XXVIII Domingo del tiempo ordinario (B): "El Joven Rico y la Vida Eterna, Reflexión sobre el Desprendimiento y la Gracia"
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo»
XXVIII Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)
¿Qué joven no aspira a ser rico? “Tiren la primera piedra”. Vivimos en una cultura del reciclaje, en la cual usar y tirar es el lujo de los ricos. Por ello, muchos jóvenes presumen de ricos en las redes sociales. Es conocida la frase: "quien tiene plata habla como quiere, come… , viste… roba … "
El joven rico tiene los méritos ideales para su tiempo y el nuestro: posee bienes materiales y morales. Solo le falta descifrar el camino a la vida eterna. Entonces, decide acercarse a Jesús y plantearle su duda: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” . Y la respuesta de Jesús, lo desarmó al joven rico y a también a nosotros: Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: “Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme”.
1. Joven eterno, vida eterna. Retornar a la fuente de todos los bienes
La pregunta del "Joven rico" no parece relacionarse con la preocupación de un joven de 18 años, quizá ni con la del de 30. La flor de la juventud aleja la preocupación por la muerte o por lo que exista después de la misma. Esta etapa se caracteriza por la duda sobre el punto medio entre ser autosuficiente o discípulo, libre u obediente. Si al final este joven hubiese escuchado la respuesta completa de Jesús, que los seguidores reciben todo multiplicado por mil, su respuesta pudo ser más clara.
En cierta forma, este joven ya tiene la abundancia que este mundo le puede ofrecer; vive y saborea los privilegios de su riqueza. Esta abundancia le ha planteado intuiciones profundas en su propia existencia. La vida cotidiana le ha llevado a vivir para sí, al margen de los suyos, en la superficie de las cosas, los placeres con mínimas satisfacciones. En el fondo de su corazón existe una aguda intuición de que esta abundancia no es la verdadera riqueza, tiene una sed que no calma en el torrente de agua, necesita saber más sobre una idea de vida eterna, o al menos arañar evidencias de su existencia.
¿por qué al joven rico no descubre el secreto de la vida eterna? Si la Samaritana descubrió con Jesús la pasión por la verdad; María Magdalena, el gran amor; Mateo, el verdadero servicio; Zaqueo, la justicia a favor de los pobres, etc. ¿Por qué Jesús no le responde con los aplausos motivadores de un maestro?
Jesús le remite al sentido de la vida, le muestra el centro de la vida en Dios y no en la acumulación de riquezas. Ha llegado a su vida una crisis de identidad ¿quién soy?, "el joven rico" o "el hijo De Dios". Entonces ¿Qué hacer? Sin duda tiene una estrategia, se arrodilla como un discípulo y plantea la pregunta directamente al Maestro. La Biblia muestra muchos ejemplos de preguntas maliciosas planteadas a Jesús por sus detractores, todas ellas fueron siempre respondidas de manera personal y pedagógica.
2. Pasos tristes, respuestas radicales. Pasar del “mérito” al “don”
El mérito del joven rico se centra en el vértigo del flujo económico y tener las cuentas en verde, cuida a sus padres y está seguro de vivir una moral de acuerdo los mandamientos. El joven considera que “todo” lo ha hecho y quiere hacerlo bien, pero la corrección y la respuesta de Jesús le han desencajado, frunció el rostro y caminó triste. En ese momento, Jesús ha identificado la debilidad del joven, pues, sus muecas expresan su descontento.
En el Evangelio de Marcos, el joven es anónimo, sin nombre porque tiene tu nombre o el mío. Su marca es "rico". Su identidad es el tener, como el rico Epulón, (cfr. Lc. 16,19-31). Es triste ya ser un hombre anónimo cuando la identidad de todos es ser hijos de Dios.
Existen ricos que quieren ser anónimos porque su riqueza tiene raíces oscuras. Robaron el pan de los pobres, son promotores de la pobreza.
Las exigencias del maestro han superado sus cálculos, si creía como buen judío que su riqueza era una gran bendición ahora debe replantearla. La vida eterna existe, pero para lograrla sus méritos no bastan, su seguridad de vivir los mandamientos no basta ante el Dios que todo lo sabe.
El joven rico está decidido a actuar para tener la fórmula de la vida eterna, pero no quiere someterse a la acción de Dios. Quiere el consejo y no al consejero. El cambio de visión que le plantea Jesús le choca.
Como todo rico que quiere ganar se debe estar preguntando: ¿Venderlo todo suena a suicidio económico? ¿Repartir la riqueza entre los pobres es sostenible y soluciona los problemas? La reflexión podría cambiar siguiendo la respuesta de Jesús: el único bueno y fuente de todos los bienes es Dios (no solo mi inteligencia), la única fórmula para la vida eterna es seguir a Jesús, todo lo que doy será multiplicado por mil. Esta fórmula supera toda matemática comercial, todo nicho de ventas, todas las bolsas de valores.
El ejercicio de pasar de los méritos a la gracia, es también un llamado a los discípulos de Jesús. Pero ellos se angustian: ¿Quién podrá salvarse? En el fondo es “no podemos engañarle a Dios”.
Nos angustia que la fórmula de la auténtica vida esté de la mano de Dios. En esta historia se devela un mensaje impresionante: Dios pide lo imposible porque sólo él puede hacerlo posible. El detalle señalado por el evangelio dice mucho, “lo amó y le dijo”. Es decir, en torno al amor de Jesús es posible renunciar a las ataduras, a las seguridades, a los privilegios. El joven quiere llegar por sus propias fuerzas a la vida eterna, y Jesús le propone: "Ven y sígueme"; pero el joven pensaba lograrlo todo sin Jesús, sin Dios, sin el prójimo.
3. La vida eterna es gratis, “Ven y sígueme”
El joven rico está desencajado por las respuestas, pero debería estar alegre por los signos de amor y verdad. Está invitado a saber despojarse de las ataduras, para ser libre y seguir a Jesús. La vida eterna no gira en torno a clases económicas, el rico no lo puede comprar, ni el pobre canjear por sus sufrimientos. Gira en torno a la gracia. La vida eterna es gratis, por ello el joven rico debe aprender a vivir de la providencia divina más que de sus rentas, de la gracia de la fe más que de presumir de cumplir los mandamientos, del amor a los más débiles que de la acumulación de bienes.
Puede resultar ilógico vivir de la gracia, puede ser escandaloso que Jesús no se contente con el cumplimiento de los mandamientos, pero el joven y nosotros debemos embarcarnos en un nuevo camino hacia la vida eterna. Nuestro deseo profundo de un sentido de vida no necesita de dinero, sino de la gracia De Dios. es decir, Seguirle a Jesús es una riqueza incalculable, rico en misericordia, en relaciones, en amor, en alegría, en vida.
Palabra del papa Francisco
Abatido por estas palabras, se marchó entristecido» (Mc 10,22). No había dudado en plantear la pregunta decisiva, pero no tuvo valor para aceptar la respuesta, que es la propuesta de “desatarse” de sí mismo y de las riquezas para “atarse” a Cristo, para caminar con Él y descubrir la verdadera felicidad.
Mensaje a los jóvenes, Medjugorje, 29 de junio de 2021.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 17-30
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús le contestó:
«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».
Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
Pedro se puso a decirle:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna».
Pintura: 🎨
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