Domingo de Pentecostés (B): Jesús sopla su Espíritu sobre sus discípulos

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

«Recibid el Espíritu Santo; 

a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos»

 

Domingo de Pentecostés es la fiesta del Espíritu Santo. Dios sopla como en una nueva creación para renovar, para vivir digna y verdaderamente.

Pentecostés

Maino Pentecostés, 1620-1625. Museo del Prado


Domingo de Pentecostés

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)


El Espíritu Santo lo renueva todo

Desde la creación hasta la actualidad el Espíritu Santo es universal, para todos los pueblos, todos los seres humanos. Traspasa fronteras, renueva corazones, conforta familias, y supera nacionalismos y prejuicios referidos si somos o no hijos de Dios. En todo momento lo somos, y ello se convierte en un acontecimiento importante para el corazón y alegría de cada persona.

 

Significa que Dios conduce nuestra vida por medio del Espíritu Santo. Entonces, cada vida, idioma y raza pertenece al mismo Espíritu. Por este motivo, llega la oportunidad de compartir y unirnos. Este es el proyecto que tiene Dios para que podamos llegar a la santidad, salirse de este camino salvífico es perder el sentido.

 

El Espíritu Santo para vivir la vida

Nuestra vida es asaltada por la tristeza, el miedo, la insatisfacción. Tristeza y decepción. Decepción y poca confianza. Desconfianza y aislamiento. El tip para vivir la vida es tener la sagacidad para identificar la tristeza que llega como algarabía, el miedo que llega como seguridad, la insipidez de la vida que llegó como felicidad.

 

Pero la vida en el Espíritu Santo y de acuerdo al Evangelio es más que un aislamiento personal, o un rechinar de dientes. La gran propuesta es el amor, la alegría, la esperanza, la capacidad de transformación de nuestros corazones gracias a la presencia del Espíritu.

 

El Espíritu Santo de la verdad

La verdad de mi corazón ante Dios. La verdad que trae Dios para mí. Te trae un defensor, alguien que procure algo más trascendente y auténtico que una norma o una ley. Él te va entrenando y cuidando. Es una verdad que Jesús ha comunicado a sus discípulos. Llega a cada uno desde el mismo corazón de Dios que está vivo y promete estar presente más allá de la eternidad.

 

En Pentecostés se revela así la auténtica vida, el Espíritu acompaña en la renovación de nuestro interior, en unas decisiones dignas, en una luz del sentido de la existencia, en un camino de auténtica vida, más allá de la resurrección. Pentecostés muestra al resucitado enviando a sus discípulos a enseñar esta gran verdad del Evangelio, no una norma para cumplir, sino un estilo de vida verdadera ante Dios.

 

Palabra del papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, este es el milagro de hoy. Tomar hombres cobardes con miedo y hacerlos valientes. Tomar hombres y mujeres de todas las culturas y hacerlos, hacer una unidad de todos, hacer la Iglesia, tomar a esta gente y no hacerlos iguales. ¿Qué hace el Espíritu? -La última-: "El Espíritu crea armonía". Todos juntos: "El Espíritu crea armonía". Ahora cada uno de nosotros, piense cada uno en su vida. Todos necesitamos de la armonía. Todos necesitamos que el Espíritu Santo nos dé armonía en nuestra alma, en la familia, en la ciudad, en el lugar de trabajo. Lo contrario de la armonía es la guerra, es luchar uno contra otro. Y cuando se hace la guerra, cuando se lucha uno contra otro, ¿esto lo hace el Espíritu, sí o no? No. Un poco más fuerte. No. Esto no. El Espíritu hace la armonía. Y con los apóstoles, el día que vino, estaba la Virgen María. Pidámosle a ella que nos dé la gracia del Espíritu Santo, que ella como madre nos enseñe a recibir al Espíritu Santo. Gracias.


(Homilía, vigilia de Pentecostés 2024)

 

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».


Maino Pentecostés, 1620-1625. Museo del Prado

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