XXIX Domingo del tiempo ordinario (B): "Servidores en la Iglesia: El Sacerdocio como Servicio y no una Carrera de Poder"
"El que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos"
El camino del amor es siempre «con pérdida», porque amar significa dejar a parte el egoísmo, la autorreferencialidad, para servir a los demás. Jesús se da cuenta de que los otros diez Apóstoles se enfadan con Santiago y Juan, demostrando así que tienen la misma mentalidad mundana.
Langenzenn ( Bavaria / Frankonia ). City church - Altar of the Holy Kinship ( 1508 ). Zebedaeus and his wife Maria Salome with their children Saint John the Evangelist and Saint James the Greater.
XXIX Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)
Servidores y no carreras eclesiásticas
Con frecuencia preguntan a un sacerdote si está haciendo carrera, si estudiará para ser obispo o cardenal. Existen muchas carreras profesionales, símiles o falaces imágenes de la administración pública. Por ejemplo, los abogados quieren tener un cargo en el Poder Judicial; los médicos buscan ascender en sus puestos administrativos; los policías también buscan tener altos grados, incluso tienen los grados de honor cuando sufren la muerte. Entonces, parece razonable la pregunta planteada a un religioso o a un sacerdote, es como si el desarrollo humano, espiritual, intelectual estarían necesariamente unidos al administrativo.
Sin embargo, el sacerdote ha elegido un estado de vida, lo importante es vivirlo a flote, parecerse cada vez más a Cristo. Los nombramientos de un obispo o cardenal no dejan de ser humanos, con estrategias pastorales, o por consultas secretas buscando su idoneidad, normalmente todo sacerdote podría ser ordenado obispo. ¿Los obispos son los altos jefes de una empresa internacional o los más inteligentes del planeta? En esta vía, si se les clasifica entre los cargos de “poder” se le quita su naturaleza de “servicio”. El servicio es una gracia de Dios, el poder podría ser la contaminación de dicha gracia y de lo que contiene la teología del sacerdocio.
Hacia 1374, Santa Catalina de Siena respondió a una carta de Gérard du Puy, Abad de Marmutiers, sobrino del Papa Gregorio XI, para pedirle que el Papa abra los ojos, no se preocupe tanto por sus amigos, y deje la blandura porque la exagerada indulgencia se ha convertido en raíz de corrupción. Decía que muchos son “lobos que trafican con la gracia divina” y tienen tres vicios repugnantes: la avaricia, la lujuria y la soberbia. (Sigrid Undset, Santa Catalina de Siena, p. 146).
"Este deseo por el poder y la gloria muestra la tentación humana de buscar el prestigio y la autoridad en lugar del verdadero espíritu del discipulado, que es el servicio. Es un reflejo de la lucha interna que todo creyente enfrenta entre el deseo de grandeza personal y la llamada a la humildad".
La meta es el servicio no la esclavitud
La propuesta del camino a la gloria sin poder pasa también por un anhelo humano. Como seres humanos estamos tentados por el poder; justamente el sínodo trata de despercudir el sentido clericalista de los ministerios. El abuso de poder puede escandalizar a los pequeños en la fe. Por ello, el caminar juntos se trata de avanzar a la misma meta. En la propuesta de Santiago y Juan se ve claramente que Jesús camina a Jerusalén y ellos están pensando cómo ser merecedores del confort futuro, un logro en su carrera de discípulo. Jesús camina a la cruz y ellos piensan en sentarse en los tronos de la grandeza y el poder.
Los hijos de Zebedeo prometen acompañarlo hasta el final, pero en la cruz Jesús solo es acompañado por dos bandidos. En la meta, al final, son momentos decisivos en que prometes seguir a Dios y terminas escapando. La clave está en el amor de Dios, siempre al servicio del hombre, dotándolo de inteligencia y libertad. El Dios del servicio es el de la gloria, es el verdadero. Pero, los hombres y mujeres también tenemos a los poderosos, que buscan dominar todo, desde la conciencia hasta las acciones. Esta es la patología del poder seducido por el dinero, busca dominar, esclavizar voces amplificadoras del chantaje, no interesa lo justo ni el sentido humano.
¿Cuántas veces buscamos el reconocimiento, el poder o los privilegios, incluso en nuestros roles como cristianos? Jesús nos invita a dejar de lado esos deseos y a seguir su ejemplo de humildad y servicio. En lugar de buscar los primeros puestos, debemos buscar oportunidades para servir a los demás.
Palabra del papa Francisco
El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra la enfermedad de la búsqueda de los primeros puestos; es la medicina para los arribistas, esta búsqueda de los primeros puestos, que infecta muchos contextos humanos y no perdona tampoco a los cristianos, al pueblo de Dios, ni tampoco a la jerarquía eclesiástica. Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como un llamado a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez. Que la Virgen María, que se adhirió plenamente y humildemente a la voluntad de Dios, nos ayude a seguir a Jesús con alegría en el camino del servicio, el camino maestro que lleva al Cielo.
(Ángelus, 21 de octubre de 2018)
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 35-45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».
Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?».
Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron:
«Podemos».
Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».
https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/20-10-2024/lecturas/
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