piedra angular es Jesucristo, él mismo, no es más importante su palabra que su persona. Su Palabra nos guía hacia él: camino, verdad y vida. "Hoy estarás conmigo en el paraíso", "Frente a frente lo veremos tal cual es". Es "mas grande que la ley y los profetas". Esto es difícil entender si usas la ley para plantear una cultura de la sospecha, del odio. Jesús es tratado como el transgresor, ¿para un leguleyo los demás son presuntos transgresores?

 

Si la ley es tan buena por qué se puede parecer a un fardo pesado. El gran problema de aquellos hombres, seguramente rectos y buenos, es la incoherencia, la hipocresía, el afán de imponer su autoridad, el maquillaje de sus debilidades. “Esta es la tentación que corresponde a la soberbia humana y que no siempre es fácil de vencer. Es la actitud de vivir solo por la apariencia”. (Papa Francisco)

Los abusos

Todo abuso está teñido de violencia. Así como la violencia puede ser física, psicológica, espiritual, los abusos también. En el contexto del evangelio según san Mateo, se apunta a la libertad. La disputa de una comunidad cristiana que quiere ser de Cristo y no de Moisés, centrada en el carisma sin dejar de respetar los mandamientos. Moisés representó la libertad de la esclavitud egipcia hacia la tierra prometida, Jesús es el mismo Dios que lleva a la vida eterna. Moisés libera a un pueblo víctima del emperador, Jesús está liberando a un pueblo víctima de la ley que margina y genera sufrimientos.

 

Los abusos no se refieren a los pagos de impuestos, al mercado de los sacrificios, o al negocio político de privilegios religiosos en nombre de Dios. Es fácil identificar la necesidad de un trato personal, el respeto nunca debería ser unidireccional; los letrados, los sacerdotes, los especialistas en la Torá tienen que mostrarse servidores y no patrones.

 

Los abusos se re-marcan ahora para evitar que los líderes, jefes, gobernantes impongan leyes injustas, no vivan lo que legislan, violenten contra la dignidad de las personas. Usan la ley para intentar controlar la organización y el actuar de las personas, “de acuerdo a la ley tú debes hacer o ser así…”. “la ley manda, tú que dices”, tirar la primera piedra, “yo tampoco te condeno, no vuelvas a pecar”.

 

Por ejemplo, la corrupción es un abuso de la ley, usan su poder para sus propios beneficios. La discriminación abusa de la ley de igualdad. El uso excesivo de la fuerza es un abuso de la ley que podría desembocar en violación de los Derechos Humanos. Los falsos testimonios que abusan contra el derecho a la buena fama y la presunción de inocencia.

 

Los abusos en general demuestran cobardía, maldad, estrechez mental, baja autoestima. Naturalmente, no es legal, ni menos se encuadra en el carisma del trato personal de Jesucristo con cada ser humano. La propuesta de Jesús es: que todos seamos iguales porque el Maestro, el Salvador, el Señor, el Padre está en el cielo; que seamos servidores, humildes y con la mirada en la fortaleza de la fe, la esperanza y la caridad. Podrán usar mal la ley para castigar, pero no la libertad, el amor, la justicia en el ámbito privado del ser humano y su libre albedrío.

 

Palabra del papa Francisco

Jesús denuncia abiertamente algunos comportamientos negativos de los escribas y de algunos fariseos: «quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas» (v. 6-7). 

Después Jesús les da mandatos a sus discípulos: «no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro, y vosotros sois todos hermanos. […] Ni tampoco os dejéis llamar “Directores”, porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor» (vv. 8-11).

Nosotros discípulos de Jesús no debemos buscar título de honor, de autoridad o de supremacía. Yo os digo que a mí personalmente me duele ver a personas que psicológicamente viven corriendo detrás de la vanidad de las condecoraciones. Nosotros, discípulos de Jesús, no debemos hacer esto, ya que entre nosotros debe haber una actitud sencilla y fraterna. 

Todos somos hermanos y no debemos de ninguna manera dominar a los otros y mirarlos desde arriba. No. Todos somos hermanos. Si hemos recibido cualidades del Padre celeste, debemos ponerlas al servicio de los hermanos, y no aprovecharnos para nuestra satisfacción e interés personal. No debemos considerarnos superiores a los otros; la modestia es esencial para una existencia que quiere ser conforme a la enseñanza de Jesús, que es manso y humilde de corazón y ha venido no para ser servido sino para servir. 

Que la Virgen María, «humilde y alta más que otra criatura» (Dante, Paraíso, XXXIII, 2), nos ayude, con su materna intercesión, a rehuir del orgullo y de la vanidad, y a ser mansos y dóciles al amor que viene de Dios, para el servicio de nuestros hermanos y para su alegría, que será también la nuestra.

(Papa Francisco, ángelus, 5 de noviembre de 2017)

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:

«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


Pintura 🎨

The Inspiration of Saint Matthew by Caravaggio

Al igual que los otros evangelistas, Mateo aparece a menudo en el arte cristiano. Su atributo particular es un hombre alado, en alusión al tetramorfos del profeta Ezequiel (Ez 1,10; cf. Ap 4,7) tan común en la representación de los evangelistas. Destacan sobre todo las pinturas realizadas por Caravaggio para la iglesia de San Luis de los Franceses (Capilla Contarelli), en Roma.

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