La transfiguración


“Éste es mi Hijo, el escogido, escúchenlo”


Hoy subimos al monte, pues sólo desde la oración podemos descubrir el ser divino, lo profundo de Jesús. Esta experiencia espiritual revoluciona la vida, por ejemplo, Abraham, un patriarca (1200 a.C,) cambia del politeísmo al monoteísmo. Además tiene dos hijos Isaac e Ismael considerados como las raíces de los judíos y de los árabes. Es decir, La experiencia espiritual permite una comunicación cercana y cálida con Dios y, por tanto, una fe sólida que supera todas las pruebas.

En el desierto Jesús estaba orando y superando tentaciones, hoy también ora en la montaña (parece ser el monte Tabor 588 msnm) junto a Pedro, Juan y Santiago, considerados como “columnas de la iglesia” (Cf. Gal 2,9). Pues la experiencia de la oración personal y comunitaria es alimento para el caminar de la iglesia. Los discípulos viven algo inesperado, esto sólo puede suceder en otra dimensión: la revelación divina.

Jesús, antes de subir al monte les dijo a sus discípulos que lo iban a condenar a muerte y que resucitaría al tercer día (Lc 9,22), les exhortó a tomar su cruz y estar dispuestos a entregar su vida. Ante las noticias no sean del agrado, les lleva a l monte, donde se manifiesta su gloria, les hace ver de manera luminosa su resurrección, y mediante las figuras de Moisés y Elías (la ley y los profetas) les hace entender que en Él se cumplen las promesas del anuncio de un salvador.

Para confirmar que Jesús es Dios, Yahvé dice: “Éste es mi Hijo, el escogido, escúchenlo”. Es decir, escuchar la Palabra de Jesús es dejarse guiar hacia la contemplación del misterio de la transfiguración del Señor: “Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso”.

Tenemos un objetivo: ser felices, pero no solos, sino con Jesús. No desfiguremos el rostro de Jesús, no dejemos que el sueño nos prive de la luz, que el miedo nos estanque en la comodidad. Permitamos que Dios nos ame, oremos, busquemos la vida divina.

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