"Tenemos el Espíritu que viene de Dios y lo sabemos todo en Cristo"
Este año se fue. El tiempo se lleva la acción y la omisión; las carcajadas y los llantos (internos y externos); las células y espero no las neuronas (¿se renuevan?). Lo aprendido y lo olvidado. Algo no debe morir: el amor.
Cómo no recordar a los que se han ido: la abuela, el primo y algunos vecinos. Dios los tenga en su Reino.
Profundamente extraño a quienes están lejos, no cambia el amor, no me dejen de amar.
Sin querer es tiempo de balances, de estadísticas, de inventarios. Son buenos para saber lo que tenemos, qué hemos perdido, cómo lo hemos ganado.
No sumar errores, sino aciertos. Restar juzgamientos. Dividir todo para que reluzca la generosidad. Multiplicar posibilidades, oportunidades, fuerzas, amistades,…
No tenemos otra vida para servir, entregarnos, amar, saborear, conocer, mirar, contemplar,… La eterna será la plenitud pero si no gozamos de las pruebas temporales tampoco tendremos las eternas.
Sólo el hombre ha recibido de Dios la capacidad de vivir en gracia y verdad. Dios lo da todo. Aprovechemos su bondad para que el próximo año no lo dejemos ir, ni que sea un intruso en la navidad, menos un desconocido en la fiesta de su nacimiento.
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